Durante los siguientes días no se habló más que de los acontecimientos ocurridos en el obelisco de oro. Los habitantes del pueblo de Groomdelwish estaban demasiado atónitos, imposibles de asimilar de que una nave enemiga hubiese intentado robar un objeto más valioso y sagrado para los planetas que formaban parte de la NGAG. Con tantos testigos en el obelisco, los demás estarían enterados de que Wrovil estaba uniendo fuerzas con otro mundo civilizado llamado Nee.
En todos los periódicos salieron en primera plana el asalto frustrado en el distrito Plateau Morsh de Tilius. Una fotografía de Neria fue publicada, y mencionaba que sería juzgada por el consejo galáctico para determinar la magnitud de sus verdaderas intenciones. Por otro lado, las patrullas no pudieron detener a Barbatus.
Las personas comenzaban a cuestionar si estallaría una guerra más letal que la anterior. De ser así, la mayoría entraba en pánico. Pero los Liptor di Corps por más que mantenía hablar con los habitantes de la NGAN para decirles que la supuesta guerra no eran más que conjeturas para aterrar a la gente, muchos hacían de oídos sordos. Al fin y al cabo, el juicio que se le haría a Neria determinaría el futuro de la alianza. Podrían hacer negociaciones con el planeta Nee para devolverles a Neria sin entrar en complicaciones, ya que ella no pertenecía a la alianza, pero con Wrovil involucrado, las posibilidades eran casi nulas y buscaban otras alternativas para no entrar en una guerra inútil por un objeto tan valioso que era proclamado un patrimonio universal. Esas fueron las palabras que declaró el viejo Anton Yas en la entrevista que la prensa organizó.
Navis tomó el periódico de un señor que los vendía repartiendo en la plaza del pueblo de Groomdelwish.
—La intrusa “Neria de Nee”, será juzgada el fin de semana —leyó la primera plana mientras comía una golosina que había comprado de la tienda de la que salió.
—Son 2 kyrus, niño —exclamó el hombre arrebatándole el periódico para que le pagara—. Cómpralo o piérdete.
Navis miró de reojo al hombre por detrás de su boina, resentido. Al reconocerlo, el señor le devolvió el periódico a la mano. No cabía duda de que ese era el chico que tuvo el valor de enfrentarse a Barbatus, aunque fuera un poco.
—Perdón, no vi que era usted…
Cualquiera podría reconocerlo en un instante por el color de ojos. Ni hablar, aquello que lo hacía tan especial y querido en el orfanato, ahora sólo le traía problemas y miradas sospechosas fuera de él.
—Descuide, no se preocupe, ya estoy acostumbrado —Navis sacó dos kyrus de su bolsillo, le dedicó una falsa sonrisa al hombre, y le entregó las monedas, dispuesto a irse de ahí—. Que tenga un buen día, señor.
Ahora el caramelo le sabía amargo. Ladeó los ojos y siguió caminando leyendo el periódico. Habían muchas cosas pendientes por enterarse. La vesperna simposia sería el fin de semana, y su traje ya lo tenía, mejor dicho, le había pedido a Meredith que le confeccionara un buen disfraz, y le pagó por adelantado. Como él mismo decía «no confundir a la familia con el negocio». Navis se sentó cerca del monumento a Morsh Fox para poder leer a gusto. Mientras un grupo de niños pequeños pasaban jugando con la pelota, él sacó otro caramelo de su bolsillo y se lo llevó a la boca. Cada que sus ojos se detenían en algunas frase que resaltaba del artículo, suspiraba en afán de comodidad. Tal como lo pensaba, el periódico había omitido su participación y la de Murdock. Eso era lo que temía; que escribieran sobre él, porque ya no estaba seguro sobre qué cosas escribirían de él en otro mundo, por lo sucedido en Zenith y su juicio, pero al no hallar nada, se sintió aliviado. Se rumoreaba que dos chicos habían estado presentes en la batalla, y uno de ellos destacaba por su color de ojos, ahora los habitantes de Groomdelwish no sabían si tenerle miedo o felicitarlo. La mayoría lo felicitaba, pero otros, como el vendedor de periódicos, tomaban sus precauciones.
Al dar la vuelta a la hoja, se tragó el caramelo sin querer. Había un articulo que hablaba sobre Regnus. Se trataba de la fuga de Regnus Batthory de Kercher Bekagnalem, la prisión espacial más segura del espacio. Navis leyó con avidez varias veces la nota.
Regnus Batthory, el tercer prisionero en escapar de Kercher Bekagnalem en 348 años
«La noche de ayer, Regnus Batthory ha logrado escapar de la prisión galáctica más famosa de la NGAG, burlando la vigilancia de los argurios. Se presume que ha robado una nave individual y las probabilidades de que se resguarde en algún planeta cercano es alta, por lo que se emitirá una alarma en los planetas que entran en el rango de posibilidades: Nott, Pewtto, Zenith, Tepec y Lithus. Los Liptor di Corps estarán atentos a las atmósferas en esperar del aterrizaje de la nave hurtada para proseguir con la captura. Esta fuga no se había visto desde la huida de Gastón, el verdugo, y como el primer escape hace más de 500 años atrás, hecho por Nadira de Pewtto».
Al terminar de leer, Navis alzó la mirada al cielo.
—Regnus —murmuró como si pudiera escucharlo desde ahí, en ese pequeño rincón del mundo.
Dobló el periódico cuando sintió que alguien se aproximaba a él. Era Roxanne.
—Hola, Navis —la chica se sentó a su lado.