En una pequeña colonia de ratones, se puede ver a una monja ratona con anteojos tocando las campanas del orfanato Ángeles del Agujero.
Talán, talán, tolón, tolón, tan, tan, din don dan.
—Vamos ratoncitos es hora de los deberes, Marcel, Alfred, Jeremy, Will, Lisa, Joe, Francis, y los que falten ¡en… marcha! — grita una ratona vestida con habito de monja color amarillo, su pelaje es rosa.
Todos los ratoncitos aun con pijamas se levantas somnolientos y se forman en una fila marchando detrás de la monja Margaret, quien los conduce por los pasillos de una iglesia hasta llegar a el comedor un lugar con paredes muy altas las mesas son latas de embutidos y los asientos son taparroscas de refrescos.
— ¡Alto!, — grita de nuevo la monja —todos siéntense vamos a dar las gracias y orar por el Rey Rata antes de desayunar—
Dos ratoncitos al final de la fila tomados de la mano, el mayor tiene pijama Azul y el menor un color amarillo.
—No Will ya te dije que no puedes ir arriba hasta que cumplas siete meses aun tienes cuatro debes esperar— dice el mayor tratando de calmar al mas pequeño.
—Pero prometiste que me ibas a llevar a ver un árbol de verdad— dice el ratón más pequeño al borde del llanto —mentiroso, mentiroso, eres un topo mentiroso.
—Shhh, no llores, no llores Will prometimos que no íbamos a llorar a nuestros padres— abraza a su hermanito, pero comienza a llorar más fuerte —cálmate va a venir madame Margaret.
Pero ya era demasiado tarde porque la monja Margaret ya se había dado cuenta, a diferencia de otras monjas ella estaba junto con otro grupo de ratones coludidos con las ratas, obligaba a los ratoncitos a llamarle Madame Margaret porque tenía más poder que las demás incluso que la madre superiora.
—Los hermanos Ratons, — dice con ironía —como es que no me sorprende que ustedes sean los que hagan un alboroto a esta hora.
—Madame Margaret discúlpenos, es mi culpa— dice Joe mientras Will sigue llorando —yo tuve la culpa, castígueme a mí.
—Claro que te castigare a ti porque a este holgazán aun no lo puedo mandar a conseguir la cuota, así que tu castigo es ir a tierras altas sin desayunar y traes por lo menos la comida de tres ratas (aproximadamente medio kilogramo) y telas nuevas de colores brillantes y suaves para el rey Rata, ¡así que anda a cambiarte te vas ahora mismo!— empiezan a rumorar los otros ratones y voltea con enojo, dirigiéndose hacia ellos —a callar y siéntanse de una vez a desayunar, necesito que hagan una jornada por lo menos de diez horas.
Margaret trata de apartar a Will de Joe pero este sigue llorando aferrado a este.
—Will tienes que ir con Madame Margaret, — zafa sus patitas de su pijama —no llores prometo regresar pronto y te contare todo lo que he visto hermanito (sonríe)— madame Margaret toma con posesión al pequeño.
—No regreses hasta que encuentres todo lo que te he pedido no me importa si son tres días, un mes, o un año. ¡Lárgate ya! — Joe corre con sus cuatro patas a su dormitorio.
No tiene mucha ropa lo único que pudo conservar de su casa era un impermeable amarillo, una lampara y un sombrero para las lluvias, así que fue lo que uso. Cuando sus papas murieron un año atrás también iba con ellos a tierras altas, pero fueron apresados por una trampa de ratón igual que muchos otros, la ambición de las ratas había llegado demasiado lejos, mandaban plagas enteras a conseguir cachivaches y comida para ellos, dejando a la población ratón casi agonizante.
—O no es tardísimo, debo apresurarme si quiero llegar antes de la cena— sale del orfanato hacia las alcantarillas de salida hacia tierras altas —espérame hermanito, y por favor no llores.
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navidad para todos, ratoncitos contra ratas, esperanza en la humanidad
Editado: 21.12.2018