- Abril, estoy dentro del edificio central, como accedo a los laboratorios? - Pregunto por el intercomunicador.
- Tienes que llegar a la parte posterior de la primera planta del edificio, una vez allí veras un panel en el cual tendrás que poner una clave, una vez allí te la facilitaré un código de emergencia secreto. - Responde Abril- Normalmente se necesita un escáner de retina, de huellas dactilares, de voz y un código personal, pero cuando se activa el sistema de emergencia se desbloquea el acceso por un código.
- No me cuentes milongas doctora, tengo prisa. -Respondo impetuosamente. - Bueno, ya me proporcionará el código cuando llegue al sitió indicado, envíeme las coordenadas y el mapa de las instalaciones.
- De acuerdo, espera unos momentos. - Responde la doctora.
Mientras espero que la doctora me envíe los datos que necesito me dispongo a observar la zona. A fuera todavía hay los restos del humo causados por la explosión producida hace escasos minutos. Lo que ha provocado que de momento no vea ningún enemigo por los alrededores del exterior del edificio.
Por otro lado, el recibidor donde me encuentro es bastante austero. A unos cuantos metros de la entrada hay un mostrador con un ordenador y detrás de este puedo percibir una silla y una estantería con los libros desordenados y caídos. Tanto a izquierda como a derecha hay una puerta metálica de apertura ascendente y nada más. Puedo ver a mi alrededor unos cuatro bancos, dos a cada lado de la sala, con distintos asientos cada uno y un par de plantes muy verdes, también una a cada lado.
- Vaya, tan gran edificio una entrada tan…mierda. - Murmullo.
- Bueno ya te los he enviado, dirígete hacia la puerta que tienes situada a la derecha. - Me dice Abril.
- Recibido. - Respondo.
Me muevo con celeridad hacia la puerta, apoyo mi espalda en la parte derecha de la puerta y en el momento que se abre esta compruebo que no haya ningún enemigo. De momento el largo pasillo iluminado con una tenue luz blanca parece estar despejado.
Avanzo en línea recta por el pasillo vigilando todas y cada una de las puertas de los laterales que voy dejando atrás y con el arma en ristre. Al cabo de unos largos minutos llego al final del pasillo. Una puerta me impide el paso, pero esta se abre al acercarme lo suficiente.
- Vaya, esto parece muy fácil. Digo para mí mismo. - Aunque supongo que en condiciones normales esto está mucho más vigilado.
Me encuentro en una sala destinada, al parecer, para que los empleados como, veo un par de máquinas de café, dispensadores de agua, algún que otro horno microondas, unas diez mesas y muchas sillas. El techo de la sala lo cruzan unos cuantos conductos de ventilación bastante pequeños. Poco a poco voy avanzando por aquella sala para alcanzar una puerta que veo al fondo y que según el GPS es por la cual tengo que seguir.
Estoy a punto de llegar allí cuando de repente escucho un extraño sonido encima de mí. Miro hacia arriba pro no veo nada.
- Deben de ser ratas escondidas en el conducto. - Digo para mí mismo. - Murfi, estas paranoico.
Me giro y escullo esta vez un ruido más fuerte un golpe seco en el suelo. Al darme la vuelta para ver que ha pasado veo la tapa de uno de los conductos rodando por el suelo.
- ¿Pero ¿qué…? - Empiezo a decir, pero veo por el rabillo del ojo una sombra que se acerca rápidamente hacia mí.
Espero pacientemente a que este lo suficientemente se cerca y cuando mi nuevo enemigo está a punto de cogerme del cuello lo cojo del brazo y lo lanzo por los aires contra la pared más cercana. Mi nuevo enemigo rueda por el aire y aterriza contra la pared con las cuatro extremidades tocándola, como si fuera un gato, para luego caer al suelo grácilmente. Para luego la Escapista mirarme fijamente con su cara medio metálica.
- O no, ¿tú también Escapista? - Pregunto al aire. - Cuantos miembros de mi familia tengo que perder antes de que termine con Ella.
Como si mis palabras fuesen el pistoletazo de salida la Escapista arremete contra mí. Su velocidad es más alta que el promedio de los Nanozombis a los cuales he ido derrotando des de que entre en esta maldita ciudad. Me dedico a esquivar sus ataques sin poder hacer nada más. Es tan rápida que no me da tiempo a apuntar ni disparar, de hecho, no puedo ni contra atacar. Nos pasamos unos cuantos minutos recibiendo y parando golpes uno tras otro. Pero como el resto de nanozombis de esta ciudad todo lo que tiene de habilidades físicas les falta de inteligencia, así que poco a poco voy ganando terreno y en un momento dado me gira rápidamente cogiendo una silla y golpeando el costado de la Escapista, haciendo que esta caiga al suelo, sin perder el tiempo saco la escopeta y le vuelo la cabeza de un disparo, para luego ir disparando con el subfusil a su cuerpo, hasta que finalmente deja de moverse el cuerpo y desaparece.