Navis y el ladrón de las almas inocentes (saga Navis 2)

El segundo atraco.

—¿Sabías que Siberius Osha está furioso?

Morgan se lo dijo a Navis. Las vacaciones habían terminado. Zephyr se había ido una semana antes con su novia Simone. Maurice, Mistral y Stella escribían de vez en cuando, y ninguna señal de Gordon. El sol alumbró nuevamente el planeta del frio y sus lunas estaban más cerca todavía, que en algunas partes se veían dos sombras en el suelo. Faltaba pocos días para el gran preciado eclipse doble. Los chicos iban por los pasillos repletos de estudiantes rumbo a sus salones. Era mejor apresurar el paso si no querías llegar tarde después de unas buenas vacaciones.

—De ese señor ya nada me sorprende, ¿pero por qué está enojado, Morgan?

—El profesor Howell fue hasta La Justiciera para hablar con el Supremo Líder. Y Osha estaba en ese momento allí. Se enteró sobre lo de Maccarthy, y ahora quiere que patrullen personalmente su casa.

—¡Narices! ¿Y qué rayos hacía Osha en la Justiciera en pleno invierno?

—No lo sé, asuntos de trabajo. Creo. Pero me da risa al imaginar su cara cuando se enteró de esa noticia.

—Apuesto a que dio un brinco y se llevó una mano a la frente, desmayándose.

—¿Qué hacen, idiotas? —dijo Aegan Flakes por detrás.

—Comiendo gente.

En la cara de Flakes se formó una incógnita.

—Oh vamos, me refiero a que estamos hablando mal de tu suegrito —dijo Navis. La cara de Aegan se puso roja de furia.

—¡Ahora sí!

Casi se abalanza sobre él, pero la sombra se lo impidió.

—¡Apenas comienzan las clases y ya están peleando de nuevo! —dijo Aroha.

—¡Silencio, cara de rata!

—Todo tuyo —dijo Aroha sin pensarlo dos veces.

Navis sólo esquivó el primer golpe. Hasta que Talius Prudence apareció.

—¡Muévanse! ¡Las clases ya van a comenzar! ¿Ustedes dos de nuevo? ¡Vayan a clases! ¡No me hagan llevarlos nuevamente a la oficina del director!

Rieron. Entraron al aula de la primera hora. Los demás estaban allí. Navis se acomodó en su sitio, y dio un vistazo a una banca vacía. Que raro. ¿Quién faltaba?

Nabilia Osha entró al aula, nerviosa.

—¿Qué bicho le habrá picado a Nabilia? —dijo Scott.

Dos Liptor di Corps se acomodaron en la puerta para custodiar. Los chicos estaban sorprendidos al ver a los Liptores.

—No me digan que vienen con Osha —dijo Roxanne.

—¿Acaso la están protegiendo?

—Parece que al que le picó el bicho fue a su padre.

Nabilia se fue a su lugar, y no dijo nada en clases. Era extraño ver a dos liptores ir tras una niña a cada rato. Nabilia parecía estar incómoda, porque la vigilaban a todas horas, en cada salón, en cada pasillo. Su única presencia era un suplicio y Osha parecía más fastidiada que nunca. Ni siquiera se salvaba cuando iba al baño. Pero a Aegan, y Hans parecía divertirles, y decidieron sacar provecho de eso. Transcurrieron los días y los estudiantes se adaptaron. Un día, en pleno almuerzo, a Flakes se le ocurrió molestar a Navis.

—¿Qué pasa, Niccals? ¿Tu padre no es lo suficientemente rico para ponerte guardias? ¿O acaso los liptores te tienen miedo por ser un wrovil?

—¡Ahórrate tus comentarios, Flakes! Puedo cuidarme solo —siguió comiendo. No iba a permitir que le amargara el desayuno.

Para colmo, Nabilia había estado abusando de Navis, y ahora no sólo debía hacer sus deberes, sino el de Aegan y el de Hans. Howell estaba taciturno por los dos liptores, que no podía ser sí mismo, alocado y explosivo, así que tenía cuidado en cómo enseñar a los chicos como un verdadero profesor. Cosa curiosa, los chicos ya estaban acostumbrados al método de enseñanza de Howell, que ahora las clases eran homilías aburridas.

Aegan le había dicho que Navis estaba hablando mal de su padre, y se desquitó con eso. «Vas a ver que ya no le quedarán ganas de volver a hablar así de mi padre», dijo cuando se enteró. Ahora Navis hacía el triple de lo que acostumbraba hacer. Hasta que sucedió un milagro.

Una vez, terminando la clase de Howell, Navis estaba retirándose con sus amigos, cuando vio cómo Aegan robaba un libro de Nabilia sin que ella se diera cuenta. Mientras que ella se alejaba por el pasillo, Navis fue a donde Aegan y se lo arrebató.

—¡Devuélveselo!

—¡Devuélveselo tú! —le contestó.

—De acuerdo, bobo.

Navis dio media vuelta. Apenas se acercó a Nabilia y un liptor ya lo tenía contra el suelo.

—¡Suélteme, no hice nada!

—¡Suelte a ese chico! —intervino Howell.

—Perdón, pero tenemos órdenes para que ningún wrovil se acerque a la señorita —respondió el que lo sujetaba. Se veía que el liptor era buena gente, pero se veía obligado a hacer su trabajo.

Nabilia observó la penosa escena y se acercó a ver qué sucedía.

—¡Qué hacen! —dijo enfadada.

—Sólo cumplimos lo que su padre…




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