Navis y el ladrón de las almas inocentes (saga Navis 2)

El concierto y el torneo

Durante el día, Navis estaba demasiado ansioso. Recorría los pasillos del colegio con sus amigos, platicando sobre cosas que no tenían que ver con las materias, más bien, referente al festival de música, y el torneo de vadoleto.

—Tenemos suerte que el torneo no fuera suspendido a pesar de lo que ocurrió —dijo Francis.

—Sería mala suerte, Fritz. No me perdonaría si falláramos.

—Ustedes sólo viven para el vadoleto, chicos —bromeó Puawai.

—No lo niegues, es mucho mejor que la medievalia, prima.

—¿Será porque en la medievalia tienes que pelear contra criaturas peligrosas?

—¿Criaturas peligrosas? —preguntaron ambos pequeños jugadores.

—Mira lo que haces, Aroha. Ahora van a querer saber más y son capaces de dejar el vadoleto por la medievalia.

—Dependiendo —contestó Navis.

—Ni se les ocurra. La medievalia tiene otro nivel de dificultad. No termina hasta que uno de los oponentes muere.

—¿Nos estás diciendo que no termina hasta que el jugador o la bestia muera? —preguntó Scott.

—Sí —Aroha lo admitió.

—Suena maravilloso, ya veo por qué le encanta a mi padre.

—Luego te quejas que Howell es el sádico, Niccals —Morgan sonrió.

Puawai se adelantó a clases con Morgan y Scott, dejando a Francis y a Navis detrás.

—¿Y si hacemos que el colegio tenga su propio club de medievalia? —dijo Navis en voz baja.

Aroha gritó.

—¡Escuché eso!

Ambos rieron y comenzaron a caminar directo al aula, cuando tres estudiantes de primer año se acercaron a ellos.

—Hola —saludó el niño de en medio.

—Hola —Fritz contestó el saludo confundido.

¿Qué buscaban esos tres chicos?

—Mi nombre es David —volvió a hablar el primer chico—, y ellos son Acier y Jonathan. Nos dijo un amigo que ustedes a pesar de ser jugadores oficiales de vadoleto, también participaron en el torneo de los bandos el año pasado.

—¡Ya veo! —dijo comprendiendo—, quieren jugar en el torneo de los bandos.

—Sí, nos explicaron que a los de primer año debemos de entrar obligatoriamente a un juego durante el torneo del colegio. Y queremos estar en vadoleto.

Navis miró al chico phantasmagora. Su cuerpo de desvanecía poco a poco y volvía a la normalidad.

—Por supuesto que sí —comentó Navis—. Las audiciones comienzan dentro de pocas semanas. Sí pasan las pruebas, el entrenador Hoost los elige.

—No es fácil, pero tampoco se negará a que hagan el intento —dijo Fritz.

—¿Y no saben si me de una oportunidad a mí? —preguntó nerviosamente Acier.

Fritz arqueó una ceja.

—¿A qué se refiere? —se lo dijo a Navis.

—Padece de phantasmagoria —lo dijo en voz baja, luego recobró la compostura y le explicó al pequeño—. Eso depende del entrenador, si ve que no es peligroso para ti, y escoge un puesto bueno en el equipo, puedes estar dentro.

—¡Muchas gracias! —dijo dando un brinco y se lanzó sobre él para abrazarlo, pero sólo logró atravesar a Navis. Navis sintió una pequeña punzada en todo el cuerpo.

—Por favor, sin abrazos —sonrió Navis.

—Sí, claro.

Los tres chicos se fueron a clases.

—¿Viste cómo te atravesó? —preguntó sorprendido.

—Sí, dudo mucho que el entrenador Hoost lo acepte sólo por tener phantasmagoria.

—¿Phantasmagoria?

—¿No la conoces? La phantasmagoria es una enfermedad crónica que hace que la persona pueda actuar como un fantasma.

—No veo lo malo, Niccals. Parece divertido tener un donum que haga eso.

—No es un donum, es una enfermedad.

—Una bonita enfermedad que hace que traspases cosas —dijo sonriente.

Navis hizo una mueca de disconformidad.

—Una enfermedad que parece bonita, pero mientras más atravieses cosas, más se te reduce tu vida.

La sonrisa de Fritz se borró de su rostro.

—¿Qué?

—Cuando estaba en “El hogar de los sueños”, había una niña llamada Troya, que tenía phantasmagoria —explicó—. Atravesaba paredes, incluso las camas y mesas. A todos nos pareció divertido que ella pudiera hacer eso, y lo hacía de manera constante que llegó a ser normal verla así. Una vez, jugamos a las escondidas con algunos niños, y ella se enterró en el suelo para esconderse. Pero ya no volvió a salir.

—¿Se enterró viva? ¡Que horroroso!

—Terrible —continuó—. Pasaron dos horas, y no había rastro de ella. Un niño novo Tepec-Nott la encontró debajo de la tierra. La señorita Girasol llamó a un doctor. Todos creímos que era un donum, pero el doctor nos dijo que Troya era phantasmagora. Y que probablemente su cuerpo se ahogó bajo tierra cuando regresó a la normalidad. La phantasmagoria no es curable, pero si tratable, y sólo se da en personas que provengan de Pewtto. ¿Por qué crees que le pedí a ese chico que no me abrazara? Si por accidente su cuerpo llegara a la normalidad, quedaríamos atrapados y posiblemente muertos. Es probable que Acier pueda controlar su phantasmagoria con medicamentos, pero aún así debe tener cuidado.




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