Navis y el portal oscuro (saga Navis 5)

Una breve carta de Charles Blunt a Navis Lew Niccals

Para Navis Lew Niccals,

el pequeño que no se considera un «héroe»:

 

Sé que te preguntarás; ¿Por qué un hombre que no conozco sabe de mí? Bueno, ahí te dejo la respuesta: mi donum es una rareza de ver, por eso es que prefiero permanecer oculto. Tampoco lo he perfeccionado, así que me es difícil controlarlo. Cada de que ando por ahí, mi donum surge efecto sin que yo pueda hacer nada, y es por eso que vivo aislado de todos. Tu padre es el único que puede contactarme, así que, si intentas enviarme algún mensaje, puedes entregárselo a él para que me lo entregue a mí.

Seré directo; sin querer he vagado por tu mente y he visto cosas que te mantienen confundido. Tus ideas son un mar de confusión. Una telaraña difícil de entender para muchos, pero para mí, es algo comprensible. ¿Te consideras una amenaza? No lo eres, o puede que sí, siempre y cuando te saquen de tus casillas. Tú puedes elegir ser lo que en realidad anhelas, y ese gran deseo de ser fuerte a toda costa para demostrarle a los demás de lo que eres capaz de hacer es hilarante. Tu pequeña humanidad wroviliana es fascinante, y ese deseo de encajar en la sociedad lo entiendo demasiado. Yo también fui un marginal a muy temprana edad, pero claro, lo que me tocó vivir no se lo deseo a nadie, y mucho menos a ti. En algunos aspectos somos iguales, pensamos iguales, y crecimos distintos, unidos a una misma ideología.

¿Te preocupa una guerra? ¿Quién velará por tus seres queridos ahora que has convivido con ellos durante estos pocos años? Te atormentas con la idea de que los tienes en constante peligro debido a tu ascendencia planetaria, y hasta te sientes culpable de tu propia existencia, pensando cada día en lo que sería de ellos si tú nunca hubieras llegado a sus vidas. ¿Felices? ¿Todo sería igual? ¿Las cosas serían diferentes? Una cosa sí es cierta y te la diré; la guerra que está en proceso no es culpa tuya.

Tú no tienes la culpa de nada.

Es sólo que te viste envuelto sin querer, y te anexaste sin siquiera saberlo durante tu valiosa y extraordinaria hazaña en el peregrinaje. Lo vi todo, yo estaba entre toda esa gente. Resignado a mi anterior vida, salí de los bosques de Tepec a husmear en el festival y alegrar tan siquiera un poco mi anémico corazón, y bajé la guardia. Cuando la nave de Barbatus salió del lago Jardine, intenté ayudar al supremo líder, pero ¡oh sorpresa! Unos chicos ya lo estaban ayudando. Me tomé la libertad de saber sobre el otro chico, Murdock, y no encontré nada malo en él. Él (Murdock) también es tedioso de entender, pero tiene un gran corazón, un poco más grande que el tuyo, solo que el orgullo de él no permite demostrarlo abiertamente. En cambio tú, eres un poco distinto de eso, como un arma de doble filo. Parece que me he desviado de mi tema, así, volviendo a lo ocurrido en el lago Jardine y el obelisco, decidí no meterme en cuanto los vi, porque tú lo tenías todo bajo control. Me recordaste a mí.

¿Quién se atrevería a herir a Barbatus en su sano juicio? En ese momento no lo pensaste, pero después de recordar sobre su famosa mala fama, intentaste volverte más fuerte. No te preocupes, para eso te he enviado a quien considero mi hermana mayor, la señorita Spinelli. Ella te ayudará. Yo intenté «eliminar» a Barbatus junto a ella, pero no pudimos hacerlo por debidas circunstancias.

También intenté eliminar a Regnus durante la gran guerra. La verdad, es que me sorprendió leer en el periódico que ese hombre se mantenía oculto en Zenith. Pero he visto que también le has echado el ojo. Dejo a ese hombre libre. Yo sé que harás buen uso de él, por eso es que he ayudado a tus screecher a cruzarlo en el portal de Borka a Zenith sano y salvo. No está mal que quieras usar todas las virtudes oscuras para proteger a los tuyos. Para eso quieres a Regnus y no a Branwen, por temor a que el señor Crowe Branwen hable con tu padre. Adelante, hazlo. Eres libre de aprender lo que te apetezca. Querer ser poderoso no tiene nada de malo. Ocúpalo para lo que quieras, protege a los que quieras. Sólo que si en un futuro, veo que te has convertido en un destructor de paz e intentas traicionar a la NGAG, lo siento mucho, iré tras de ti para eliminarte.

Que la suerte esté de tu lado, y no te orilles tanto al camino del mal. Hasta las almas más puras se ven atraídas por el poder de las tinieblas.

 

Se despide sobre aviso,

Charles Blunt,

desamparado huraño que no vive, sólo respira,

y pésimo escritor célebre.

 

Pd.: Nunca he autografiado un libro en mi vida, éste es el primero que lo hago (Miembros de las Grandes Casas). Además, contiene también el linaje de Wrovil. Considérate afortunado.   




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.