Navidad por ti

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25 de diciembre de 20XX

 

- Ya deberías pensar en buscar pareja, Theo, está bien que disfrutes tu juventud pero piensa un poco, no estaría mal que agrandes a la familia - comento mi tía Sara - Tu madre y todos aquí estaríamos orgullosos de que traigas alguna chica alguna vez.
- O chico - le siguió mi tía Paula - Te apoyamos igualmente.
- ¿Cómo esperas que agrande la familia si trae a un chico? - hablo mi tía Lourdes - no, no, no… una chica es lo ideal. La biblia lo dice, por eso Dios creo al hombre y la mujer, eso es lo correcto.
- Lo pensaré - respondí sin más, cada año es lo mismo, mismo tema, mismas personas y misma discusión.
Me levanté y me aleje del lugar, o bueno de los tías, si me quedaba el tema se alargaría y no podría irme. Es bastante bochornoso tener que estar en un lugar así. Entre a la cocina con el pretexto de ir por más ponche y me encontré con Hannah. Ella es hija de la mejor amiga de mi madre, nos conocemos desde niños, podría decir que crecimos juntos.
- ¿Huyendo de la fiesta? - preguntó.
- ¿Tan obvio fui?
- Les gusta hablar contigo, solo que nunca saben de que, ten un poco de aguante.
- Hannah, hay miles de temas para hablar porque ese en específico.
Ella suspiro y negó con la cabeza.
- Cada año te vuelves más iracible.
- Y cada año son más insoportables.
Ella me miró por unos segundos y luego sonrió. 
- Eres muy tonto, ¿Lo sabes?
- Pero igual me quieres - respondí con una sonrisa.
Si le pensabas, si, me gusta Hannah, desde hace años. Y la verdad, pensé en declarme a ella varias veces, pero algo me dejó en claro cuando me presento a su primer novio, soy el mejor amigo o el amigo de la infancia. Ese es la manera en que presentaba a todos, sus parejas o amigos, me conocían así. Así que prácticamente me auto declare como rechazado.
- ¿Y no te gusta nadie? - pregunto Hannah - Podría ayudarte.
- No - respondí - no me gusta nadie.
- ¿Y le gustas a alguien?
- ¿Cómo voy a saberlo? - se encogió de hombros y sonrió - tal vez no captas las indirectas, eres muy malo en eso.
Aunque le guste a alguien más, no podría, ni intentándolo. 
- ¿También me vas a recomendar a alguien?
- Sería estúpido de mi parte - respondió - no creo conocer a alguien para ti.


***

- ¡Pues dimelo a mí! ¿Qué necesidad de ventilar mis asuntos privados?
- ¡Solo fue un comentario, Theodore!
- Vaya mierda - susurré. 
Me levanté furioso e intentando controlar mi impulso de seguir la discusión. Tomé mi abrigo y me dirigí a la salida, no me importaba no tener donde ir, quería estar lo más lejos posible.
- ¡Theodore! - gritaba mi madre.
Revise los bolsillos y tome entre mi mano las llaves de mi auto. Maldije para los adentros, recordé que mi auto estaba estacionado del otro lado de la calle, apure mi paso. Saque las llaves, pero al no tomarlas bien, se cayeron de mi bolsillo y me agache a recogerlas; solo ese momento bastó para escuchar los gritos desgarradores de mi madre y familia, escuchar un pitido agudo y la luz que alumbraba la carretera. Mierda. Cerré mis ojos, esperando el impacto del auto, pero no fue así.
- ¡Theo!
Fui empujado al otro extremo de la calle, abrí mis ojos por el golpe, yo está bien… pero ella no.
- ¡Hannah!

 

 




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