Navis y el coleccionista de mundos (saga Navis 1)

La ninfa, el höggrid y la fiesta de navidad

Una madrugada, Navis no podía dormir. Se la pasaba dando vueltas por la cama sin poder conciliar el sueño, y sólo lograba oír los ronquidos de Warren y de Arthur en la oscuridad. Sus ojos miraban a todos lados para ver algo que lo entretuviera, más no lo halló. Entonces se levantó de la cama, dispuesto a ir a la cocina para husmear en la despensa algo para merendar, caminando por el pasillo y bajando las escaleras sin ninguna luz para no despertar a nadie.

Esperaba encontrar pan y queso como solía hacerlo en el orfanato, abrió la puerta de la cocina, y se dirigió a la pequeña puertita, pero la despensa estaba cerrada bajo llave.

—De acuerdo, aquí vamos de nuevo —y diciendo y haciendo, cerró sus ojos y sintió cómo se sumergía entre su propia sombra para pasar por debajo de la puerta, llegó al otro extremo, y sacó parte de su mano y su cabeza para registrar las bolsas, recipientes y envases. Sólo encontró un pan y frutas secas, y se llevó cierta ración con él, para salir sin ser descubierto—. Genial.

Fue por un pasillo, mientras masticaba su merienda y vio un  pasillo que llevaba a unas escaleras y subió por allí para explorar más la casa de campo. El sonido de la cascada podían oírse desde allí, el agua cayendo lentamente era toda una maravilla, y Navis se asomó la ventana para ver la cascada en su completo esplendor. Afuera, había un liptor haciendo guarida y los otros tres descansaban cerca de una fogata. El chico siguió con su paseo nocturno y se topó con una pared con un cuadro de una ninfa del agua. Los detalles de esa pintura eran tan magníficos y los bordes de flores de plata muy llamativos, que el chico no resistió la tentación de sentir los bordes con la yema de los dedos. Era como si esa ninfa mirara a un lugar, sus ojos se clavaban en la parte de abajo del cuadro, y entonces Navis sintió un pequeño circulo en uno de los botones de las flores. Un botón oculto.

Navis sabía que no había nada del otro lado de la casa, lo que le pareció curioso, pero aún así accionó el botón y el cuadro de la ninfa del agua se abrió dejando revelar un pasadizo oculto. Navis sabía que lo castigarían de por vida, o peor aún, lo mandarían de regreso al orfanato, esto no era como lo que sucedió con el portafolios, es más, sus demás hermanos sabían que todos eran adoptados, y él fue el más tardado en entenderlo porque llegó a lo último, pero la curiosidad lo mataba y puso un pie dentro del pasadizo secreto de tierra.

En cuanto entró, el cuadro de la ninfa se cerró. Gracias a su vista, pudo encontrar el interruptor de luz, pero prefirió no encenderlo, por si las dudas. Caminó un poco más tratando de averiguar cómo rayos la casa tenía un pasadizo secreto en el segundo piso si no había nada allí, primero pensó en un campo de invisibilidad, o una pantalla enorme que cubría la parte trasera.

El túnel terminaba con otra puerta, la abrió y dentro de ella se encontraba un cuarto con objetos olvidados y cubiertos de polvo, algunas cajas y libros viejos, lo que le pareció una segunda versión del ático del orfanato. Dio unos pasos más y lo primero que se topó fue una caja, la abrió para averiguar que contenía y sacó varios álbumes de fotografías.

Dio vuelta a las páginas y en la mayoría estaban sus hermanos, Warren de pequeño con un grabado que decía “mi primer instrumento” sosteniendo la armónica que siempre tocaba. En otras estaba Maurice, Stella, Zephyr, Mistral y Rufio con otro chico (al parecer Gordon) de hace varios años. Zephyr portaba el uniforme de Whitlacier y se veía más joven, Maurice estaba con el uniforme blanco de Snowfield, en un lugar que no era el colegio Whitlacier, más bien, era el colegio de Maurice y de Caronte. Y una fotografía del Sr. Niccals de niño con cuatro amigos del colegio, entre ellos una mujer que no era la otra chica de la fotografía de la mansión en Zenith, y un cuervo en la mano del chico de la izquierda.

En otras había un pequeño bebé en una manta sobre una cuna con toldo de seda, y en otras más Baby Boom con algunos juguetes, Kitty con sus orejas de gato y un sombrero lleno de plumas, con Meredith al fondo junto con Arthur. Pero sobre todo le llamó más la atención el bebé.

Siguió husmeando en la caja, pero todas eran fotos de sus hermanos.

Abrió otra y contenía fotos de su padre de joven en algunas reuniones con otras personas importantes, entre ellos al hombre que vio esa noche en el partido, Siberius Osha. Navis contempló la foto y ahora ese tipo le parecía repudiable. Mejor guardó las fotos y en otra caja habían documentos de hallazgos y algunas fotos de objetos antiguos que fueron encontrados en zonas arqueológicas.

Esos papeles sí los acomodó bien porque eran del trabajo del Sr. Niccals, y extraviarlos o romperlos sería un desperdicio y afectaría mucho a sus investigaciones.

Decidió abrir otra caja más.

Las fotos eran sobre un niño de su misma edad patinando en el lago congelado, junto con la chica de la fotografía del portafolios de aquella vez. Giró la fotografía y ahora sí había escrito algo en ella con letra femenina: Siempre me agradaste. Y una carta de amor a una pequeña persona cuyas iniciales eran Z. T.

—¿Z. T? —se preguntó el chico. Siguió buscando pistas de Z. T. —, debe de haber algo más sobre Z. T.

Hasta que encontró algo. Una mujer cargando en brazos al bebé de la otra foto. ¿Podría ser? Navis dedujo que aquella mujer era la esposa del Sr. Niccals, y que ese bebé se trataba de Zephyr. ¿Cómo no si Zephyr era un Zenith puro y aparte no tenía documentos de adopción? No habían porque entonces Zephyr era el único hijo biológico del Sr. Niccals. Merry le dijo que su padre era también un Zenith puro, y la manera en que Nabilia Osha lo despreciaba era porque convivía con novos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.