Nanozombis

CAPÍTULO 14: PAVOR

- No, no es posible, no por favor. - Consigo articular, mientras me levanto.

Aún sigo un poco aturdido a causa de la explosión y el posterior golpe contra la pared. Estoy confuso y me muevo erráticamente por la zona. En ese momento soy consciente de que mi vida aún puede estar en peligro. Haciendo acopió de todas mis fuerzas, y de la fuerza proporcionada per mi condición de seminanozombi, salto a un lado, a unos cinco metros de donde estoy, en el momento justo en el cual otro misil impacta en el lugar exacto donde hace apenas unos segundos me encontraba. Sin tiempo para lamentaciones corro a refugiarme detrás de un edificio.

- Piensa Murphy, piensa. - Murmuro.

Pero realmente no sé qué hacer, el shock psicológico de ver a mi familia, a mis hermanos transformados en esas cosas sin voluntad me produce arcadas. Cada uno de ellos controlados por ella, siguiendo sus órdenes como si fueran sus marionetas, carcasas sin voluntad.

- ¡No! - Grito. - Eso no lo puedo consentir, ellos no serán los esclavos de esa máquina.

Con mi nueva resolución decido que he de pensar alguna cosa para liberarlos de sus ataduras y que dejen de ser títeres. No, pienso cortar esas cuerdas ya sí mis compañeros, mis amigos, mi familia podrá descansar en paz. Ya no poder escuchar los improperios de Fortachón, ni ver los bocetos de la Dibujante, tampoco la alegría en la voz de Radar cada vez que detecta un enemigo y un problema, ni tampoco viviré las locuras al volante de la piloto. Ellos ya no están, solo quedan esos maniquís sin vida propia.

- Hermanos míos…- digo. - Lo siento mucho, no he sabido cuidaros como es debido.

En ese momento vi la figura del Radar, que irónicamente, me había detectado escondido como estaba. En sus manos llevaba una metralleta, al parecer Ella había decidido jugar fuerte. Notaba que su miedo por mi aumentaba, si es que esa cosa podía tener miedo. Si así fuera estaba dispuesto a conseguir que su miedo alcanzara cotas inimaginables.

Saco mi revolver y disparo a la cabeza de mi antiguo amigo. La bala traviesa limpiamente su cráneo, saliendo por el otro lado, dejando que la luz del “día” pase por el túnel. Si así iba a ser, los llevare hacia la luz del descanso y de la libertad, porque con la muerte uno conseguía la libertad, dejaba atrás todas las ataduras de su vida.

Corro hacia Radar y antes de que se repare del todo incrusto mis dedos metálicos en su cuello y ayudándome de del otro brazo le arranco la cabeza de un tirón y la lanzo por los aires. Su cabeza rueda a unos metros por encima de mí y finalmente esta y todo el cuerpo se desvanecen.

- Descansa hermano mío. - Digo. - Ahora ara que descansen tus hermanos.

Como era de esperar aparece por el lateral del edificio un enemigo, en este caso es la Tecnológa y empieza a dispararme. Corro para ponerme a cubierto de sus disparos y me escondo detrás de un coche volcado. Un súbito sonido me hace pensar que la Tecnológa ha subido encima del coche. Ruedo por el lateral del vehículo y empiezo a correr esquivando cubos y bidones de basura y saltando por encima de cascotes y trozos de metal, perseguid por la Tecnológa y otros nanonozombis que se han unido a la celebración, poco a poco la cantidad y la intensidad de los gemidos aumenta. Corría tan rápido que el suelo se convirtió en un borrón.  Di la vuelta al edificio entero y llego otra vez a la plaza. Allí se puso delante de mí la Piloto, cortándome el paso. Sin dejar de correr embisto su cuerpo con mi hombro y hago que caiga a tierra. Al levantar la mirada veo que Fortachón me apunta con la bazuca y dispara. Consigo apartarme de la trayectoria a tiempo, pero el misil impacta encima de la piloto, haciendo que por fin su cuerpo descanse.

Perplejo como estoy no me doy cuenta de que tengo un enemigo detrás, el cual me coge por el hombro, pero instintivamente le cojo el brazo y la lanzo por encima de mie. Es la Tecnológa.

- Lo siento hermanita. - Digo. - No puedo permitir que te controlen así.

Saco mi revolver y le perforo la cabeza con un disparo detrás de otro. Ahora solo me queda deshacerme del grande. Corro hacia Fortachón, el cual me dispara otro misil, que escribo saltando por encima de él, aprovecho los segundos que me proporciona el hecho de que Fortachón este recargando otra vez. Llego delante de él y vacío los cartuchos de escopeta en su cabeza, hasta que su cuerpo cae y desparece.

- Ahora puedes descansar hermano. - Le digo.

Todo el ajetreo atraído a desena de nanozombis a la plaza, los cuales se van acercando a mí. Recojo el lanzacohetes, lo termino de cargar y apunto a un almacén de combustible, oportunamente colocado para que lo haga saltar por los aires. Disparo el misil al depósito y este estalla en mil pedazos. Toda la plaza se llena de humo y de cascotes. La onda expansiva me empuja hacia la escalinata del edificio central. No se ve nada a causa de la explosión, pero creo que he eliminado a gran parte de las amenazas. Me giro y subo los escalones para entrar, por fin, en el edificio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.