Un tremendo año común, en blanco y quizás algo vacío.
— Ava, ¿estás mejor?
— ¿A qué se refiere señorita? — pregunto desconcertada mientras cargaba las maletas.
— Bueno, estás callada... ¿segura que no quieres quedarte al lado de Fenrir?
— No, la acompañaré al viaje — contesto.
Si en un año había cambios significativos, tener una asistente personal era uno de ellos. Lisha la ayudo mucho pero no dejaba de ser asistente de su padre así que mientras estaba en Suecia, Ava demostró tener muchas habilidades como secretaria y asistente personal por lo que Layla decidió ascenderla. Se conocían desde que llegó a Suecia pero no lo suficiente como por saber que era la ex esposa de Fenrir Ivanov (gerente general ahora); fue un matrimonio breve con un hijo en común, y ahora era su acompañante viajero.
Como representante del grupo Evans tenía un viaje de negocios a Japón, no le fascinaba la idea pues en ese momento estaba en Italia haciendo una visita a la familia de Gianna y a la tumba de Roger. Un año había pasado y parecía olvidar los buenos momentos que pasó junto a él.
— ¿Señorita? Le recordaré su agenda
— Puedes decirme Layla...— la corrigió de nuevo
— Lo sé pero quiero decirle señorita — contesto — hoy tiene una comida con el señor Taro Hase y la noche libre.
— Genial porque quiero dormir y ¿mañana?
— Un almuerzo con el señor Aoi sobre establecer una sucursal de Evans en este país. Su padre quiere que la rechazara sutilmente.
— Entendido... entonces vamos al hotel — le dijo.
Un año parece mucho tiempo.
Después de aceptar que Roger no iba a ir por ella solo porque lo pidiera, con ayuda de su médico psiquiatra y su médico de toda la vida, el doctor Morgan, casi comenzó de nuevo. Seguía un régimen alimenticio nuevo y ejercicio estricto para convertir su vida en algo más saludable que no diera espacio a pensar cosas innecesarias. Layla se sentía mejor pero a menudo pensaba que ahora que su cuerpo estaba completo no dejaba de meditar si debería abogar por ser madre soltera o darse una nueva oportunidad en el amor.
— Ava... ¿te molesta que Lisha se haya casado con Fenrir? —
Layla había perdido parte de su alegría usual incluso era más directa en algunos comentarios.
— No... Creo que hacen linda pareja — contesto sin reír. Evidentemente no era un tema común de conversación. — Señora, el auto nos espera.
Sucedió en una fracción de segundo, choco con un hombre que la miraba fijamente con sus ojos negros. Parecía decirle algo pero no podía entenderlo, él dio un paso hacia ella y la abrazo como si temiera que fueran a separarse. Layla estaba desconcertada, ¿acaso era común en ese aeropuerto internacional recibirla con abrazos? El chico no perdió la oportunidad de darle un beso profundo que no la dejaba respirar, podía sentir como sus lenguas estaban jugando sin que ella pudiera detenerlo.
No, claro que podía.
Lo empujó y le dio un puñetazo en la cara haciéndole sangrar la nariz. Al chico se le acercó sus dos acompañantes que no daban crédito a lo que vieron.
— Papá... no vuelvas a hacer un espectáculo como ese, en serio — dijo cubriéndose los ojos. No era nada de otro mundo pero una cosa era ser participe y otra ser testigo.
— ¿Layla? ¿De verdad eres Layla? — dijo Toru limpiándose la nariz con la mano — ¿Me recuerdas?
— ¿Debo conocerte? — pregunto ella. Toru sintió como si le hubieran sacado su corazón. — En realidad, ¿nos conocemos? — El chico no reaccionó muy bien a eso.
Stan los miro, ya no sabía si intervenir o no. Ese día, solo ese día habían decidido recoger a Kakeru quien iba a visitarlos ese verano. Su último verano escolar antes de ingresar a la preparatoria.
— Layla... ¿de verdad no me recuerdas? — pregunto de nuevo Toru.
Layla miro a los tres hombres. El que estaba a la derecha del hombre que la beso no le pareció familiar ni un poco hasta que lo recordó del funeral de Roger pero jamás mantuvieron contacto. El adolescente lo conocía, a veces se enviaban mensajes y ella a veces le ayudaba con sus tareas escolares. Solo ese besador compulsivo y pervertido era el que le resultaba extraño.
— A ti no te conozco — respondió por fin — el hombre de ese pañuelo es hermano de mi... mi... y este chico.... conozco a sus abuelos... ¿eres su padre?
— Si — contesto esperanzado creyendo que se acordaría pero ella le dio una bofetada.
— No mereces ese nombre, vámonos Ava — dijo tomando su maleta. Ava se disculpó y les entrego su tarjeta de negocios para después seguir a Layla quien caminaba muy enojada.
Toru fue al baño a limpiarse la cara mientras Stan interrogaba a Kakeru. El chico le contó que se conocieron en una fiesta que ofrecieron sus abuelos en Lisboa y poco a poco fueron platicando, al ver qué no lo recordaba pensó que quizás tuvo un accidente, como en las series, que le borro parte de su memoria y creyó que era mejor mantener su identidad oculta.
Stan sabía que era tiempo. Debía confesarle a Toru lo que hizo para sabotear su investigación. Cuando regreso, le exigió la tarjeta de presentación y marco el número casi de inmediato, estaba dispuesto a localizarla aunque lo llamaran acosador.
Editado: 23.12.2022