Después de la clase, Azath no podía dejar de pensar en el color que podía tomar su Dam'Avanim, le preocupaba que fuera a tomar un tono totalmente oscuro, ya que eso podría levantar sospechas.
Sus preocupaciones se disiparon cuando entró al comedor del Claustro: un lugar enorme, con decenas de mesas largas y ventanas muy elevadas, donde la luz pasaba e iluminaba completamente el sitio, las paredes estaban totalmente vacías, sin ningún tipo de decoración, la comida estaba servida en varias mesas donde cada cadete podía tomar lo que deseara.
Intentó pasar desapercibido, pero el murmullo llenaba todo el espacio, a medida que caminaba, algunas cabezas se voltearon y las voces se detenían, sentía como todos lo evitaban.
Tomó una bandeja y se sirvió en silencio, miró alrededor buscando un lugar donde sentarse, finalmente encontró una mesa vacía en una esquina; perfecta para poder comer solo, sin que nadie lo molestara, sentía como el cadete llamado Marcus lo miraba con enorme desprecio.
Desde una mesa al fondo, Iris lo observaba, estaba sentada junto a una joven de cabello blanco que le hablaba animadamente pero ella apenas escuchaba, sus ojos verdes seguían cada movimiento de Azath.
Cuando Azath tomó el primer sorbo de su café, el sabor y olor le recordaron la posada de la pequeña niña, la melancolía empezó a recorrer su mente, a su vez, sentía todo el lugar impregnado de energía espiritual, o como los humanos lo llaman, Nasham. Su mirada se centro en una de las ventanas, absorto en ver como entraba la luz del sol y recordó la conversación que tuvo con Elizabeth la noche anterior.
…
Elizabeth estaba sentada en su escritorio, el libro que Azath había robado del Recinto abierto frente a ella.
Elizabeth: Este libro que conseguiste es bastante básico… Te da una base, pero está incompleto, además, no es buena idea entrenar solo con libros — Cerró lentamente el libro — Así no lo hemos hecho nosotros.
Azath: Lo sé... Pero al menos ahora entiendo lo básico, el Nasham es... energía espiritual que los humanos pueden manipular — Se sentó en uno de los sofás que había en la sala — Pero, no entiendo cómo adquirieron dichas habilidades, la iglesia dice que fue un favor de Dios por las plegarias que hicieron, pero se que él no hace las cosas así.
Elizabeth: Estás en lo correcto, es energía espiritual que aprendimos a usar, sin embargo las versiones de la iglesia están bastante sesgadas, con el tiempo te darás cuenta del porqué — Se levantó y caminó hacia la ventana — Después de la Segunda Devastación, los supervivientes empezaron a respirar la energía que emanaba los cadáveres de ángeles y demonios... Al principio, muchos murieron por la contaminación, y sufrieron horribles mutaciones en sus cuerpos y mentes, pero algunos... Algunos evolucionaron, desarrollaron la capacidad de absorber y manipular esa energía.
Azath: ¿Y así nació el Nasham?
Elizabeth: Así es, aunque la Iglesia lo presenta como un "regalo divino", la verdad es más cruda… Fue supervivencia. Adaptación forzada, madres en estado de embarazo que respiraron la energía y se la transmitieron a sus hijos — Se volteó hacia él — El Nasham no es uniforme y todavía no lo entendemos del todo, algunos desarrollan la capacidad de manipular los elementos terrenales… fuego, agua, aire, tierra, y unos pocos, manifiestan habilidades únicas.
Azath: Como los Ojos de Ángel que tenía Jillya.
Elizabeth asintió — Exactamente. Y tú... al tener una naturaleza de demonio tienes la capacidad la energía oscura, aunque con resultados aleatorios.
Azath: ¿Por eso quieres entrenarme?
Elizabeth: Quiero que aprendas a controlar tu poder, no solo usarlo — Tomó el libro y lo guardó en el escritorio — El Nasham se activa mediante conjuros en hebreo, mientras más complejo el conjuro hay más poder, pero también consume mayor energía, eso lo lograron descubrir nuestros antepasados en el territorio Cristiano Oriental.
Azath: ¿Y mi poder demoníaco?
Elizabeth: Tu poder es impresionante... Pero… Peligroso cuando pierdes el control, los conjuros de Nasham podrían ayudarte a canalizarlo, a darle estructura — Lo miró fijamente — Por eso estás aquí… Para aprender a hacerlo
Azath: ¿Y si no puedo?
Elizabeth: Entonces lo que pasó con los Babuinos volverá a suceder y la próxima vez, podrían ser muchos mas inocentes.
El silencio llenó la habitación, Azath sabía que tenía razón…
“¿Este asiento está ocupado?” Azath parpadeó, saliendo de su recuerdo, frente a él estaba una joven de piel morena, con cabello blanco y liso hasta los hombros, con una sonrisa amigable, su ojo derecho era de color azul y su izquierdo de color cafe.
"No... está libre," respondió Azath.
"Soy Alma… Es un placer conocerte"
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Editado: 21.12.2025