Navis y el ladrón de las almas inocentes (saga Navis 2)

La chica de la mirada de fuego

Gordon se despidió de sus hermanos y subió a su motoneta preferida. Los chicos lo observaban para darle sus abrazos de despedida. En cuanto le tocó a Navis, Gordon le dio una palmada en la espalda.

—Lamento no estar para tu cumpleaños, Lew, pero el deber llama.

—No te preocupes, lo entiendo.

—Te enviaré un regalo por paquetería —arrancó la moto y colocó su mochila en la parte trasera—. Díganle a padre que espero que regrese pronto. Te los encargo mucho, Rufio.

—Claro —respondió.

Gordon se fue prometiendo regresar para las vacaciones de invierno.

 

 

 

 

 

Navis se levantó ese día para ir a su primer día de clases en el segundo año. Su uniforme todavía le quedaba bien y se vistió como de costumbre. Noor apareció con una escobita a su medida para barrer el suelo de la habitación y sacó un montoncito de polvo que terminó por comer como si fuera un triturador de basura. Después fue a barrer el cuarto de Baby Boom y la sacó a empujones al pasillo para que no estorbara, todavía con el peine en el cabello.

—¡Qué le pasa! Siempre me hace lo mismo cada mañana.

—A lo mejor piensa que como eres traviesa tienes un desorden en la habitación.

Meredith salió del cuarto de al lado ya vestida y con la prenda de lana color azul a la medida de sus brazos. Noor salió de la habitación de Baby Boom tragándose la basura del recogedor y dio un brinquito cuando vio el suéter de lana.

—Mira Noor, hice esto para ti.

Noor corrió a donde estaba Meredith y se dejó colocar el suéter de lana azul.

—Ugh.

—Creo que te está dando las gracias —dijo Navis.

—De nada, Noor.

Noor siguió con su limpieza y los chicos bajaron a desayunar.

—¿Se han dado cuenta que Merry está demasiado feliz por la llegada de Noor? —dijo Meredith acomodándose la boina roja del uniforme.

—Es porque ahora tiene un nuevo ayudante y así la casa se mantiene más limpia que nunca.

—Lo sé, Baby Boom.

—Aunque Noor sólo limpia los suelos —Navis acomodó sus cuello—. No me gustaría aprovecharme de él. Noor es un buen hruchee.

—No nos has dicho cómo lo encontraste.

—Sólo fui al patio trasero —mintió—, y él salió de un arbusto. Tal vez olió comida y por eso se acercó demasiado a la mansión. Espero que eso responda tu pregunta, Meredith.

—¿Por qué presiento que mientes?

—Te digo la verdad.

Después del desayuno, subieron de nuevo a los coches y partieron de nuevo a Whitlacier, para comenzar otro año más. Al bajar, Navis acomodó su maletín y caminó junto con sus hermanos al gran auditorio, donde el director Nordelius Aragoni los recibió con gusto. Navis se sentó con su clase, y sus demás hermanos se dispersaron también.

Morgan estaba por la cuarta hilera de asientos, junto con Puawai y Scott, Francis y los gemelos se sentaron una hilera más arriba, atrás de ellos. Sianne estaba a cinco asientos con sus amigas, Navis la saludó desde lo lejos, y se sentó con sus amigos. El director anunció que los alumnos de nuevo ingreso deberían pasar al sorteo de los bandos y cada alumno pasó a la urna para sacar una cápsula.

—Hola Morgan —saludó en cuanto lo vio sentado junto con sus amigos.

—Hola Navis.

—¿Te enteraste de lo que pasó con Christian Navor? —Francis se acercó lo suficiente para que no los regañaran.

—¿Le ocurrió algo? —Navis se alarmó un poco, ni siquiera prestaba atención a la rifa de colores. Primero comenzaron con un chico llamado Nathaniel Hawkings y sacó la esfera transparente.

—Oh no —se apresuró en calmarlo Puawai—. Ocurre que se cambió de colegio.

Pasaron dos chicas después, una obtuvo el color blanco y la otra ámbar.

—No es cierto —intervino Scott—. Se mudó de mundo a Whenua porque es un planeta muy tranquilo.

—Si se mudó de planeta es lo mismo que cambiarse de colegio —dijo Edgar.

—Whenua es un lugar muy seguro —Edward siguió la corriente.

—¿Pero por qué se cambió de escuela? —preguntó Navis mirando a los gemelos por detrás.

Otro chico llamado Acier Encina pasó en cuanto lo llamaron y sacó la esfera ámbar, pero la esfera traspasó su mano y cayó al suelo. Lo levantó torpemente y se dirigió con el resto, pasando a formar el bando de los boreales. Y Joshua Fiametta se unió a los cristales, pero no iba con el uniforme.

—Bueno —explicó Edward—, sólo sé que su abuela se impacientó con la notica de los niños desaparecidos y obligó a su hija a cambiarlo de colegio. Christian se opuso porque quería seguir sus estudios en Zenith, pero su papá como es un novo Whenua-Zenith, tiene familia allí y terminaron por mudarse. La abuela se quedó aquí en su casita.




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