(...Duele.)
Tenía el pecho oprimido. No podía respirar, atrapada entre el sueño y la vigilia.
· MC- ¿Dónde...?
(Oh, es mi habitación en la mansión.)
La habitación estaba oscura. Pero tenía la sensación de que no estaba vacía.
· MC- ¿Q-quién está ahí?
Traté de levantarme de la cama, pero mi cuerpo estaba demasiado pesado, o quizás mis extremidades estaban demasiado débiles.
(...Recuerdo esta sensación. Como si me presionaran contra la cama.)
Oí el sonido de alguien respirando. Levanté la vista y... Era él.
· MC- ¿Napoleón?
· NAPOLEON- ...
Napoleón me miró a los ojos y sonrió. El corazón casi se me sale del pecho.
· MC- ¿Has vuelto...? Te he echado tanto de menos. ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?
· NAPOLEON- ...
· MC- Di algo...
El Napoleón que tenía delante sólo me miraba disculpándose.
· MC- Por favor, di algo... Dime que eres real...
Extendí la mano hacia él.
· MC- ¡Napo...!
Se desvaneció. Dispersándose ante mi toque como si fuera el producto de algún hechizo mágico.
· MC- ...¿Napoleón? ¡Napoleón, vuelve!
Por más que lo llamé, no me respondió, no volvió. Miré mi mano. Estaba vacía. Ni siquiera era capaz de invocar la sensación que me producía tocar su mano.
(...No...Otra vez no...No puedo soportar esto otra vez...)
Mi corazón estaba enfermo. El dolor era tan agudo que me hacía delirar. ¿Cuándo va a terminar? Sólo quería que se acabara. Y entonces desperté. Esos pensamientos nebulosos y febriles dieron paso a otros más nítidos. Todo había sido un sueño.
(...Aunque no todo. Él continúa ausente.)
Mis mejillas estaban frías y húmedas. Debo haber estado llorando mientras dormía.
(Curioso. Pensé que se me habían acabado las lágrimas).
El sol ya estaba alto en el cielo. Por supuesto que lo estaba. Había amanecido cuando Jean y yo regresamos, sabía que no había pasado mucho tiempo. Me dolía el corazón con cada latido. No había tenido conocimiento hasta entonces de lo adecuada que era la palabra dolor de corazón. Deseé, por un momento, que se detuviera. Llamaron a la puerta en silencio.
· MC- Adelante.
Lamentablemente, mi respuesta había sido automática. Demasiado tarde para retractarme. Me sacudí las lágrimas de las mejillas justo cuando Sebastian entró en mi habitación.
(Oh, Dios. Él y los demás aún no saben lo de Napoleón. ¿Qué les digo? No puedo decirles ahora. Yo...)
· MC- B-bonjour, Sebastian. Es tarde... ¿no?
Él frunció el ceño.
· MC- Siento haberme quedado dormida. Debería... debería lavarme. Me da mucha vergüenza que tengas que verme así.
· SEBASTIAN- Me temo que eso no ocultará tus ojos hinchados.
Incluso el tono imperturbable de Sebastián no podía ocultar la tristeza en su voz. Él lo sabía.
· SEBASTIAN- Todos sabemos lo de... Monsieur Napoleón. M. d'Arc nos reunió para informarnos después de haberla acostado. Él y unos cuantos más han vuelto al acantilado con la esperanza de encontrar...
Sebastián se quedó callado. No creí que fuera a decir... encontrar a Napoleón vivo.
(Se refería a encontrar su cuerpo, ¿no?)
· MC- Ya veo.
Mi voz se quebró en mi garganta seca.
· SEBASTIAN- MC, no hay necesidad de eso.
· MC- ¿De qué?
· SEBASTIAN- ¿No te das cuenta? Estás sonriendo. Mejor dicho, tratando y fracasando estrepitosamente en fingir una sonrisa.
Al darme cuenta de que tenía razón, dejé de intentarlo. Pero en cuanto lo hice, mis ojos ardieron de lágrimas. Aún quedaban algunas.
· SEBASTIAN- Me temo que no puedo dejar que vayas a trabajar en ese estado. Debes tomarte el día libre. Esa es la orden que te doy como supervisor.
Sus perfectos modales de mayordomo parecieron apagarse en ese momento, y se acercó a mí... como un amigo. Sentado a un lado de mi cama, sacó algo de su chaqueta. Era un sobre blanco y nítido.
· MC- ¿Qué es eso, Sebastián?
· SEBASTIAN- Cuando los otros fueron al acantilado, fui a revisar su habitación. Y encontré esto.
· MC- ¿Estaba en la habitación de Napoleón?
· SEBASTIAN- Y tiene tu nombre. Creo que era para ti.
(¿Una carta de Napoleón para mí?)
Tomé la carta, con las manos temblorosas.
· SEBASTIAN- Cuando te sientas preparada, M. le Comte quiere verte. Está muy preocupado por ti.
Sebastian sonrió débilmente y salió de mi habitación para darme privacidad. Cuando se hizo el silencio, abrí el sobre.
(¿Cuándo ha escrito esto?)
Pasé el pulgar por el papel y un recuerdo irrumpió en mi mente, tan vívido como motas danzantes de amatista y luz de luna...
.....
· NAPOLEON- Oh, estás despierta.
· MC- ¿Qué estabas escribiendo?
· NAPOLEON- ¿Escribiendo? ...No, dejé de escribir y empecé a dibujar en su lugar. Llamo a este dibujo, 'Retrato de una Nunuche Durmiente'.
.....
(Este es el mismo papel.)
Ayer, cuando pasamos la noche juntos. Me quedé dormida. Napoleón se había quedado despierto para escribirme esto. Entonces él... Se fue solo a luchar contra Wellington.
(Napoleón no estaba dibujando nada. Estaba ocultando el hecho de que estaba escribiendo esto. ¿Era porque ya sabía lo que le iba a pasar...?)
Respiré profundamente varias veces e incluso así, no estaba segura de estar preparada para leerlo.
· MC- ...Napoleón...
Al desdoblar la carta, vi que su escritura ... tan distintiva y característica como su acento ... cobraba vida en la página.