Napoleón cabalgó junto al carruaje de regreso a la mansión. Llegamos a casa al anochecer... Viajar separados no nos dio la oportunidad de hablar. Pero ahora que habíamos vuelto, necesitaba explicar lo que había pasado.
· NAPOLEON- Ven conmigo.
· MC- ¿Adónde vamos?
· NAPOLEON- Lo averiguarás.
· MC- ¡Sí, pero eso no significa que no quiera saberlo ahora!
· NAPOLEON- Intenta disfrutar de la sorpresa.
Preguntas más tarde, parecía estar diciéndome. Como la noche en que nos conocimos. Napoleón comenzó a caminar.
(...No tomó mi mano. Bueno, yo fui quien le dijo que no me tocara, en la iglesia.)
Esa es una de las ideas erróneas que estaba desesperada por aclarar. Lo seguí dentro. Me llevó a través de la mansión a una pequeña puerta que se abría a una empinada y estrecha escalera que subía.
· MC- Está muy oscuro. No puedo ver. ¡Y estas escaleras parecen antiguas! ¿Son seguras?
· NAPOLEON- No del todo. A diferencia del resto de este lugar, no se han mantenido en perfecto estado.
Pisé con cuidado donde él lo hizo. Después de una ruidosa subida, salimos a un espacio abierto.
· NAPOLEON- Llegamos.
Era una buhardilla, un viejo ático sin terminar. Excepto por un rasgo impresionante, una ventana arqueada en una alcoba. La luz de la luna entraba y hacía que las motas de polvo brillaran como fragmentos de amatista.
· MC- He pasado por esa puerta una docena de veces y nunca me di cuenta de que esto estaba aquí arriba.
· NAPOLEON- No me sorprende. ¿Quién sube escaleras podridas por diversión? Sólo unos pocos de nosotros subimos aquí. Sin embargo, me gusta este lugar.
Caminó hasta la alcoba con su ventana.
· MC- ¿Qué hay ahí fuera?
· NAPOLEON- Ven y mira.
Napoleón me hizo señas para me acercara. Sintiéndome insegura, crucé el piso y me uní a él. Colocando las manos en la repisa, miré hacia afuera, y lo que vi me dejó sin aliento...
· MC- ¡Esto es increíble!
El París del siglo XIX brillaba bajo nosotros. Una vista más panorámica que la que el telescopio del Conde había proporcionado. La ciudad se extendía en el horizonte hasta que las luces se convirtieron en estrellas, mirando lo suficientemente cerca para tocarlas.
· NAPOLEON- ¿Valió la pena venir aquí arriba?
· MC- ¿Que si valió la pena? Napoleón, esta es la vista más hermosa del mundo.
· NAPOLEON- Oye, no robes mis palabras... Hace tiempo que no he podido disfrutar de una vista como esta. La he echado de menos. Cada luz que puedes ver representa una vida. O muchas vidas. Y hay muchas luces.
· MC- Sé lo que quieres decir. Algunas son familias cenando, otras son grupos en fiestas, otras son personas que regresan a casa.
· NAPOLEON- Exactamente.
Miré la vista, que nos había proporcionado una forma de comunicación. Ahora tenía que aprovechar eso.
(Tengo que decírselo.)
· MC- Napoleón, ¿podemos hablar?
· NAPOLEON- ...Adelante.
Se giró para mirarme a la cara, con el rostro medio hundido en las sombras. La mitad del Napoleón que conocía, la mitad del Napoleón que intentaba comprender.
(Bien, se lo diré.)
· MC- Quería hablar de lo que dije en la iglesia. Lo siento. Estaba conmocionada. Y un poco asustada. Me sorprendió la sangre fría del asesino. Y también porque sabía que hablabas en serio sobre lo que dijiste sobre quitarle la vida.
Él permaneció callado un momento, escuchando.
· NAPOLEON- Es cierto. No amenazo a la ligera. Saqué mi espada dispuesto a quitarle la vida.
.....
· NAPOLEON- ...Oh, he matado antes. He matado más de lo que tú podrías matar en toda tu vida.
· Fraile- Qué mentira tan obvia.
· NAPOLEON- Si tan sólo lo fuera. La sangre de un siglo corre por mis manos. He matado campesinos, soldados y príncipes. Todos murieron por mi voluntad. Soy la Pesadilla de Europa, y no tengo problemas en matarte. ¿Qué es uno más para el gran número de mis muertos? Todo lo que espero es el mando del chico cuyo padre asesinaste.
.....
(No tenía que hacer eso. Pero tal vez ahora es así como era, en la época de Napoleón.)
· MC- Lo sé. Porque eres un soldado. Un general. Y un emperador. Has luchado en peores circunstancias que las de ayer. Pero olvido todo eso, cuando te miro.
· NAPOLEON- ...yo también lo he olvidado.
· MC- Seré honesta, sé muy pocos detalles sobre tu historia. No traté de aprender más sobre ti, porque para mí, tú eres sólo el hombre que está delante de mí, no el emperador de Francia.
(Y también, parecías extrañamente contento de que yo te viera como lo hago.)
· MC- Napoleón el cocinero. Napoleón al que le gusta dormir. El Napoleón que se ríe de todo. Y mi guardián, Napoleón. Pero tú eres mucho más que eso. Y es mi culpa por no verlo. Lo siento. Reaccioné de forma exagerada.
Me incliné profundamente ante él, esperando que entendiera el gesto. Napoleón me despeinó el cabello. Cuando levanté la vista, él estaba sonriendo.
· NAPOLEON- No necesitas disculparte. Si alguien tiene la culpa, soy yo, por ocultarte la crueldad de mi pasado.
· MC- No, en absoluto. ¿Quién no quiere dejar atrás las peores partes de su pasado?
Ciertamente, cuando escribía para mi blog, siempre enfatizaba lo positivo.
· NAPOLEON- No te ocultaré mi pasado por más tiempo. Si me preguntas, te diré lo que quieras... ¿aún quieres oírlo?
(Eso me ayudará a entenderlo.)