Napoleon Bonaparte

CAPITULO 19

· NAPOLEON- No puedo entender por qué eligió regresar, o por qué regresó de esta manera. ¿Cambió en los últimos treinta años de su vida... o hay alguien más que lo está guiando? No sé cuál será, pero sé que intentó matarte. MC, quiero que sepas...

Napoleón puso su mano sobre mi mejilla.

· NAPOLEON- Nunca dejaré que nadie se acerque tanto para hacerte daño de nuevo. Mi juramento...

Justo cuando empezó a hablar...

· SEBASTIAN- ¡Ahí están los dos!

· MC- ¿Sebastián? ¿Qué pasa?

Deben ser malas noticias. Nunca había visto a Sebastian tan asustado.

· SEBASTIAN- Hay algo que creo que ustedes dos deberían ver.

· NAPOLEON- Lo entendemos. Ven, MC.

Napoleón volvió a tomar mi mano. Pero ni siquiera eso pudo alejar el extraño miedo en mi estómago. Sobre nosotros, el cielo se oscureció progresivamente en su viaje hacia la noche.

· NAPOLEON- ¿Qué es lo que necesitamos ver?

· SEBASTIAN- Esto.

Sebastian indicó una cesta en la mesa. Estaba llena de una docena de manzanas rojas. Me estremecí... En la del centro había un cuchillo incrustado.

· NAPOLEON- ¿Dónde encontraste esto?

· SEBASTIAN- Fue dejado frente a la puerta. El amo Leonardo lo descubrió a su regreso esta noche.

Leonardo, encorvado en una de las sillas, se encogió de hombros.

· LEONARDO- Pense que era un regalo para alguien. Sólo que no uno muy agradable, por el cuchillo.

· NAPOLEON- Tiene grabado un nombre.

· MC- ¿De quién?

Napoleón agarró el mango del cuchillo y lo sacó de la manzana. Lo examinó.

· NAPOLEON- 'Arthur Wellesley. Es él. Es el nombre del Duque de Wellington.

Mi corazón dió un vuelco.

· NAPOLEON- Es suyo, sin duda.

(Sabe dónde encontrarnos.)

· SEBASTIAN- ¿Crees que es algún tipo de desafío?

Napoleón no le respondió. Sus ojos se posaron sobre el nombre grabado una y otra vez. Como si fuera a obtener una respuesta diferente si continuaba mirando... Puse mi mano sobre la de Napoleón, pero la suya quedó enroscada alrededor del cuchillo.

(Su mano está helada.)

· LEONARDO- Acabo de volver, así que no he oído la historia. Pero lo que el cuchillo no dice...

Leonardo se levantó y tomó una de las manzanas; la lanzó al aire y la atrapó.

· LEONARDO- La manzana lo hace.

· MC- ¿Qué quieres decir?

· LEONARDO- Malum. Manzana o malvado, dependiendo de cómo lo pronuncies. Es la fruta prohibida.

(¿La fruta prohibida? ¿Del Jardín del Edén, en el cristianismo?)

· MC- ¿No se supone que comer eso es lo que hizo que Adán y Eva fueran expulsados del paraíso?

· LEONARDO- Según el Antiguo Testamento. Pero algunos dicen que la manzana no era una manzana, y Dios los expulsó por hacer lo innombrable. Sea lo que sea que elijan creer, creo que nuestro amigo envió esto para rechazar nuestra existencia.

· NAPOLEON- ¿Rechazar nuestra existencia?

· LEONARDO- Aquellos que han amado más allá de sus años morales para volver a la vida como vampiro. Hay doce manzanas aquí. Doce de nosotros. Todos hemos probado el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. '¡Sé lo que todos ustedes han hecho, y no perdonaré su transgresión!'... ¿Quizás esto es lo que está tratando de decir? Tal vez.

Leonardo sonrió despreocupadamente. Tiró la manzana de nuevo al aire... Y al atraparla, le dio un mordisco.

· LEONARDO- Pero hey, no puedes complacer a todos. Mi consejo... si te molesta tanto, persíguelo. Si no, sigue comiendo... Napoleón, son sólo manzanas. Pero ten cuidado con el hombre que las envió.

· NAPOLEON- Lo sé.

· LEONARDO- Ciao, cara mia.

Leonardo lanzó su manzana para que yo la atrapara. Luego se fue.

(...La fruta prohibida.)

Sentí frío y pesadez en mis manos. Ya era de noche. El cielo con sus tenues estrellas era del color del mar por la noche. Napoleón se agarró a la barandilla del balcón y miró hacia la ciudad de abajo. La ciudad que tan recientemente se había sentido como un hogar de nuevo.

· JEAN- Es un pecado mortal quitarse la vida.

· NAPOLEON- ¿Jean?

· JEAN- ... estaba recordándotelo. Por si acaso estabas pensando en saltar. Pero aunque saltaras, estoy seguro de que sobrevivirías de alguna manera. Eso parece propio de ti.

· NAPOLEON- Eh. Soy un poco difícil de matar.

Los dos ex-soldados intercambiaron una mirada de complicidad.

· JEAN- El Conde me explicó todo.

· NAPOLEON- Se movió rápido esta vez.

· JEAN- Por supuesto. Es una situación peligrosa, y nos involucra a todos nosotros. No es gracioso que más fantasmas del pasado tengan problemas con su descanso eterno... Napoleón.

· NAPOLEON- ¿Sí?

· JEAN- Este hombre atacará de nuevo. Y pronto.

· NAPOLEON- ¿Qué te hace decir eso?

El único ojo de Jean adquirió un extraño y brillante calor.

· JEAN- Ha luchado y arriesgado su vida en la guerra. Tú sabes los horrores que habría visto. Eso conduce a un alma a la locura. Puede que se haya resistido, pero eso lo hace más peligroso si ahora ha perdido el juicio. Napoleón, él ya no es un hombre. Es un monstruo.

· NAPOLEON- ...un monstruo. Sí.

Napoleón comenzó a caminar.

· NAPOLEON- Nunca me ha gustado esperar a que mis oponentes ataquen primero. Llevaré la lucha hacia él.




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