Nadie te amo como yo

Capítulo 10

¿Es el tercer año después de separarnos...?  Cree ella

Muchas veces no sabía cómo transcurrían los días. Encontraba extraño el hecho de que ella y Leo ya habían pasado la fase de la luna de miel y comenzó ver ciertos defectos en él; entre ellos que volvía a fumar. En general no le molestaba pero quería estar lo más sana posible pero con él a su lado ya no era posible.

Cierto día, tuvo una consulta con el doctor Morgan. Él le explicaba que encontraron una donante compatible y la cirugía podían hacerla en menos de un mes. Layla se vio tentada a aceptar de inmediato pero debía discutirlo con Leo.

— Layla, entiendes ¿que debes responder el día de hoy? — le recordó al ver su indecisión.

— Si... pero puede haber más donantes ¿verdad? — pregunto ilusionada pero el médico negó con la cabeza.

— Layla como bien sabes, el trasplante que necesitas no es común. Muchas mujeres mueren al año pero hay muchas otras que deciden donar sus órganos y los médicos hacen buen uso de ellos, los órganos prioritarios.  Igual hay otras que deciden no donar. ¿Lo entiendes? Es indispensable tener un donante vivo por el tiempo limitado de la vida de dicho órgano fuera del cuerpo humano. — explicó de nuevo.

Layla se mordió los labios y apretó los puños.

— Entonces lo rechazo...— dijo con lágrimas en los ojos — tengo que discutirlo todavía con mi marido y la boda de mi padre es la siguiente semana. Sé que es algo que he pedido por mucho tiempo pero también tengo planes con mi marido y mi padre…

— El señor Evans entenderá... estoy seguro

— No... Ya decidí. — dijo sin mirarlo y salió del consultorio.

Condujo de vuelta a casa y lloro en el auto hasta que sintió que el frío y falta de energía la iba a castigar por quedarse afuera. Leo llegó una hora más tarde y fue directo a la cama sin cenar. Estaba más malhumorado que otros días. Ella fue detrás de él, su estado de ánimo era anormal. Últimamente distraído e irritable ante cualquier situación.

— ¿Te paso algo? — pregunto ella mirándolo

— Bueno... si consideramos que pedí permiso de nuevo para viajar a Canadá y que hay que pagar al hospital de nuevo, creo que pudo irme mejor. — comento desvistiéndose.

— Pero te dije que nosotros (papá y yo) pagamos mis consultas... Leo... tenemos que ahorrar para el futuro de nuestros hijos...— señaló

— ¿Cuáles hijos? Ni siquiera puedes quedar embarazada, no hables de un futuro improbable — reclamo. Era demasiado tarde cuando noto que no debió decir eso. Layla fue a encerrarse en el baño y lloro hasta quedarse dormida recargada contra la puerta. Su esposo Leo fue a buscar las llaves para sacarla, no debió decir tal cosa pero no sé controlo. Cuando entro, noto que sus ojos estaban muy hinchados y la cargo para llevarla a la cama.

Después de saber que la futura esposa de su suegro tendría gemelos, él considero muchas veces decirle a Layla que solicitarán alquilar un vientre pero también sabía que ella se negaba a esa posibilidad esperando un trasplante. Era la discusión de cada noche sobre decirle lo que pensaba o seguir con el plan de ella. Cada mes cuando recibía la llamada diciéndole que no había ningún donante vivo se ponía triste. Trataban de sobrellevarlo pero no era suficiente.

No sabía si llegaría el momento en el que ya no aguantará más.

Se despertó muy temprano ese día. Tomo su celular y noto que tenía un nuevo seguidor de nombre "Primera Dama", le pareció curioso así que inicio la conversación. Torpe como siempre.

 

 “¿Primera Dama? ¿En serio?”

 << ¿Qué tiene de malo?>>

 “Es raro, de casualidad ¿eres la esposa de un presidente?”

<< Para nada... pero que me dice el señor " Astronauta">>

“Siempre quise ser astronauta, es más común que " Primera Dama"

<< ¿De verdad? Bueno, supongo que el señor Astronauta está a punto de ver las estrellas>>

“Pues si te refieres al sol, si está a punto de amanecer (envía una foto)”

<< Es hermosos, aquí es casi media noche...>>

 

Platico con la primera Dama al menos una hora hasta que Layla comenzó a abrazarlo pidiendo otra cosa. Dejo su teléfono de lado y se dedicó por completo a ella. Layla durmió y cuando despertó en brazos de su marido se sintió un poco más en paz.

— ¿Que me ves Leo?

— Tus enormes pechos — contesto haciéndola reír, solo se le veía la cabeza pues estaba cubierta con la sábana. — y tus hermosos ojos.

— Gracias, gracias — y lo besó. — ¿debería prepararte el desayuno?

— No, yo haré el desayuno hoy... sabes... perdón por lo de ayer estaba algo molesto por la oficina y dije cosas... — dijo en voz baja — yo, estaba muy sensible y dije cosas que no debería, estaba fuera de lugar… perdóname.

— Leo... ¿deberíamos considerar alquilar un vientre?

Léopold no pudo contestar. Que él lo pensara y que ella lo sugiriera parecía bastante extraño. Básicamente era la solución que se negaban a probar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.