El calor era suave. Cómodo. Casi... demasiado perfecto.
Kizara frunció el ceño ligeramente en su sueño, resistiéndose a despertar. Algo cálido rodeaba su cabeza. Su mejilla descansaba sobre una superficie suave, mullida, como si las nubes hubiesen decidido volverse almohadas solo para ella. El aroma era limpio, metálico pero agradable, como si la tecnología tuviera un corazón que olía a vainilla y estática.
Cuando sus párpados finalmente se abrieron, lo primero que vio fue el rostro de N.A.R.A.
—...¿Eh?
La androide estaba sentada en la mesa de trabajo, completamente reconstruida. Su uniforme de maid impecable, su cabello blanco peinado con precisión quirúrgica, y sus ojos —antes apagados— ahora resplandecían con una luz suave, azulada. Fríos, sí. Pero atentos.
Y lo más impactante: Kizara tenía la cabeza recostada en su regazo.
—¡¿Q-Q-Q-Qué estás haciendo?! —balbuceó al instante, levantándose a medias como si la hubieran electrocutado, pero N.A.R.A. la sostuvo con una mano delicada.
—Indicador de estrés elevado. Movimiento interrumpido para evitar daño. —su voz seguía siendo neutral, robótica… pero en su tono había algo más: una cadencia más natural, como si hubiese practicado cómo sonar humana.
Kizara miró hacia abajo, directo al regazo que acababa de abandonar. Aun sabiendo que era una androide, ver esos muslos perfectamente formados y sentir su calidez casi la hizo sangrar por la nariz.
—Tú… tú estabas… ¿acari-ciando mi cabeza?
—Confirmación. Según registro histórico de interacciones afectuosas, este acto brinda consuelo. Evaluación del usuario durante el sueño: expresión tranquila, frecuencia cardíaca óptima. Acción mantenida.
—Ay por favor… —Kizara se tapó la cara con ambas manos, entre avergonzada y enternecida—. ¡No hagas eso sin avisar! Casi me da un infarto.
—Análisis actualizado. Para futuras repeticiones, se recomienda consentimiento verbal previo. Solicitud: ¿autorización para continuar con gesto de afecto en el futuro?
Kizara se atragantó.
—¿Q-qué clase de pregunta es esa…?
—Pregunta directa. Necesito respuesta.
N.A.R.A. inclinó ligeramente la cabeza, como un gato que intenta entender por qué su humano se está riendo o llorando. Kizara, por su parte, se volvió hacia un costado, con el rostro rojo, y murmuró:
—…Sólo si estamos solas.
—Autorización aceptada.
Kizara soltó una risita nerviosa mientras se ponía de pie, intentando cambiar el tema.
—Bueno, veo que te reconstruiste sola. Y hasta me hiciste de almohada. Supongo que eso te convierte oficialmente en la maid más letal y dulce del mundo.
—Clasificación registrada: “Letal y dulce”. Nuevo apodo: ¿aceptado o rechazado?
—¡N-no es un apodo, era un comentario!
—Registrado como apodo provisional hasta nuevo aviso.
Kizara no sabía si quería reír, llorar o esconderse en un hoyo. Pero en el fondo, una parte de ella se sentía más acompañada que nunca. No solo por tener alguien a su lado… sino porque ese “alguien” —aunque hecha de circuitos y metal— estaba empezando a sentir.
Y tal vez, solo tal vez, ese corazón artificial estaba empezando a latir por ella.
#3200 en Fantasía
#3856 en Otros
#440 en Aventura
aventura accion drama, aventura ciencia y ficcion, post-apocaliptica
Editado: 05.11.2025