Nadie te amo como yo

Capítulo 5

Violeta caminaba al altar. El vestido Haute Couture que escogió le venía como guante, dejando sus hermosas curvas para presumir. Podía sentir las miradas sobre ella, la hacían pensar que estaba en el cielo de la felicidad. Nunca había estado tan feliz, tendría todo el dinero que soñaba y dejaría es carrera musical que solo le daba dinero para las cosas más básicas, necesitaba mejores ingresos pero no, el matrimonio era la mejor solución.

Al llegar al frente del sacerdote, Toru la miro y le puso el anillo — Está ceremonia se acabó — dijo mirando a su madre. Ni votos, ni palabras dulces... nada. Toru la dejo atrás, quería dejarla claro a todos que él no pidió esa unión. Taro estaba riéndose mientras cubría su boca... su hermano aún tenía el descaro de burlarse de su madre. Violeta sonrió y agradeció la presencia de todos diciendo que la ceremonia era solo una formalidad pues ya habían llevado el registro al ministerio civil.

La anciana sonrió con ella y pasaron a saludar a los invitados... si Toru no aparecía para el banquete jamás volvería a ver a su hijo Kakeru.

Toru subió a su auto, se quitó los guantes y el moño;  manejo a la cafetería donde llevo a Layla la primera vez que salieron. Después de que Stan le dio un silencio sepulcral, se dedicó a investigar un poco sobre ella pero no había mucha información salvo su médico de cabecera. No sabía nada de su familia o que estaba pasando con ella pero no dudaba que la extrañaba. Pensó que quizás creyó ciegamente lo que dijo una desconocida sin saber nada de nada, mirando a su alrededor, la reconoció al frente de una tienda.

Bajo del auto de inmediato y se lanzó directo a esa chica, besándola hasta que necesito respirar. La miro... le gustaba esa mirada.

— ¿Podemos hablar? —

— ¿Cómo me reconociste? — pregunto aturdida por el beso repentino.

Toru sonrió y bajo la voz — conozco todo de ti — susurro.

Layla dejo su lugar, aún era bastante tonta para querer verlo y al mismo tiempo bastante humana para poder escuchar sus excusas. Después de ese conflicto había cortado su cabello un poco más de lo deseado esperando a que cuando tomara su viaje de regreso, ese corte mejorará a la vista.

Se sentaron en un cafetería, el pidió dos lattes y no dijo nada hasta que el café se enfrió. Layla lo miraba, parecía algo agotado. Ella esperaba que le hablara sobre su comportamiento anterior o sobre cosas de su familia que ella ignoraba. Toru quería hablarle sobre cómo se casó con una extraña, como los negocios de su familia estaban casi por el suelo y como creyó en las mentiras de una extraña.

— Perdóname — fue lo único que dijo cuándo el café lo calentaron por quinta vez. — No estaba pensando... Layla... me dijeron que te hiciste una cirugía de reasignación de sexo... tenía que comprobarlo pero mi manera de atacarte no fue la mejor así que te lastime sin querer, de verdad perdóname.

— ¿Y crees que esas palabras borrarán lo que hiciste? — Contesto — Mira, en realidad no nos conocemos así que no me debes ninguna explicación. Vine aquí solo por un viaje recreativo pero no me imaginé estar contigo de ninguna manera... — tomo aire — te entregué todo pero solo gane desconfianza.

— Dame otra oportunidad — pidió. Los demás clientes del lugar lo miraban con curiosidad. Layla no sabía por qué y antes de contestar lo miro. Toru no era malo pero seguramente vivió rodeado de mentiras que lo hacen desconfiar de todo y dudar de todo.

— No puedo hacer eso...— contesto al final — nuestra relación solo era física... una aventura de una noche  — le dijo mientras se mordía la lengua. Toru tenía los ojos cristalinos como si se aguantará las ganas de llorar. Estaba dispuesto a seguir su juego si era lo que ella deseaba.

— De acuerdo... vamos...— dijo tomándola de la mano ganando las miradas de todos. La subió al auto y fueron a un hotel que Toru sabía pertenecía a la familia de Stan.

Esa noche, Toru hizo que Layla se derritiera en sus brazos mientras en su noche de bodas, la novia estaba esperándolo en su nueva casa.

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Layla solo buscaba pretextos para retrasar su vuelo.

 

Siempre atendía las llamadas de Toru para verse en la noche y bueno, sentía que eso era muy vacío, ni siquiera se había atrevido a preguntar por Kakeru. Toru comía en casa con su madre, Taro y Violeta pero solo eso. Taro regreso a su puesto de Director General.

La mujer encontraba algo extraño en su hijo justo después de que Violeta le confesara entre lágrimas que él nunca ha visitado su nueva casa. La vida elegante que deseaba comenzaba por asistir a eventos sociales y caritativos que solían ser atendidos por Kin'u. No esperaba que ella muriera repentinamente haciendo su vida imposible. La vieja y Taro regalaban mucho el dinero que le daban mientras que Toru dormía en una habitación de hotel.

En ese tiempo, no pregunto por Stan pensando que solo estaba haciéndole la ley del hielo hasta que Sasha lo llamo diciéndole que Stan quería verlo. Lo encontró extraño y fue casi de inmediato. Le dijo a Layla que tardaría en llegar pero a ella no le importó pues estaba en un tour turístico.

Le pareció extraño que al llegar a la casa no viera el auto que le regaló a su amigo cuando vendió más de un millar de CD en una noche. Sasha abrió la puerta y al verlo sonriendo en una silla de ruedas se dio cuenta que fue tan estúpido como para no visitarlo en las últimas semanas.




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