Mi camisón del siglo XIX tenía una docena de botones. Los ágiles dedos de Napoleón sabían qué hacer, abriéndolos uno por uno. Cuando liberó el último botón, me encogí de hombros y dejé caer el camisón al suelo del ático, envuelta sólo a la luz de la luna. Napoleón me miraba embelesado. Su voz suave y profundamente reverente, murmuró,
· NAPOLEON- Eres hermosa.
Con una risa más tierna y amorosa que ninguna otra que haya escuchado antes, se inclinó hacia adelante... Sentí sus dientes acercarse a mi oído. Sus dientes, no sus colmillos. Sus manos acariciaron mi costado, haciéndome temblar. Jadeé suavemente, y me estremecí más cuando sus dientes me exploraron. Metí mis dedos en su camisa mientras viajaba más abajo. A la luz de la luna, sus mejillas se volvieron rojizas, y pude sentir su calor. Era una adición apasionada a su belleza. Sin embargo, eran sus ojos. Siempre sus ojos. Expresaban tan profundamente el amor de su corazón. Haría cualquier cosa por esos ojos. Napoleón deslizó sus manos sobre mí, trazando mi forma desnuda. El deseo creció en sus ojos.
· NAPOLEON- Es una pena que no haya más luz... para poder apreciar mejor lo hermosa que estás ahora mismo.
La oscuridad no impidió que sus ojos trataran de absorberme. La parte de atrás de mis oídos estaba ardiendo con un calor que lentamente se apoderó de todo mi cuerpo.
· MC- Napoleón... ¿qué hay de ti?
Mis manos ya sostenían la chaqueta de Napoleón. Tiré de ella ligeramente.
· NAPOLEON- ¿Sí?
· MC- ¿No sueles compartir siempre hermosas vistas conmigo? ...ya sabes...
· NAPOLEON- Sí, ya veo lo que quieres decir. Si quieres que me desnude, sólo tienes que pedirlo.
Se desabrochó la chaqueta con mucha más presteza de la que me había desabrochado a mí. Me estremecí con el sonido.
· NAPOLEON- ...¿más?
Se quitó la camisa blanca y la tiró en algún lugar detrás de mí.
· NAPOLEON- ¿Qué tal así?
Eché una tímida mirada a su cuerpo revelado, notando la esbelta musculatura, brazos y pecho tan perfectos como su rostro.
(...Es realmente hermoso. Pero a diferencia de una foto, es demasiado bueno para mirarlo.)
· NAPOLEON- Vamos, vamos, nunuche.
Sentí que una mano cálida me cubría la mejilla. Suavemente atrajo mi mirada hacia la suya.
· NAPOLEON- Ni siquiera pienses en apartar la mirada. Mira todo lo que quieras. Es a petición tuya.
· MC- No quiero quedarme embobada mirando...
· NAPOLEON- Soy tuyo para que me mires todo lo que quieras. Incluso voy a ayudarte. Me aseguraré de que no puedas mirar hacia otro lado.
Napoleón selló la promesa... o el desafío... con un beso. En ese momento, no fui consciente de nada más que de sus suaves y cálidos labios sobre los míos. En algún lugar de la oleada de besos que siguió, me encontré en el suelo. Él se movió sobre mí y me besó la muesca de mi garganta, provocando un grito en mí.
· NAPOLEON- Me encanta este lugar. Lo quiero todo para mí.
Napoleón me levantó la muñeca y me dio un beso allí también.
· NAPOLEON- ...Y éste también...
Jadeé mientras sus manos se movían a mis lados y encontraba mis tiernos pechos. No concedió menos afecto y habilidad que la que había tenido en cada uno de sus besos. Cuando pude respirar de nuevo, encontré sus ojos fijos en mí, con una pregunta en ellos.
· MC- ¿Qué pasa, Napoleón?
· NAPOLEON- Es tu corazón. Está latiendo muy rápido... lo amo probablemente más que a todo. ¿Puedo tener esto también?
El hecho de que me lo pidiera hizo que surgiera más amor.
· MC- Sí. Te lo dije, ¿no? Mi corazón es tuyo desde hace tiempo... si sólo pudieras verlo.
· NAPOLEON- ¿Lo dices en serio?
· MC- Sí. Pienso en ti todo el tiempo. Te amo, Napoleón. Lo que me haces, la forma en que me completas. Te siento dentro de mí. A veces me duele... pero en el buen sentido.
· NAPOLEON- ...estoy familiarizado con el sentimiento...
· MC- Espero que así sea.
· NAPOLEON- Tal vez deberíamos... ¿intimar más? Pero no sé si incluso eso funcionará. Porque cuanto más te tengo, más siento que no puedo tener suficiente...
Su aliento apasionado se derramó sobre mi garganta mientras se inclinaba una vez más para besar mi pecho...
· MC- ¡Ahh! ...Eso. Más de eso...
Me arqueé, mis dedos entraron en su cabello mientras usaba sus dientes y su lengua. Apagando un fuego necesitado dentro de mí, continuó, animado por mis gemidos. En ese momento, la respiración de Napoleón se volvió irregular. Se detuvo, siseando de un modo doloroso, y a través de sus labios entreabiertos... Vi colmillos que sobresalían. Con poca luz, sus ojos esmeralda brillaban con angustia.
(...Son sus impulsos vampíricos. ¿ La sed de sangre está ligada a la atracción romántica...)
Pasé mis dedos por su cabello y lo guié suavemente hacia mi hombro.
· NAPOLEON- ...¿MC...?
· MC- Quieres mi sangre, ¿verdad?
Jadeaba tanto como yo, su cuerpo estaba atormentado por un deseo tan intenso como el mío. Napoleón asintió con la cabeza, con la voz entrecortada.
· NAPOLEON- ...la deseo tanto que me está volviendo loco. El impulso de morderte... es intenso... Hacerte el amor... hace que el sentimiento sea tan potente que pierdo la razón...
Hizo una mueca, con los colmillos relucientes. Al darse cuenta de que podía verlos, Napoleón cerró los labios y sacudió la cabeza.
· NAPOLEON- ...Pero no te preocupes. Estaré bien...
· MC- No pasa nada, Napoleón. No quiero que te niegues a ti mismo por mi causa.