Navidad con mi jefe.

Capitulo 11.

   Loreley fue la primera en entrar con su vientre de 8 meses de gestación dónde una preciosa niña aguardaba para nacer. Lucía cansada aunque intentaba disimular, pero sus ojos la delataban por completo, además, su cabello negro lucia un tanto más opaco de lo normal, como si necesitara una ducha relajante. Sus ojos cafés buscaron por la sala y no hizo falta que dijera a quién estaba buscando. 

-Loreley, tanto tiempo sin verte. 

-¡Cuñada! ¿Cómo está mi cuñada favorita? 

-¿Cómo que favorita? Si soy la única que tienes.  

-Ah, es verdad, pero… - Me indicó que me acercará y cuando estuve lo suficientemente cerca ella susurro a mi oído.- la verdad es que a veces creo que Nesa es la hermana menor de ustedes.  

   Ambas comenzamos a reírnos y no dijimos ni una palabra del porque cuando Nesa nos preguntó el motivo de tanta risa, pues ambas sabíamos que no era por su belleza y juventud que la veíamos como una hermana más. Víctor entro con los pequeños Mark y Joey que corrieron a los brazos de mi padre y este los recibió con mucho gusto.  

-Muy bien, creo que ya está toda la familia.  

  Mi madre hablo más alto de lo necesario como enviando un mensaje entre líneas y solo cuando mi hermano se me acercó y pregunto por mi prometido al abrazarme, fue que comprendí el mensaje encriptado de mi madre. 

-Víctor, recién acabas de llegar, no has ni terminado de saludarme decentemente que ya me estás preguntando por él. Al menos termina de desempacar.  

-Ya me conoces hermanita, al mal paso mejor darle prisa. 

-Espero que el conocerme no sea la parte mala de la que hablas, Víctor. – Paul se había acercado a nosotros y ahora extendía su mano a modo de saludo a mi hermano. – Es un gusto conocerte al fin, tu hermana me a hablado mucho de ti; bueno, de hecho, ah hablado de todos ustedes en realidad. 

  Si, hablé de mi familia durante tres horas seguidas para asegurarme de que memorizaba cada nombre y detalle de la misma y al parecer él había hecho su tarea a la perfección. 

-Nunca gusto Paul, en efecto soy Víctor el hermano mayor de Molly.  

-Y por lo que tengo entendido padre de dos hermosos pequeños Mark el mayor y más rebelde y Joey la lista, pero además viene otra princesa en camino. Por cierto; ¿Cómo llevas el embarazo Loreley?  

-Oh, bien gracias. Es un placer conocerte al fin. 

-Loreley mismo digo. Víctor, debo admirar como logras mantener a flote tu cafetería y criar a los pequeños y además pasar tiempo con tu hermosa esposa. Cómo hombre de negocios y con tres pequeños, se lo difícil y caótico que puede ser a veces. 

-¿Tienes tres hijos? 

-Si, por supuesto en seguida se los presento. 

  Fueron a la sala donde mis sobrinos ya estaban congeniando con Sally y los gemelos, por mi parte acompañé a Loreley a la cocina quién supuse iba en busca de un vaso de agua para disimular el rubor de sus mejillas. Siempre había sido una chica muy coqueta y con el sonrojo fácil, pero al casarse con mi hermano ella solo se ruborizaba cuando él le realizaba un cumplido. Pero al parecer ese efecto también podía ser provocado por Paul Murray; y no la culpaba.  

-¿Ves a lo que me refiero? Mira a la pobre Lorel, a penas si la reconocí con su gran vientre, ya no se dónde comienza y dónde termina.  

  Mi tía susurro por sobre mi hombro en la puerta de la cocina y en el fondo me sentí mal por el comentario, aunque debía admitir que su vientre estaba más grande de lo que me había imaginado, incluso para el tiempo que ella tenía. 

-¡Shh! Calla, te va a escuchar. Debes ser más precavida con las palabras que utilizas Nesa. 

-Ya comienzas a parecerte a tu madre, dentro de poco me dirás que no beba frente a los niños. 

-Si que… ¿Un prometido con tres hijos? 

  Lorel me sonrió al terminar la pregunta, pero estaba claro que lo que deseaba saber eran los detalles de nuestra relación; como todos. 
 




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