N.A.R.A

Capítulo 14: Un Día de Descanso (Casi Letalmente Adorable)

El sol apenas se filtraba entre los escombros de la antigua ciudad, pero en la base subterránea improvisada de Kizara, la luz era cálida y constante gracias a unos paneles solares recuperados y luces de baja energía. Kizara apenas había salido de la cama cuando el delicioso aroma a comida la golpeó de lleno.

Parpadeó.

¿Comida?

Se levantó y tropezó con sus propios pies hasta llegar al pequeño “comedor”. Y ahí estaba.

N.A.R.A., en su uniforme de maid, de espaldas a ella, girando con precisión una espátula improvisada sobre una sartén calentada con una llama controlada. El delantal estaba atado con un moño perfecto. Y sobre la mesa, ya esperaban dos platos: uno con un arroz dorado salteado y vegetales secos rehidratados… y el otro con una especie de omelette decorado con salsa de tomate.

Pero no cualquier omelette.

Este tenía dibujado un corazón con la palabra "Ganbatte" escrita en katakana mal formado.

—¿H-Hiciste desayuno? —murmuró Kizara, todavía atónita.

—Confirmación. Hoy ha sido asignado como “Día de descanso”. Las labores del usuario serán suspendidas. Meta: 100% de relajación y restauración emocional.

—N.A.R.A. se giró. Su rostro era el de siempre: sereno, neutral… pero sus ojos brillaban con algo más cálido. Algo casi humano.

Kizara se sentó lentamente, con las mejillas enrojecidas. Se llevó un bocado a la boca y… se quedó inmóvil.

—…¿Esto es… arroz frito con soja fermentada y…? ¿Tú hiciste esto?

—Correcto. Combinación basada en memorias registradas. Este plato se asemeja a la preparación descrita como “favorita de madre” en una conversación anterior.

Kizara sintió un nudo en el estómago. Uno emocional, no físico.

—…Gracias.

—Gracias recibidas. Procediendo con siguiente fase del plan.

—¿Plan?

Antes de que pudiera preguntar, N.A.R.A. se inclinó frente a ella, y con la precisión de una actriz de café maid… alzó ambas manos sobre el omelette y dijo con una seriedad mortal:

—“Moe moe… kyuu~”

—y dio un pequeño giro sobre sí misma.

Kizara escupió el bocado de arroz como una fuente.

—¡¡¡N-N-NARA, ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!!!

—Referencia a protocolo maid café 23C, artículo 5: encantamiento afectivo para mejorar el sabor. Confirmación: reacción emocional intensa. Evaluación: éxito.

—¡Eso no es justo! ¡No puedes hacer cosas tan lindas con esa cara tan seria! ¡Voy a morir! ¡¡Me vas a matar de un infarto de ternura!!

N.A.R.A. ladeó la cabeza, como un cachorro confundido.

—Objetivo alcanzado: emocionalmente vulnerable. Hipótesis: “ternura” como arma potencial. Registrar para uso táctico.

—¡No, no lo registres! ¡¡No conviertas eso en arma, por favor!!

Después del desayuno, N.A.R.A. preparó un té con hojas recolectadas y le trajo una frazada para que se recostara un rato más. Kizara estaba entre el cielo y el infierno emocional, completamente desarmada ante tanta dedicación robótica.

Y mientras Kizara dormitaba sobre el sofá, con una taza caliente entre las manos, N.A.R.A. se quedó de pie a su lado, observándola en silencio.

No dijo nada. No sonrió.

Pero su mano, lentamente, volvió a acariciar el cabello de Kizara con un movimiento suave, repetido. Como la noche anterior.

—Estado: seguro. Usuario: descansando. Miembro emocional:... cargando.

El resto del día transcurrió como un pequeño paraíso artificial. Kizara y N.A.R.A. pasaron horas cocinando, jugando con un viejo cubo de rubik que Nara resolvía en milésimas de segundo (mientras decía con voz plana “Entretenido”), y compartiendo silencios cómodos. Por primera vez en mucho tiempo, Kizara sintió que no estaba sola.

Y al atardecer, sobre el tejado del edificio medio colapsado donde habían establecido su refugio, ambas contemplaron las estrellas.

—¿Sabes…? —murmuró Kizara, sentada con las piernas cruzadas, la cabeza apoyada sobre el hombro firme de Nara—. A veces olvido lo roto que está el mundo. Cuando estás conmigo, es fácil olvidar.

—Confirmación. Temporal supresión del estado depresivo detectado. Interpretación: Presencia de esta unidad contribuye a estabilidad emocional.

Kizara rió entre dientes.

—Sí… pero también te pasas. “Moe Moe Kyuu~”. Casi me da un ataque al corazón.

—Misión cumplida.

La noche cayó, y N.A.R.A. se quedó observando el rostro dormido de Kizara mientras esta descansaba bajo mantas raídas pero calientes. En su pecho aún tenía el pequeño broche que habían encontrado juntas, una tontería sin valor real, pero que Kizara había dicho que la hacía sentir "como una protagonista de historias viejas".

N.A.R.A. se levantó en silencio.

Activó su modo de sigilo. Cada paso era invisible, cada movimiento calculado.

Caminó hasta una consola improvisada, donde había analizado datos en secreto las últimas semanas. Tenía los mapas. La ubicación. Los horarios de vigilancia de los drones del Núcleo. El patrón de protección de la IA central.

—Iniciando misión: Fin del ciclo de control. Objetivo: eliminación de la entidad primaria. Riesgo: 98.72% fatalidad estructural. Prioridad: Seguridad de Kizara.

Guardó un último registro de voz. Un mensaje. Y lo almacenó en el terminal que Kizara usaba a diario, con una etiqueta que decía simplemente: “Para cuando despierte.”

Luego, se fue.

Nadie notó su salida.

Nadie… excepto el sistema mismo.

Porque cuando N.A.R.A. cruzó los límites del territorio central, las alarmas se encendieron en silencio. La IA madre, conocida como AETHER, abrió su núcleo de defensa. Detectó un fragmento de su propio pasado en la señal de esa maid extraña. Y la reconoció como algo que nunca debió existir.

Mientras tanto, Kizara seguía dormida.

Pero su cuerpo se removió inquieto, como si algo se hubiera quebrado en la distancia.

Y al abrir los ojos con un sobresalto, se encontró sola.

—¿Nara?

Silencio.

Su corazón comenzó a latir con fuerza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.