Nasham

Capitulo II

Elizabeth Lutero, una mujer de entre cuarenta a cuarenta y cinco años, es de los Arcontes más poderosos que existen y por ello mantenía una figura bastante esbelta y un poco robusta, no aparentaba la edad que tenía, pero se dejaba su cabello totalmente blanco y largo; como único rastro de su edad, en su rostro solo se encontraba un desperfecto; una cicatriz hecha por uno de los antiguos Archi demonios que atravesaba todo su ojo derecho y que, por un golpe de suerte no lo perdió.

Actualmente, era la directora del claustro Luterano y líder del territorio donde se encontraba el Recinto, cargo que fue puesto en ella desde muy corta edad después de la muerte de su abuelo, ella es descendiente de Martín Lutero.

Allí se encontraba en la sala de control, rodeada de Arcontes, asombrados por el poco tiempo que le tomo llegar al Recinto, el jefe de los guardias; un hombre de casi dos metros de alto y cuya voz se encontraba desgastada, se aproximó hacia ella con un grupo de pergaminos.

Guardia: Mi señora, llego bastante pronto desde el claustro.

Elizabeth: Cuando se trata del demonio de los ojos rojos, la velocidad es clave. 

Guardia: Eso lo notamos, su ataque fue bastante rápido y cuando percibimos que estaba acá, ya era demasiado tarde, había robado lo que necesitaba – En ese momento le hacía entrega de los pergaminos.

Elizabeth: Entonces… ¿Ya hicieron el inventario para confirmar que fue lo que se llevó?

Guardia: Si mi señora, aunque no lo entendemos...  En este lugar hay información muy importante, pero robo un libro de la sección educativa, algo que no tiene ningún sentido.

La directora miró los pergaminos y al observar lo que Azath había tomado, abrió los ojos y susurro: Por fin te tengo….

Guardia: ¿Disculpe mi señora?

Elizabeth: Perdona, no fue nada… ¿Estás totalmente seguro que fue lo único que él se llevó?

Guardia: Sí, revisamos todo lo más rápido que pudimos.

Elizabeth: ¿Hubo algún herido o daño en la infraestructura?

Guardia: No, fue un ataque muy limpio, no genero ningún daño y ninguno los Arcontes se encuentra herido.

Elizabeth: Entonces no asesinas si no es necesario – Susurro, mirando nuevamente los pergaminos.

Guardia: ¿Disculpe mi señora?

Elizabeth: Perdona, no es nada… Bien, entonces manténgase alerta por si nuevamente llega a acercarse, si encuentran algún rastro de él deben informarme inmediatamente.

Guardia: Por supuesto, la mantendremos informada.

Todos los guardias quedaron atónitos, pesaron que iba a actuar con mayor molestia, puesto que ella había invertido mucho tiempo y esfuerzo en la seguridad del lugar; sin embargo, para su sorpresa se encontraba bastante tranquila, incluso dio la impresión de estar alegre por lo sucedido.

¿Qué es lo que pasa por la mente de la directora? Fue lo primero que pensó el jefe de los guardias mientras se acercaba a la sala de comunicaciones.

Elizabeth caminaba rápidamente hacia su helicóptero que la esperaba en la terraza del edificio, tenía que llegar pronto al claustro. Lo que estaba sucediendo era una oportunidad que nunca se le había presentado, tenía que ser muy ágil y precisa para aprovecharla y lograr sus aspiraciones.




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