Cerramos con gran esfuerzo las pesadas puertas del museo una vez dentro y las bloqueamos con unas estatuas y algunos muebles que encontramos en el recibidor del edificio. Después dejar al coloso electrocutándose en el la central de distribución eléctrica, no tuvimos muchos problemas para encontrar este edificio. Lo que sí que nos costó fue abrir las gigantescas puertas de madera de caoba, normalmente se abrían por un mecanismo, el cual estaba tan roto que ni la Tecnológa fue capaz de hacer funcionar el sistema, así que entre los diez tuvimos que empujar las puertas para abrirla. Pero ahora ya estábamos dentro y de momento seguros.
- Vaya, parece que habéis llegado. -Dijo Abril por el comunicador. - Cada vez me sorprendéis más. Puede que sí que consigáis desconectarla.
- Bueno doctora. -Dije. - ¿No cree que es hora de que nos explique alguna cosa más?
- Puede ser, pero lo primero es lo primero. Debéis buscar la sección de dedicada a la guerra y a las armas de todas las edades. Allí encontrareis desde armas rudimentarias hasta armas del Antiguo Mundo. Evidentemente no hay armas más tecnológicas.
- Pues vaya, ya podría haberlas. No sé un par de láseres o alguna bomba que eliminara a esas cosas nos vendría de perlas. - Dije yo. - Pero como no, los curritos con las peores herramientas.
- Eres muy gracioso ¿sabes? - Respondió Abril. - Pero con la tecnología que tenemos nuestros servicios de seguridad son capaces de defenderse, pero si pusiéramos armas más potentes… Bueno, digamos que no queremos una guerra civil aquí dentro, ni que espías o enemigos se hagan con alguna arma que no nos conviene que tengan. Ya me entiende soldado.
- Sí, que la entiendo, sí, pero eso nos deja el marrón a nosotros. - Respondí.
- Para eso os pagan, para solucionar problemas con los recursos que tengáis a mano. ¿no?
- Grr, sí. - Respondí a regañadientes. - Aun así, me gustaría tener las cosas un poco más fáciles por una vez. Nunca me había enfrentado a cosas como estas.
- Siempre hay una primera vez para todo. - Dijo Abril simplemente.
- Muy graciosa doctora. - Respondí- Esta bien, donde se encuentra la dichosa exposición.
- Si no me equivoco está situada en la quinta planta del museo. En esa planta no hay ni ventanas ni escaleras de emergencia ni ascensores ni ninguna vía de escape, por si acaso a alguien se le ocurre robar algo. A parte de que también era la zona más vigilada del museo. Bueno allí es donde tenéis que ir.
El recibidor del museo parecía la entrada a una ciclópea mansión de época victoriana. Toda la entrada estaba hasta los topes de esculturas, mescladas con algunos cuadros en las paredes. El Estratega cogió uno, de las desenas, de panfletos que había escampados por el suelo y leyó en voz alta.
- “El Museo de Denbek es un complejo que atrae diariamente a los miembros más exquisitos y celebres de la ciudad y a los jóvenes estudiantes para inculcarles la verdad del antiguo mundo. Y es que esos tiempos fueron realmente malos, por culpa del despilfarro de esos malos viejos tiempos el mundo esta como esta. Nuestras salas de altos techos contienen todo tipo de nuestro pasado, como por ejemplo la sección dedicada a la desforestación, con sus máquinas de matar vegetales o la sala de la Lenta Muerte, en la cual se muestran una serie de cigarrillos, cajetillas de tabaco, botellas de alcohol y diversos tipos de droga que llevaban a nuestros antepasados a cometer delitos y rebeliones por un chute. Por si fuera poco, también tenemos representaciones de calle, con sus edificios, violentas y sucias todo ello con la ambientación adecuada de ruido y contaminación simulada para que podáis ver como se vivía en eso tiempos aciagos. Tenemos un pulsador que al oprimirse la maqueta cobra vida y podemos escuchar los bocinazos, las sirenas de policías, los tiros, las explosiones, la música a todo volumen para que puedan vivir la desagradable vida urbana del pasado. Pero no todo fue malo, también podemos encontrar el arte de toda la humanidad, des de la prehistoria hasta nuestros tiempos, representaciones de cada una de las épocas de la humanidad…” Bueno ya me he cansado de leer. - Terminó el Estratega.
- Joder, que mal se vivía antes, ¿verdad? - Dijo Fortachón. - No como ahora que, a fuera de estos muros, de esta ciudad, día a día luchamos contra unos u otros enemigos. Joder, ¿en qué jodido circo viven en esta ciudad?
- Más que circo todo esto parece una gran pantomima. - Dijo la Escapista. - Muy… ¿rebuscado?
- Centraos. - Dije yo. - No estaos aquí para hacer turismo. ¿En ese trozo de papel que has encontrado dice cómo podemos llegar a la sala de la guerra o como se diga?
- No es muy complicado. - Responde el Estratega, solo tenemos que subir por las escaleras principales hasta que lleguemos al quinto piso, después de eso encontramos enfrente la entrada a la sala que buscamos.