La primera persona a la que Theo acudió tan pronto como se liberó de la sofocante presión social que le impusieron los padres de su novia, fue a Emil Lindgreen, su mejor amigo, la persona que mejor lo conocía en el mundo. Cabe destacar que además de sentirse liberado, estaba feliz y mucho. Por primera vez sintió que podía amar a Ylva tanto como él quisiera.
Tan pronto en como dejó el auto del señor Lie, pensó en correr a casa de los Lindgreen y entrar gritando “¡Lo saben! ¡Ya no tiene caso esconder mi amor por la hermosa Ylva!”, sin embargo, la prudencia que los ojos del señor y la señora Lindgreen, desde lejos, le hicieron tener, lo llevó a caminar con decencia hacia su hogar.
Le envió el mensaje expresándole “Los padres de Ylva saben de lo nuestro” y no fue contestado, ni leído durante la primera hora, ni la segunda o tan siquiera la tercera. Su amigo estaba tan ocupado con su pareja que olvidó la existencia del dispositivo hasta llegar a su casa y eso después de que hiciera todo lo que su madre le ordenó hacer. Tras leerlo, se sintió meramente feliz por su amigo.
“¡No puedo creer que sus padres aceptaran la relación!”
Aquel mensaje fue leído en un cuarto de minuto y la respuesta se aproximó.
“Lo sé, viejo. Están en proceso de aceptarme y mientras tanto no le han ordenado a Ylva cortar conmigo. Incluso me subieron a su auto para conversar sobre lo nuestro.”
“Santo señor.”
“¿Verdad? Voy un paso adelante. Jaja.”
“No vayas a echarlo a perder con tu humor, ellos no te van a pasar la primera.”
“No bromeo con ella como lo hago con ustedes. ¿Qué te hace pensar que bromearé con sus padres?”
“Ah… No lo sé.”
“¿Y tú qué hiciste el día de hoy? ¿Alguna chica se te declaró o tú le declaraste tu amor a una chica?”
Titubeó. Pensó en la conversación que tuvo con Niels antes de la despedida y seguido, de los temores e inseguridades que le acompañaron. ¿Era prudente decirle la verdad a su amigo? Después del todo, Theo era Theo y cuando hablaban de algo serio, él respetaba como nadie. No le diría nada. Sabiendo esto, ¿por qué temía decirle? Tal vez porque sentiría que habría algo raro en su amistad después del todo, que ya no lo vería como mi mejor amigo, Milo, sino como el novio de Niels. La relación romántica que ahora tenía, era comprometedora, por tanto, tarde o temprano Theo se iba a enterar, de la buena forma o de la mala forma. No quedaba otra salida más que decirle la verdad, dejar sus miedos de ser juzgado por una de las personas más importantes de su vida.
“Algo así”
“…
¡TIENES QUE DECIRME!”
“¿Tan pronto?” pensó Emil y la marea de miedo comenzó a ahogarlo. No podía ser en ese momento.
“Sería más interesante si te lo digo en persona. Además, también quiero escuchar en persona tu aventura con mis tíos.”
“¡Más vale que llegues temprano a la escuela!”
Acababa de cometer un acto demasiado atrevido a comparación de la decisión que tomó hacía poco tiempo. De negarse por completo a expresarle a alguien (que no fuese Ylva) que salía con Niels, pasó a aventurarse y tomar el valor para decírselo a su mejor amigo. Hacía un momento que pensó en no querer ser conocido como el novio de Niels y ese pensamiento volvió a su cabeza, para preguntarse “¿me avergüenzo de la relación que tengo con Niels?”, claramente no le daba vergüenza demostrarle a él su amor, sin embargo… ¿podía apenarle mostrarle al mundo su amor por él? ¿Esto lo convertía en un novio miserable? Tal vez ni siquiera merecía el amor de Niels.
¿Pero por qué de repente empezaba a dudar de todo? De si estaba bien lo que hacía; de si estaba bien ocultarlo por tanto tiempo; de si estaba bien haber tenido esa conversación con Niels o haber aceptado la cita de hoy; de haber salido con él; de amarlo. Estaba tan confundido y tal vez arrepentido del presente, que su mente se nubló. Tal vez lo mejor era terminar con todo.
A nada de querer detener el huracán de inseguridades que se alojaba en su interior, tomó su teléfono, con el propósito de pedirle a Niels verlo en su ventana a media noche, encarar su relación y darle un final. La conversación empezó igual de ordinaria que casi cualquier otra que tenían cualquier día de la semana, no obstante, el ambiente del chat cambió por completo gracias a Niels. Le agradeció desde el alma que compartiera su día con él. Confesó que se sintió más feliz que el día en el que actuaron en la obra de teatro de Literatura; que se sentía afortunado por lo que hasta ahora tenían entre los dos, a pesar de que fuera secreto. Admitió que lo hizo sentir acompañado y que esa sensación seguramente seguiría ahí por gran tiempo. Eso fue suficiente para acomodar las ideas de Emil y enterrar sus inseguridades. Él también consideró ese día mejor que el de la obra de teatro; y también se consideraba afortunado por la felicidad que su relación le traía. No había motivos para terminarla, pero sí para mostrarla a sus amigos por el momento. Terminó con el primer Te amo que ambos se dijeron.
Aunque Emil llegó temprano el martes, Theo optó por esperar a los demás para contarles sobre su relación. No le importó que el profesor de Psicología llegara temprano (incluso antes que los Seppanen), él habló como si fuera dueño del salón y con una actitud única. Les contó todo, lo actuó y todo. Todos sus amigos estuvieron sorprendidos y dejaron escapar alguna que otra risilla en la anécdota. Fue tan interesante que el profesor le bajó un punto por no dejar dar la clase en paz y por causar un alboroto, porque sí, los alumnos ajenos a su grupo de amigos también le hicieron fiesta.