Navis y el obelisco de oro (saga Navis 3)

El intruso de Groomdelwish

En la noche, Navis estaba despierto en su cama. Podía oír los ronquidos de sus hermanos y de Murdock resonar en toda la habitación. El sonido de la cascada era una armonía, y decidió sacar un libro de su mochila. Una hoja de árbol cayó en la sábana y lo hizo a un lado. Pero su visión nocturna le permitió ver que había escrito algo en él. “Gracias”, decía. ¿Gracias? ¿De qué? Luego recordó la vez que Nabilia lo dejó en el bosque de Nefroria. ¿Por qué nunca se dio cuenta de eso?

Había sido un estúpido. Revisó la mochila para comprobar que no hubiera pasado nada por alto, pero no encontró nada más aparte de la hoja. Se tumbó contra la cama con violencia. Nabilia nunca se fue sin despedirse, al menos lo hizo de manera discreta.

—¡Maldición! —dio una patada en la cama.

—¡Demonios seis! ¡Deja dormir!

—Lo siento —susurró.

Murdock dio vuelta en la cama para seguir durmiendo. Después, Navis se puso los zapatos y salió a vagar por la casa para explorarla ya que no podía dormir. No había necesidad de abrigarse, ya que el clima en Plateau Morsh y la cercanía de la cascada hacía que todo estuviera totalmente cálido, no como en Zenith que necesitabas cubrirte hasta con las alfombras, si se pudiera.  Abrió una habitación, donde habían un piano de cristal. Bien por Warren. Abrió otra, y era una habitación común. Entonces escuchó pasos y algunos murmullos en una habitación. Adentro, estaban reunidos Granate, Fulvius, Sebastian y Crowe. Platicaban sobre un asunto. Navis empezó a espiar por detrás de la puerta.

Granate estaba sentada en un sillón, Fulvius y Sebastian estaba en otro sofá más largo y Crowe un poco apartado para que la luz de la vela no lo lastimara tanto.

—Entonces, ¿eso fue lo que sucedió en Zenith? Es una sorpresa que Regnus haya sobrevivido más de diez años en un bosque frío y sin sombra. En Pewtto no salió la noticia completa hasta después de unos meses.

—Eso fue lo más extraño —dijo Fulvius—. En fin, ahora Regnus está preso en Kercher Bekagnalem, y ya no podrá hacer daño.

—Aunque el chico dice que Regnus ha cambiado —habló Sebastian.

—¿Navis? Pero, ¿y si le mintió para usarlo?

—¿Usarlo para qué? —preguntó Crowe—. Ese chico es una rareza. Tener mutación ocular wrovil, ¿quién lo imaginaría? Ahora es pequeño, pero conforme crezca, sus fuerza y su poder crecerán también. A lo mejor Regnus buscaba eso, tenerlo de su lado.

—¿Utilizar a un niño? Vaya, eso es algo de lo más cruel —dijo Granate.

—Pero según su declaración, él ya no busca más la guerra. Se rindió, es más, el fue el que les dio algunas pistas a los consejeros galácticos sobre el supuesto intento de asesinato en contra de Narendra Khan, y resultó ser cierto. No mentía. De haberlo echo, hubiera sido electrocutado.

—¿Entonces Regnus es bueno? —Granate arqueó la ceja.

—Yo lo consideraría como una victima más de la guerra. Lástima que no haya recapacitado antes. De haberse remedido hace tiempo, la historia sería distinta.

—Tú lo has dicho, Sebastian; la historia sería distinta.

—¿Y sabes por qué quería al muchacho? Necesitaba ir a Tenebra.

Con sólo oír las palabras de Sebastian, Crowe dio un brinco en su sitio.

—¿Tenebra? ¿Para qué querría Regnus ir a Tenebra sabiendo que no será bienvenido? —dijo Crowe.

—El chico creció en Borka, así que debe de conocer la ruta, o al menos eso creía Regnus. Él está buscando a su hermana.

—¿Dominix Batthory? —dijo Granate—. ¿Qué no ella está en Wrovil?

—No, no lo está. Huyeron después de “traicionar” a su hermano Giles.

—Tiene sentido que hubieran querido refugiarse allá para salvarse de la guerra —comentó Fulvius—. Dominix tenía a su amante ahí.

—¿Quién?

—Espera, espera, espera. Sebastian, ¿nos estás diciendo que Dominix se enamoró de un novo?

—Sí Granate, pero no se de quién se trate. Ella lo ocultó todo ese tiempo. Ella y su hermano escaparon a lo último cuando Dominix le confesó a su hermano el amor que le tenía a ese hombre, pero en algún momento de su huida tuvieron que separarse. Lo último que le dijo era que lo esperara en…

—Sebastian —lo interrumpió Crowe—, Dominix nunca llegó a Tenebra.

Por un momento Navis se quedó sin aliento.

—Parece que Narendra Khan tendrá que darle la mala noticia, si no es que ya lo hizo —dijo Fulvius.

—Puede ser, aunque lo dudo. Cuando estábamos allí antes de venir a Zenith, nadie fue a preguntar por ella.

—Lo creo, Fernsby es muy estricto. Dudo que hayan cumplido su petición.

Navis se movió un poco, y en un descuido tropezó con un gato. El gato bufó al contacto con el pie y Navis se fue antes de que se dieran cuenta de que alguien los espiaba. Regresó a la habitación, en donde sus hermanos y Murdock seguían durmiendo plácidamente, y se tapó con las sábanas. ¡Dominix nunca llegó a Tenebra! ¿Cómo reaccionaría Regnus al enterarse de esa noticia? Pero lo más importante, ¿Regnus ya lo sabía? Sintió pasos en la oscuridad. La silueta de unas piernas se asomaron por debajo de la rejilla de la puerta y se veían a contra luz. Abrieron un poquito la puerta, y fingió estar dormido.




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