Navis y el ladrón de las almas inocentes (saga Navis 2)

El hombrecito de la máscara de barro

Al día siguiente, Navis se levantó más temprano de lo que acostumbraba. Bajó las escaleras todavía en pijama, y fue directo a la cocina. Merry estaba friendo tocino y los ya calentados los acomodaba en un recipiente para el desayuno. Navis alargó la mano para tomar uno, pero lo único que logró fue ganar un manotazo de la mujer.

            —Espere a que todos estén en la mesa, joven amo.

            —Aunque sea sólo uno —suplicó.

            Merry contó los trozos de tocino y procedió a calentar más.

            —Está bien, pero con la condición de que sólo te tocará uno en la mesa.

            —Hecho.

            Navis se llevó su trozo de tocino a la mano y fue a la oficina de su padre para escoger otro libro para leer esa noche. Después de llevarlo a su habitación —con la mano limpia, claro—, agarró los patines y el casco que ocupó el año pasado en el torneo de Vadoleto y fue a despertar a Warren.

            Warren apenas si abrió un ojo y volvió a cerrarlos cuando vio a Navis.

            —¿Me acompañas de nuevo?

            El hermano mayor se llevó la almohada a la cara, pero después se levantó llevándose ambas manos a los oídos.

            —Apaga la alarma, Navis.

            —Pero no hay alarma —contestó confundido.

            Warren se sentó en la cama y se llevó un dedo al oído para poder destaparlo.

            —Creí oír una alarma cerca.

            —Que raro. Yo no logré escuchar nada.

            —Olvídalo, vamos.

            Después de bañarse, ambos bajaron al comedor, en donde Kitty ya estaba sentada en su sitio y la saludaron. Navis se fue a acomodar a su lugar y Warren se fue a la esquina como siempre. Poco después Arthur apareció acompañado de Baby Boom, y Rufio casi vino a lo último, con Caronte y Meredith. La chica se sentía mucho mejor. Vieron pasar a Gordon todavía en pijamas dirigiéndose a la puerta principal y después entró con el periódico a la mano al comedor.

            —Buen día, familia —dijo canturreando.

            Gordon se sentó en la mesa y tomó su taza de café sin azúcar. Navis se apresuró a comer el desayuno y miró el reloj, faltaba media hora para que viera a Morgan, así que acomodó el casco en sus piernas y terminó de comer.

            —Gracias por la comida.

            —¿Por qué tanta prisa, Lew?

            —Necesito ir al lago congelado, un amigo me está enseñando a patinar sobre hielo. Ayer no pude continuar con la clase.

            —No vas a ir a ningún lado, jovencito —volteó el periódico y se lo pasó a Rufio para que se lo pasara a Navis—. Por ahora, no.

            Navis ojeó el periódico Cielo Nublado y leyó el artículo que salió esa mañana:

 

 

 

NIÑOS DESAPARECIDOS

 

«El día de ayer a primera hora del día se reportó la desaparición de un menor de cuatro años de edad, llamado Otis Lonnie, por lo que los familiares fueron a dar partes a los Liptor di Corps para emprender la búsqueda del niño. El pequeño salió en un descuido de los padres al patio trasero de su casa, que colinda con las faldas del bosque de Nefroria. Horas después, cuarto para las nueve, Nuria Jackbell, una niña de nueve años también desapareció de forma misteriosa, quedando de verse con sus amigos, pero las cámaras sólo captaron que la chica caminó un tramo y se dirigía al lago congelado, y después no regresó a casa para la hora acordada por sus padres. Sus amigos confesaron que en realidad nunca llegó. Más esto, tres niños más desaparecieron: Wilburg Spott (8 años), Darien McNutter (14) y Ashley Parole (12 años).»

«Todos menores de edad.»

«Los investigadores del caso andan buscando pistas que den con el presunto responsable de los secuestros, clausurando los parámetros que abarcan el lago congelado y el paso al bosque de Nefroria.»

 

—R. S. O’brien.

 

—Entonces, están vigilando ahora cerca del lago —dijo con frustración.

            Gordon se sirvió otra taza de café. Baby Boom pidió ver el periódico.

            —Esto sí que es malo —dejó de comer para leerlo—, Jackbell es mi compañero y su hermana esta desaparecida.

            —¿En serio, Baby Boom?

            —Sí, Kitty. ¿Te acuerdas del chico que accidentalmente tiré por las escaleras en primer año?

            —¿El de cabello parecido a un espantapájaros? —Kitty dejó el tenedor en la mesa y fue en busca de la sal—. ¡No me digas que es su hermana!

            —¡Sí!

            —¡Pobrecito!

            Warren permaneció callado, Arthur dejó a su marioneta a un lado y Navis se sintió mal por los chicos desaparecidos.




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