Navis y el coleccionista de mundos (saga Navis 1)

La reunión secreta y el baile de fin de curso

Todo el tiempo, el pequeño Navis estaba al tanto de lo que podía hacer. El Sr. Niccals le prometió que todavía estaba en la búsqueda de un tutor novo Wrovil que pudiera enseñarle más sobre la umbraquinesis. Borka era el mejor lugar para hallar uno, pero la mayoría de ellos temía que fueran a enviarlos a Ministerio de la NGAG.

Es más, Sebastian Herbert estaba ayudando en la búsqueda del tutor. El hombre aprovechaba la ocasión que tenía un trabajo en Borka como representante en la verificación de la industria del comercio, y decidió hacerle el favor a William Niccals. Probablemente tardarían meses en hallar uno que decidera aceptar la oferta. Aunque de preferencia, querían que un conocido fuera el tutor que tanto anhelaban.

Por lo que Navis trataba de conocer más a fondo su donum, experimentando él mismo. Aparte de poder controlar las sombras de los demás para moverlos y de sumergirse para transportarse, descubrió que también podía separarse de ella sin necesidad de convertirla en höggrid, sólo que debía llevar algo con que cubrirse del Sol zenithense.

Una vez sufrió una quemadura en la mano por exponerse a saber qué ocurriría si la luz lo iluminaba al despegar su sombra. Se sorprendió que no se hubiera hecho polvo o algo por el estilo. Aún así se la pasó toda una semana paseando de aquí para allá dentro de la mansión con la mano sumergida en una taza llena de clara de huevos y un ungüento especial que preparó Merry, asegurándole que era lo que ocupaba cuando se quemaba en la cocina.

Mientras tanto, en clases todo iba a la normalidad. La mayoría de sus compañeros parecían haber olvidado el rumor de Nabilia Osha y ahora convivían más con él, pero los que más llegaron al pequeño grupo de los cinco amigos fueron los gemelos Wilson. Edward era un poco reservado y Edgar era más abierto a las conversaciones.

Un día, Scott invitó a los chicos a Whispering Dinks para festejar su cumpleaños, les entregó una pequeña invitación y aceptaron gustosamente. Navis esa tarde fue acompañado por Faust en el coche y en cuanto éste le abrió las puertas, el chico bajó agradeciendo y sosteniendo el regalo en manos. Tenía unos agujeros por la parte de arriba. Al entrar a la tienda de Albert Muriel, Scott, Francis, Puawai, Morgan y los Wilson estaban allí, esperándolo en una mesa grande. Su madre estaba acomodando la torta de cumpleaños sobre la mesa.

—¡Pero si es el pequeño ganador del partido de Vadoleto! —la mamá de Scott salió a recibirlo. Era una mujer delgada, con pelo color zanahoria y pecas en todo el rostro. La verdad era muy bonita y bien cuidada—. Mi Scotty me contó mucho  sobre ti.

Navis se preguntó si se refería a su amistad con su hijo o con lo relacionado al höggrid. Sólo limitó a sonreír. Le causaba gracia que lo llamara Scotty.

—¡Navis! —Scott se paró de su asiento.

—Feliz cumpleaños Scott —lo abrazó y le tendió su obsequio.

Scott empezó a sacudirlo.

—¡NO! —lo detuvo Navis— ¡No hagas eso!

—¿Por qué?

La caja empezó a moverse y un pequeño maullido se escuchó por dentro.

—¡Un gato! ¡Mamá! ¡Es un gato! —alzó la tapa para que lo viera y no pudiera escapar— ¡Mira! ¡Mira!

—Es un lindo gatito, Scotty —la madre agarró la caja para ponerla aparte de los demás regalos.

—Le pondré Cucaracha, porque sé que será un buen cazador.

—Yo quiero verlo —dijo Puawai.

Todos rodearon la caja para ver mejor de cerca al gato, estaba dormido y se despertó en cuanto uno de los gemelos lo tocó. Se erizó completamente y dio un zarpazo a ciegas.

—Currucacha no es un nombre muy bonito —dijo Francis—, hasta el gato lo sabe.

—¡Dijiste Currucacha! —Scott comenzó a reírse como loco, también algunos de ellos.

—Perdón, quise decir Cucaracha.

Navis se sentó en la mesa y miró la silla vacía al lado suyo.

—¿Esperamos a alguien más? —dijo Morgan.

—Claro —Scott le dedicó a Niccals una mirada como si se tratara de una sorpresa.

Sianne entró por la puerta con una bolsita adornada con un moñito. Navis se sorprendió mucho al verla. Su abrigo blanco estaba bonito.

—¿Invitaste a Sianne? —preguntó Navis.

—Claro que sí, dijiste que es nuestra amiga, ¿no?

—Por supuesto —tartamudeó el chico.

Sianne fue conducida por Scott a su lugar, al lado de Navis.

El pequeño cumpleaños fue muy lindo, y a la hora de partir el pastel, Albert Muriel envió una tanda de bebidas sabor vainilla gratis porque Scott era un cliente muy frecuente. Los invitados le agradecieron y cada quien comió una rebanada. Sianne incluso cantó para el festejado, mientras que todos admiraban la potencia de su voz. Navis sólo la contempló como aquel día que cantó en la camioneta sobre la canción de los amantes desafortunados. Terminando el cumpleaños, Sianne Dougherty, Puawai Aroha y su primo se fueron primero. Todavía quedaban los gemelos Wilson esperando a que vinieran a recogerlos su hermano mayor. Navis estaba despidiéndose.

—Nos vemos mañana en clases —les dijo a todos.

—Que te vaya bien, niño —la señora Watterberg lo abrazó muy cariñosamente y le pellizcó una mejilla hasta dejarla roja.




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