Nadie te amo como yo

Capítulo 3

A la mañana siguiente Layla despertó antes que Toru. Aún desnuda se levantó y se dio una ducha rápida. La noche pasada fue vergonzosa, debió saber que dolería pero él no parecía decepcionado al contrario de ella que sentía que en cualquier momento le reclamaría algo. Cuando regreso a la habitación, Toru ya había tendido la cama, le dio un beso y se fue a dar un baño. Ella estaba desconcertada. No se veía decepcionado y pensó por un microsegundo que ella ya estaba bailando en la mano de ese chico.

Ese día quería hacer turismo por un distrito y pensaba viajar en tren, cuando lo menciono no esperaba que Toru se ofreciera cómo guía.

— ¿Estás molesto? — pregunto

— No... Pudiste mencionar que era la primera vez, lo lamento si fue rudo y espero no haberte lastimado.

Layla lo miro. No fue eso. Toru fue gentil pero y si le hablaba de ese padecimiento, ¿y la rechazaba? Después del almuerzo, se cambiaron y salieron de casa. No le pareció extraño que él tuviera que usar gorra, lentes oscuros y cubre bocas pensando que solo quería cubrirse del sol pero no dejaban de mirarlo. Ella lo tomo del brazo e iban platicando sobre los lugares que visitarían ese día.

Layla y tenía listo cierto trayecto sin levantar ninguna sospecha, no quería que el pensara que estaba loca. A lo largo de su trayecto vio que al menos unas tres o cuatro personas les tomaron fotos, incluso Toru insistió en cubrir su cara acercándola a él. Ella no entendía porque hacía eso.

Cuando bajaron en su estación, ella lo tomo de la mano buscando una manera de salir. Estar en una metrópoli era excitante, nunca había visto nada igual, una combinación entre antigüedad y época contemporánea. Tomaba fotos a todo lo que le gustaba olvidando su objetivo principal así como el hecho de que iba acompañada. Toru iba detrás de ella, también tomándole fotos discretamente.

Él era solo un joven de 14 años también fue imprudente al decirle a su familia lo que realmente quería, después de seis años, mostró cierta rebeldía y sin pensar en las consecuencias, regreso con el bebé sin decirle a nadie lo que había sucedido o con quien lo tuvo y si no fuera por su hermano, sus padres no le habrían abierto la puerta nuevamente.

Layla noto que su acompañante tenía una mirada ligeramente hostil que nadie se le acercaba. Le sonrió y le pidió que la llevara a un café bonito. Toru la tomo de la mano y caminaron a un lugar donde vendían té y wagashi; Layla comió encantada.

Toru la miraba y no podía creer que una mujer como ella ignorar todo lo que él era en ese país.

— Di "Ahhh" — pidió ella.

¿Qué?

— ¿No? Bueno...— dijo alejando la cucharita, Toru abrió un poco la boca y ella lo alimento, no sabía que esos postres podían ser tan ricos. — Está rico ¿verdad?

— Delicioso...— sonrió. Le daba vergüenza si pero no importaba si con ella podía actuar como tonto.

Cuando regresaron a casa, Toru fue avisado por su hermano que Kakeru se volvería a quedar con ellos pues estaba haciendo un regalo para Layla. Toru se sorprendió y dijo que estaba de acuerdo.

Cenaron lo que el preparo y después de darse un baño, Toru la llevo directamente a la cama. Layla ya estaba mentalizada, había cosas que no podía cambiar del tipo de relación que deseo tener pero esa noche juntos solo la podía describir con una palabra.

Magnífico.

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Al día siguiente, Toru le dijo que saldría a atender unos negocios y después recogería a su hijo. Si ella quería era libre de explorar la casa o salir a pasear.

Layla se cambió de inmediato y  tomo un taxi hacia cierta dirección. Recordaba vagamente que en su sueño, dicha cafetería estaba en la esquina de una cuadra, rodeada de hojas y árboles escondiendo unos escalones. El camino fue lo largo pero cuando llegó, no era nada similar a lo que había visto en sus sueños. El lugar que había soñado, en realidad, hizo muchas remodelaciones, sin embargo ya había llegado hasta allí y quiso probar el menú.

Al entrar había un lugar muy iluminado y pidió un café con un pastel de matcha. Al comer, su mente le jugaba malas pasadas al recordar la cara de ese chico mientras estaban en la cama. Su cara se puso tan roja que la empleada le pregunto si estaba bien, avergonzada le dijo que si y terminó rápido su pastel antes de irse.

Camino por los alrededores, tomando fotos y entrando a varios locales, en uno de ellos estaban las notas de entretenimiento en las cuales decían que la famosa cantante Violeta acababa de aterrizar en el aeropuerto internacional. Intento ignorar esa noticias pero no lo logro y comenzó a sentirse nerviosa de encontrarse con ella. Le dolió tanto el estómago que tuvo que buscar un lugar por sentarse.

Ella estaba recorriendo la ciudad, mientras Toru fue a la oficina de Taro. Todas las empleadas suspiraban al verlo pasar junto a ellas, incluso mencionaban que su expresión seria las excitaba. Toru lo escucho y quería salir de alli lo más rápido posible, no sabía que tenía tantas acosadoras.

Entro a la oficina donde Taro estaba ocupado leyendo algunos informes.

— Vine, ¿para qué me quieres? — pregunto al sentarse




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