· MC- Ahora te ofrezco mi mano. Si la tomas, te prometo que nunca más me alejaré de ti.
(Bueno. ¿Qué tonterías estoy diciendo?
Esto fue horrible. ¡Quería transmitir mucho más de lo que mis palabras permitieron! Si tan sólo pudiéramos comunicarnos por medio del tacto. Si tan sólo el hecho de que yo ofreciera mi mano significara lo mismo para él que la suya para mí...
· NAPOLEON- ...Pff. ¿Estás--?
Napoleón estaba temblando. De risa.
· MC- ¡Oh, vamos, tienes que estar bromeando! ¡¿Por qué te ríes?! ¡Basta!.
· NAPOLEON- Jaja... no puedo decir... si estás aquí para... jaja... ¡disculparte o para tener un romance conmigo!
· MC- ¡¿Qué?! No estoy tratando de tener un romance contigo!
· NAPOLEON- Je. Siento mucho oír eso.
(¡No puedo creerlo, Monsieur de Hahaha!)
· MC- Es la última vez que me lo tomo en serio contigo...
Justo cuando quité mi mano...
· NAPOLEON- No te vayas...
Napoleón agarró mi mano. Sus dedos se enroscaron sobre los míos, con su palma presionada contra la mía. Mis dedos, cuando los miré, estaban fuertemente unidos a los suyos.
· NAPOLEON- ...siento haberme reído. De verdad que lo siento. Sé lo que quisiste decir. Me reí de ti porque estaba confundido.
· MC- ¿Confundido por lo que dije?
· NAPOLEON- ...confundido por mis propios sentimientos. Creo que no quise decir eso cuando dije que no me importaba que me tuvieras miedo. Me alegro de que ya no tengas miedo... Gracias por darme la mano.
¿Había oído alguna vez a Napoleón hablar tan despreocupadamente? ¿Había comunicado con palabras el hermoso y fluido lenguaje de sus ojos?
(Le ofrecí mi mano, y ni siquiera pensé que lo apreciaría tanto. No, creo que sí lo sabía. Y lo hice porque quería... quería...)
Quería ver esa mirada alegre en sus ojos. Y sentirme arrastrada una vez más por él, como tantas veces me pasó al mirarlo.
· MC- ...ya veo. Bueno, de nada, Monsieur.
· NAPOLEON- Ah, ahora soy Monsieur otra vez, ¿no?
· MC- Bueno, no he dicho Monsieur Bonaparte, ¿verdad? ¡Y deja de mirarme así!
· NAPOLEON- ¿Qué? De esta manera, ¿quieres decir?
(¿Por qué es capaz de hacerme esto? ¿Por qué siempre me cautiva?)
Se rio, sin darse cuenta de que su risa se estaba convirtiendo en música para mis oídos. Cuando ese delicioso ataque de risa se detuvo, me miró, con alegría.
· NAPOLEON- Si alguna vez quieres saber más sobre mí, sólo tienes que preguntar. Te diré cualquier cosa.
· MC- ¿Cualquier cosa? ¿Lo dices en serio?
· NAPOLEON- Cualquier cosa. Puedes preguntar lo que sea. Ni siquiera tiene que ser sobre mí. Sólo te pido una cosa.
· MC- ¿Qué?
· NAPOLEON- ...No cambies.
· MC- ¿No cambiar? No cambiar, ¿en qué sentido?.
· NAPOLEON- ¿Recuerdas que me dijiste que no soy nada parecido a lo que dicen los libros?
(Sí, lo recuerdo.)
.....
· NAPOLEON- Toda mi vida, la gente ha tratado de predecirme. ¿Y dices que todos tus libros me han entendido mal? Eso es... bastante divertido!
· MC- ¿No te molesta hablar de ello?
· NAPOLEON- No, en absoluto. No me importa lo que los libros digan de mí. Sólo soy el hombre que está sentado frente a ti.
.....
· MC- ¡Recuerdo que me preocupé de que pensaras que era grosero! Parece una tontería haberme preocupado ahora que te conozco mejor.
Los recuerdos de aquella cálida noche en la cocina me hicieron sonreír.
· NAPOLEON- Creo que es genial que conozcas lo suficiente para que te sorprenda, pero no lo suficiente para que te decepcione. Me gusta cómo te ríes... me gusta cenar contigo. Me gusta pasar tiempo contigo. A eso me refiero cuando digo 'no cambies'. Sigue siendo esa persona. Eso es todo.
(Ese es un lindo sentimiento.)
Supuse que Napoleón estaba disfrutando honestamente de una relajante vida hogareña, después de años caóticos de guerra y política y traiciones. Por supuesto, todo cambia. Pero cuando me lo pidió, me encontré diciendo que sí.
· MC- Muy bien, entonces. Me quedaré exactamente igual. No importa lo que salga de tu pasado, no cambiará la forma en que te veo. Porque el único Napoleón que me preocupa es el hombre que está delante de mí.
Una risa tranquila y suave fue su respuesta. Nos quedamos sentados en el soporte de la ventana, mirando la ciudad durante mucho tiempo. Pero pronto, nos encontramos mirándonos a los ojos. Su mano todavía estaba atada a la mía.
(Se debe estar haciendo tarde. Pero levantarse significa soltarse. Y no estoy lista para hacerlo.)
Nos miramos el uno al otro, sin que ninguno de los dos diera el primer paso para irse.
· NAPOLEON- Dime. ¿Todavía escribes en tu... cómo se llamaba?
· MC- ¿Mi blog?...Es complicado, no puedo acceder a él desde aquí.
· NAPOLEON- ¿Pero sigues escribiendo? ¿Sobre la gente que has conocido y tus consejos del día?
· MC- Sí. He empezado uno nuevo aquí en un cuaderno. He estado escribiendo todas las noches.
· NAPOLEON- Yo... he tratado de escribir últimamente.
· MC- ¿Lo has hecho? ¿Qué has escrito?
· NAPOLEON- No mucho. Me duermo demasiado rápido.
(Ah-hah. ¡Así que no sólo se duerme hasta tarde, también se duerme rápido!)
· MC- Qué pena. Esperaba poder leer el blog de Napoleón Bonaparte algún día.
· NAPOLEON- Puede que te sorprendas si lo haces.