Navis y el coleccionista de mundos (saga Navis 1)

La casa de campo en el planeta Tepecciano

El invierno comenzó.

La noche se volvió más fría de lo normal. Tanto así que ni los tres pares de calcetines, las dos pijamas y los tres cobertores encima del chico lograban calentarlo. Despertó titiritando los dientes y frotándose los brazos para entrar en calor, pero sólo se levantó por un vaso de agua —la cual estaba casi congelada— y regresó para no abandonar la cama.

Era más cómodo estar allí. Al diablo la ducha.

Se hubiera quedado todo el día —el día oscuro, como lo dijo Warren— encerrado en su habitación si Merry no lo hubiera mandado al baño a asearse a regañadientes. La bañera lo esperaba con agua caliente y se dio su baño, para después vestirse y caminar por el corredor al comedor. Por el camino se encontró a Baby Boom, Kitty, y Meredith abrazadas a Rufio para recibir parte del calor que emanaba su cuerpo. El joven casi no podía caminar bien al tener a casi medio mundo encima. Navis también frotó sus manos cerca de él como si Rufio fuera una clase de fogata andante —la verdad es que lo era, pero en versión humana—, Arthur lo imitó también, y Warren se abstuvo de no tocar la armónica porque los labios resecos se lo impedían. Mistral salió de su habitación después de arreglarse y los vio a todos hechos bolita.

—¿Dónde está Caronte? —preguntó la mayor.

—Aquí.

Una voz provino del chaleco de Rufio, y el chico sacó de un bolsillo que tenía por dentro a su pequeña hermana. Navis se preguntaba cómo le hacía para poder respirar adentro. Zephyr los llamó desde abajo en cuanto el desayuno estaba sobre la mesa.

—Claro, como nosotros también soportamos el frio —Warren trataba de no separarse de la cercanía de los hermanos al bajar las escaleras.

Adentro del comedor el ambiente era muy cálido, el Sr. Niccals le había ordenado a Merry poner antorchas en las paredes para que los niños pudieran comer a gusto. La sopa de pollo estaba casi hirviendo en los platos para que no se fueran a enfriar, así que antes tenían que soplar para que sus lenguas no se quemaran. Zephyr ocupó el primer asiento el resto quedaron vacíos y ya después los demás estaban ocupados por sus hermanos.

Sería interesante ver la mesa completa con todos los hijos reunidos.

—Como verán, mañana nos vamos a Tepec —habló el Sr. Niccals durante el desayuno—. Espero que todos ya tengan empacadas sus maletas.

—¿Por qué Tepec y no Whenua? —Baby Boom partió un trozo de pan para untar mantequilla de Or—. Es más práctico ir allí.

—Bueno, la casa de campo de Whenua no es tan grande como la de Tepec —su padre puso las manos sobre la mesa y sacó una carta—. Maurice me escribió diciendo que había pedido vacaciones.

—Es bueno verlo de nuevo otra vez —dijo Mistral.

Merry entró al comedor con paso apresurado.

—Mi señor Niccals —se acercó lo más que pudo a él—. Hay seis niños que tocaron la puerta y los hice pasar a la sala de visitas.

William Niccals miró sobre la mesa a Navis, mientras que este estaba atento a la plática y se apresuraba a comer.

—Bien. Navis irá en cuanto terminemos de comer.

El chico ladeó la cabeza sabiendo que aunque se acabara el plato antes, no le dejarían irse hasta que todos acabaran. Los modales primero.

 

 

 

 

 

—Esperemos que no te moleste que Sianne haya venido con nosotros, Navis.

Morgan tiró los dados sobre la mesa para avanzar dos casillas, sacar una tarjeta y leer que tenía que dar un pago con billetes de juguete al tesorero del juego. Antes de ir a su casa, Francis fue a comprar bebidas a Whispering Dinks y ella estaba allí de pura casualidad, fue así como Sianne se enteró que irían a la casa de Navis.

—No importa, Sianne también es una amiga.

—¿Pero qué quería el ente de la sombra? —Puawai retrocedió una casilla porque así lo requería el juego. Navis se encogió de hombros. Le había contado a sus amigos el motivo por el cual no pudo ir con ellos ese día a Whispering Dinks, y lo que ocurrió cuando estaba en el juego.

—Suena tenebroso. ¡Mira! —Scott le mostró su mano a Navis—. ¡Tengo la piel de gallina de tan solo oír eso!

—¿Te hizo algo? —preguntó Sianne.

—Nada. Por suerte mi hermano Zephyr vino justo a tiempo para socorrerme.

Lo que Navis omitió fue que la sombra le pedía que se fuera con él. Pero, ¿por qué?

—¿Crees que los Wrovil piensen regresar? Mi pregunta es cómo lograron entrar a Zenith. Burlaron la guardia de los Liptor di Corps. Alguien dentro debió ayudarlo.

—No lo sé.

—Aquí la pregunta es: ¿Qué buscaba ese sujeto? —dijo Francis con un aire preocupante—. ¿Y por qué se le apareció a Navis?

Por un instante todo se quedó en silencio, era como si las cosas perdieran color y un poco de aire frio recorrió la sala de visitas. Parte de los candelabros comenzaron a congelarse y un poco de escarcha cubrió las ventanas, la temperatura bajó un poco, y desde lo profundo de la mesa una mano golpeó todo.




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