Nana7su Tomo I - Karada: El mundo de los humanos

Capítulo IV: Una respuesta y mil preguntas

Desperté de mis escasas dos horas de sueño, me alisté y bajé al comedor, él estaba allí con un periódico y el desayuno. Cuando me vio soltó el periódico y me hizo una seña para que me sentara a su lado.

-Que bueno que disfrutaste de tu regalo, por tu cara se nota que no dormiste- dijo mientras me sentaba.

Medio le sonreí, no estaba dispuesto a decirle nada. Al instante, con una gran sonrisa él continuó con la conversación:

-Me encantaría que me mostraras tu creación-

Esa insinuación no me gustó.

-No- le contesté bruscamente sin pensarlo.

Me miró extrañado, un silencio incómodo inundó el ambiente, me apené, había sido demasiado grosero de mi parte haber contestado de aquella forma. Finalmente me di cuenta que tendría que arreglar lo mal que se escuchó esa negación.

-Es que... el dibujo en el que me empeñé ayer fue un desastre, por un impulso lo boté- dije tratando de excusarme.

-Hemos progresado, ya me hablas más de tres palabras- dijo cambiando repentinamente a su acostumbrada sonrisa.

Le sonreí y dije enseguida:

- Señor Takash...- paré y seguí -Takashi, de verdad me gustó mucho su regalo, gracias-

Me guiñó el ojo e inmediatamente bajé mi mirada avergonzado, no volvimos a cruzar ni una palabra en aquel desayuno.

Subí a mi habitación, me senté en el escritorio y abrí mi libreta, esperaba inspirarme pero sólo pensaba en el señor Takashi, ya comenzaba a agradarme, pero a la vez no me cuadraba algo, no sabía nada de él.

       

Así me la pasé toda la tarde, intentando dibujar, pero no podía, hasta que al final terminé haciendo un retrato del señor Takashi. Quedó muy bien, pero sentía algo inexplicable. Estaba admirando mi creación cuando tocaron la puerta, cerré la libreta y me paré rápidamente. Abrí y era él, me sonrió y se volvió a sentar en la cama, me senté a su lado; aunque me comenzara agradar, podría asegurar que nunca me agradarían aquellas charlas incómodas.

Respiró profundo y dijo:

-Katsuki, recuerda que mañana es tu primer día en el instituto, hoy debes dormir-

Bajé mi mirada, él esperaba que dijera algo pero no dije nada, siguió:

-Háblame sobre tu antiguo instituto-

Estaba loco si creía que le iba a decir algo y que le iba a contar toda mi vida de la noche a la mañana.

Nos encontrábamos los dos sentados en medio de un silencio incómodo, no pensaba contarle nada, pero ese silencio me estaba volviendo loco, quería gritar, sentía una presión inmensa, me miraba esperando alguna respuesta y yo sólo quería huir. Nos quedamos así un rato hasta que se cansó y dijo en un tono no muy agradable pero sincero:

-Katsuki, quiero que seamos amigos, voy a ser honesto contigo- paró, tomó aire y siguió -si no expresamos lo que sentimos, si no hablamos, nuestra relación nunca va a progresar. Quiero que nos conozcamos. Entiendo tu actitud, pero sé que te estas muriendo por saber quién soy yo-

Después de escuchar aquellas palabras lo miré fijamente, detrás de esos lentes su oscura mirada me envolvió por completo, era indescriptible la sensación que me dejaba, la verdad moría por preguntarle miles de cosas; finalmente acepté mi derrota y con valor le pregunté:

- ¿Usted exactamente que era con mi madre? -

- Bueno, se podría decir que familia- contestó sonriendo.

No me convenció su respuesta, pero decidí cambiar el tema a uno más fácil para que se aburriera rápido y me dejara tranquilo.

- ¿A usted a parte de leer qué le gusta? -

Se sorprendió con mi pregunta, tomó aire y sonriendo contestó:

- Me gusta hacer muchas cosas, como tú ya sabes leer, escribir, deleitarme con la música, entrenar...-

Siguió hablando pero no le presté atención, no podía creer que le gustara entrenar algo, su figura no parecía a la de una persona que le gustara el deporte, tal vez el deporte del ajedrez, entonces lo interrumpí y le pregunté:

- Señor Takashi, ¿qué deporte le gusta a usted? -

En el instante que le pregunté sonó la puerta, no creo que me haya escuchado, me ignoró, se paró rápidamente y abrió, era Cheng diciendo que ya era hora de cenar.

Ese día no le volví a preguntar nada más, cenamos de nuevo en completo silencio, subí a mi alcoba y detallé de nuevo el retrato del señor Takashi, no podía alcanzar a dibujar a la perfección su mirada. Me seguía atormentando esa respuesta tan vaga... "bueno, se podría decir que familia", ¿qué clase de respuesta tan incompleta era esa?, ¿quién rayos era él?, nunca había conocido a una persona tan llena de misterios.



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En el texto hay: peleas asesinos, aventura y amor, mistero

Editado: 17.03.2019

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