Narrando Mi Historia ©

Capituló 2: Verdades Descubiertas...

Mire con miedo el pasillo retrocediendo poco a poco queriendo escapar de la cruel realidad de la cual aún vivía y no quería regresar. 

Sus intensos ojos marrón oscuro, su piel pálida y suave, su laceo cabello marrón oscuro -Al igual que sus ojos- y su cuerpo algo marcado, Dylan Adams Parisi, mi amor platónico, mi crush, aunque suena bastante extraño usar el adjetivo posesivo mi cuando él no es mioHombre de nombre hermoso (y algo sensual desde mi punto de vista), que de solo escucharlo se me eriza la piel.

Estaba allí parado, mojado (y no en ese sentido, ya las vi pervertidas) mirándome desde la distancia. Estaba bastante serio y no entendía el porque de su seriedad al mirarme. Salí de mi trance así comencé a caminar hacia él, pero no precisamente hacia él sino que le pase por el lado ignorando su presencia, cosa que por cierto me costo, pero sin embargo como ya sé que el universo me odia, él detuvo mi brazo. 

—  Hey—Hablo luego de unos segundos de estar callados, en la misma posición.

— ¿Mm? —Emití ese pequeño sonido a modo de que podía hablar.

—  ¿Ocurre algo? —Sentí como dejaba de estar tan tenso luego de hablar.

— Nada... Solo cosas mías —Rodé lo ojos.

Pueden pensar que creída estoy siendo pero solo estoy pagando le con la misma moneda, se que es malo pero si la persona que me gusta esta siendo fría conmigo, no creen que yo también tengo el derecho de serlo ¿No?

—Sé que te ocurre algo dime, te escuchare —Me safe de se su agarre así seguí mi camino pero, ¿Qué creen? El muy idiota comenzó a seguirme caminando a mi lado—. ¿No me contaras? —permanecí en silencio— Hey ¿Me estas ignorando?

— No como crees, solo estoy caminando ¿No lo vez?— Dije sarcásticamente mirándolo por el rabillo del ojo.

— Soy muy despistado a veces, tu bien lo sabes— Respondió él, igual de sarcástico y comencé a reír ruidosamente mientras entraba junto a el al salón— Esa es la actitud— ladeo una sonrisa.

— Cállate, tonto— Me esforcé por no sonreí y gracias al cielo si resultó, busque con la mirada mis cosas, una vez las vi me acerque y las tome así me asegure de que no me faltara nada. En cambio él se sentó encima del pupitre que se encontraba a mi lado.

— ¿Entonces?— Preguntó y yo en cambió arquee la ceja confundida.

— ¿Entonces qué?— Creó que hasta ahora me di cuenta que la pregunta fue bastante obvia.

— ¿Por qué saliste corriendo del salón?— Se cruzó de brazos con una expresión seria en el rostro.

-No en la nariz.
-Cállate, estúpida conciencia.

— Porque a mi me dio la regalada gana, ¿Algún problema?— Seguí ordenando mis cosas así una vez termine acomode las cosas en mi brazo.

— Entonces, ¿Por qué tienes los ojos rojos e hinchados?— Arqueo la ceja.

Me quite la mochila del hombro así la volví a colocar en el pupitre—. Irritación en los ojos, ¿Qué? ¿No sabías que sucedía?— lo mire incrédula.

— Entonces...— Se acerco a mi, demasiado— ¿En donde están las gotas para calmar la irritación?— él estaba demasiado pero como que demasiado cerca de mi, lo que me puso bastante nerviosa.

Trague en seco—. Pu-pues... Las de-deje en casa. ¿A-algún problema?— Lo mire retante aunque me encontraba muy nerviosa. Demasiado.

— Okey señorita mentira, te "creeré"— hizo las comillas y sonrió alejándose de mi así permitiendo respirar nuevamente— Ya dejando los juegos que te pasa en serio.

Asentí , entonces sonreí apenada y tome mis cosas nuevamente— ¿Caminamos?— Pregunté con la mirada perdida hacia la puerta.

— Mm...— Dudo un poco pero, finalmente acepto— Esta bien, vamos.

— Bien—. Asentí un poco así comencé a caminar hacia la puerta con él atrás de mi.

Caminamos por los ahora pasillos oscuros, uno al lado del otro, así comencé a hablar rompiendo el silencio, que entre nosotros se había formado.

— Dylan...— Llamé su atención— No me preguntes tanto que qué me pasa— Observaba nuestros pasos— No me gusta que se preocupen por mi, no soy tan importante— Vi las intenciones de hablar que tenía pero no se lo permite— Me gusta preocuparme por los demás, pero no que los demás se preocupen por mi.

-Mentira -Decía mi tonta conciencia.
-Sé que es una mentira más que nadie -Le respondí.

— Sé que es mentira— Sus brazo me detuvieron, así se coloco delante de mi— Sé que dices eso porque estabas llorando por alguien pero, no quieres que alguien lo sepa.

Baje la mirada y mordí mi labio frustrada, me había descubierto cuando me había prometido no llorar por nada ni nadie.



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En el texto hay: lagrimas, amor, frases reflexiva

Editado: 15.01.2019

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