Napoleon Bonaparte

CAPITULO 13

· NAPOLEON- Esto es... extraño.

· SEBASTIAN- ¿Monsieur Napoleón? ¿Qué sucede?

· NAPOLEON- Nada.

Inconscientemente, aflojó el cuello de su camisa antes de dar otro mordisco al karaage. Sacudió la cabeza y se encogió de hombros.

· NAPOLEON- Sólo... mi estómago se siente vacío. Supongo que no me di cuenta de lo hambriento que estaba hoy...

Una repentina y triste constatación golpeó a Sebastian. Mirando a Napoleón, forzó una sonrisa.

· SEBASTIAN- Sí. Estoy seguro de que es eso.

***

Al día siguiente, el cielo estaba sin nubes, hermoso y brillante. Exactamente el tiempo que esperaba.

(¡Justo ahora, esto es lo que más necesito!)

Habiendo colgado las sábanas para que se secaran, me estiré, dejando que el sol se volcara sobre mí.

· MC- Veamos. ¿Quién más necesita ayuda para lavar la ropa hoy? ¿Dazai, lsaac y...?

Me puse en marcha mientras corría entre los residentes de la mansión. En ese momento, escuché un chillido proveniente de arriba. Miré hacia lo alto. Un pájaro con enormes alas estaba volando alto. Miré, en trance, mientras daba vueltas y luego se precipitó hacia mí. Pasó a mi lado en el último minuto.

· NAPOLEON- ¡Júpiter!

· MC- ¡¿Napoleón?!

Me di la vuelta, escuchándolo detrás de mí.

· NAPOLEON- No te hizo daño, ¿verdad?

Napoleón se quedó ahí, el águila que se había abalanzado sobre mí se posó dócilmente sobre su brazo.

· MC- ...No, ¡pero sin duda me asustó! Esa águila, ¿es tuya?

· NAPOLEON- Sí. Siento que te haya asustado. Se supone que no debe hacer eso. Debe ser tu cabello.

· MC- ¿Mi cabello?

· NAPOLEON- Debió haber visto al viento jugando con tu hermoso cabello y se sintió atraído por él.

Tuve una suerte excepcional de que le dijera eso al ave y no me felicitara directamente. Con la forma en que mis sentimientos tendían a saltar alrededor de Napoleón, podría haberme perdido en ese cielo sin nubes. Reenfocándome, vi al águila de pecho marrón posada en el brazo de Napoleón.

(¡Ese es un pájaro increíble!)

Tenía ojos pálidos y agudos y vastas alas que se enroscaban y desenroscaban. Se mantenía alta y noble, recordándome a Napoleón.

· MC- ¿Dijiste su nombre, Júpiter? Supongo que por el Dios romano del cielo.

· NAPOLEON- Excelente conjetura. En mis lecturas, suelo volver a Roma. Júpiter es mi aquila, mi águila. La última que queda.

· MC- ¿Tenías más águilas además de Júpiter?

· NAPOLEON- Pequeñas, hechas de oro. Eran el estandarte de batalla de mi ejército. Ahora, llevo a Júpiter conmigo a varias batallas...

Júpiter dio un orgulloso chillido y agitó sus alas. Napoleón miró hacia arriba con nostalgia.

· NAPOLEON- No es que pueda ser el mismo Júpiter. Eso fue hace demasiadas décadas...

· MC- Nunca se sabe. Terminaste en este tiempo. ¿Tal vez Júpiter también regresó?

(...es cierto. Napoleón volvió como vampiro, pero nadie sabe por qué.)

.....

· CONDE DE SAINT-GERMAIN- Simplemente llegó un día, de la nada.

· MC- Eso no parece probable. ¿Una persona de la historia se tropieza sin ser invitada con una mansión de vampiros que eran igualmente importantes?

· CONDE DE SAINT-GERMAIN- No, de hecho no debería ser posible que esté aquí en absoluto. Nos sorprendió al resto de nosotros.

· SEBASTIAN- Lo más curioso es que Monsieur Napoleón nos confesó que no escuchó voces y no se arrepintió antes de su muerte. No sabe cómo terminó aquí. No sabe por qué está vivo otra vez.

.....

· MC- ¿Qué piensas, Júpiter? ¿Recuerdas a Napoleón de entonces? ¿Quizás incluso sabes cómo llegó aquí?

Júpiter me dirigió su mirada penetrante. Su admiración por Napoleón era elocuente en ese confiado agarre del brazo de su amo y en su disposición para defenderlo.

· MC- No hablas, pero dices mucho.

· NAPOLEON- ...Jaja... ¿Por qué le preguntas? En realidad, me sorprende que todavía estés pensando en esa pregunta.

· MC- ¿Por qué no? No es que crea en el destino, pero el Conde podría tener razón. Tal vez seamos la clave para resolver los misterios del otro.

· NAPOLEON- ¡No te emociones demasiado, nunuche!

Sonrió y lanzó a Júpiter al aire. Mientras el despegue me robaba la mirada... Napoleón me desarregló el cabello. Por muy infantil que fuera, no podía odiar que lo hiciera.

· NAPOLEON- He estado pensando en por qué volví desde que me desperté aquí. ¿Por qué tendrías más suerte para encontrar la respuesta?

· MC- No lo sé, pero... Disfruto buscar. Al igual que disfruto pasar tiempo contigo.

· NAPOLEON- Qué coincidencia. Yo también disfruto de eso.

Napoleón sonrió irónicamente.

· NAPOLEON- Supongo que todavía queda un poco de tiempo en ese reloj de arena... ¿Te quedarás conmigo?

Mi corazón se detuvo un instante.

· NAPOLEON- ...¿Y me ayudarás a resolver ese misterio? Por lo menos hasta que tengas que volver a casa. ¿O no quieres echarme una mano?

· MC- ¿Quién dijo que no? ¡Tendrás mi mano! ¡Tendrás mis dos manos!

· NAPOLEON- Pff... ¿Ambas? Si me llevo las dos... jajaja... ¿qué vas a usar...?

· MC- ¡Bueno, al final las quiero de vuelta!

*

En la entrada del jardín, Isaac miró fijamente sus manos entrelazadas para evitar ver a la dulce pareja que sonreía y se reía.




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