El avión aterrizó en el aeropuerto de Mountain Village el lunes por la mañana justo a tiempo para ver el sol matutino asomar por entre las nevadas montañas realizando un efecto visual impresionante y hermoso a la vez. Para ser honesta, no sabía que prefería, si seguir en el avión o bajar a tierra; era la primera vez que viajaba en primera clase y posiblemente la última por lo que deseaba disfrutar hasta el último momento de ese viaje. Mire a Paul quién estaba ayudando a los niños a desprender sus cinturones y sentí una molestia en el estómago.
-Paul, tu y los niños adelántense si quieren, yo ahora los alcanzo.
-¿Segura? ¿Estás bien?
Él me miró genuinamente preocupado provocando una sonrisa en mi rostro.
-Si, solo es el estómago. Debe ser por el vuelo, ahora mismo bajo.
-Si, seguramente sea por el vuelo. Ayudaré a los niños a bajar y los llevaré con Dan al auto, si no estás ahí dentro de cinco minutos vendré por ti.
-Mejor que sean 10.
-¿Tanto necesitas?
-Nunca se sabe, después de todo soy mujer.
-Que conste que tú lo dijiste.
-Y tu lo pensaste.
Se rio sin decir que si, pero tampoco lo negó. Me abrí paso por entre la gente hasta que logré llegar al baño y justo a tiempo para devolver la comida que había consumido durante el vuelo. No había sido mucho, pero al parecer había sido demasiado para mi estómago.