Al asomarme a las escaleras pude escuchar el sonido de las risas de mi familia y unas que no pude reconocer, supuse que sería la de los pequeños Murray que al fin habían logrado empezar a disfrutar del aire festivo previo a la navidad. Ya faltaban pocos días y aún no había logrado cruzar más de tres palabras con los gemelos, en cambio, con Sally si que nos entendíamos e incluso estábamos planeando diferentes formas para las galletas navideñas. Era una niña extraordinaria a decir verdad y me podía arriesgar a decir que incluso yo le caía bien a ella, casi tanto como ella a mí.
-¿Quieren más chocolate niños?
La voz amable de mi madre se filtró desde la sala hasta dónde yo estaba e inmediatamente una sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar cuando Víctor y yo peleábamos de pequeños por quién obtenía la última galleta o el último sorbo de chocolate caliente.
-Paul querido. ¿Tú sabes cuándo la bella durmiente de mi hija nos honrará con su dulce presencia?
-Estoy seguro de que bajará enseguida señora Bradford.
-Oh, querido, somos familia y dentro de poco será legal así que dejemos las formalidades de lado y simplemente dime Eleonor.
-Como usted… disculpa. Cómo tú digas, Eleonor.
-Así esta mejor.
-Señor Bradford, debo admitir que seré el hombre más afortunado al tener como esposa a su hija y por lo que veo, tiene una excelente genética por lo que al igual que su madre, los años no pasaran por ella.
Mi padre comenzó a agradecerle por su comentario y mi madre por su parte lo tomo con humor y lo acusó de estarle diciendo “vieja” o “señora de edad avanzada”, yo por mi parte, sentí una calidez en mi corazón que temía desapareciera cuando toda esta farsa terminara. Pero, ¿Y si ya no era una farsa? ¿Qué pasa si él realmente habla en serio? ¿Yo también quiero que esto sea real? Decidí que ya era hora de dejar de espiarlos cuando mi estómago interrumpió mis pensamientos para gruñir reclamando comida.
-¡Oh, pero si ahí está nuestra bella durmiente!
-¿Qué tal dormiste hermanita?
-Hola Vic, Lorel y demás familia.
Paul se puso de pie y sacó la silla junto a él para que me sentará en ella y todos estaban observándonos muy atentamente. Por suerte, una vez comencé a embutir comida su atención se desvío.
-Por cierto, cariño, hoy tendré que salir.
-¿Irás solo?
-Si, pero tranquila volveré en seguida. Es un asunto de trabajo solamente y posiblemente llame a mi madre de camino. Está como loca porque no lleve a los niños con ella este año.
Casi me atragantó con la comida, había olvidado lo de su madre, pero por suerte Paul había entendido mi estado de pánico incluso antes que yo.
-Tranquila, no lo sabe.
-Muy bien, solo ten cuidado por favor.
-Lo tendré. -Miró a los niños y luego se acerco a mi oído para susurrarme.- Además, creo que será una oportunidad fantástica para que pases tiempo con los niños y que ellos te conozcan, una vez lo hagan sabrán lo fantástica que eres.
-Querrás decir que los gemelos me conozcan.
-Si, bien, me atrapaste.
-Lo sé. Tú no te preocupes, yo puedo con esto y ya verás cuando regreses lo unidos que estaremos.
“Luego comprendería el error de mis palabras y me arrepentiría de ellas.”