Nayla, Amor, Magia y Aventura

Prologo

La sangre baña las manos de una niña inocente, que se desgarra en un mar de dolor, elevando su mirada a la 

Luna llena, que se reviste de rojo sangre, como si fuese una herida abierta. 
 

Sin embargo, esta no era la primera vez que el ojo de la Luna se manchaba con sangre. 
 

En uno de los periodos más oscuros de la humanidad, conocido como la inquisición, se produjo la caza y ejecución de las criaturas mágicas, que hasta ese momento, vivían en paz con los humanos. 
 

Aunque ni el miedo más atroz puede acallar la voz de los valientes. Nayla, una audaz hechicera, junto a su esposo Bruno, un fuerte vampiro, lideraban a un pequeño pueblo, y se les pidió entregarse, a cambio de que su poblado pueda vivir en paz. 
 

Ellos no dudarían en sacrificarse para protegerlos de las garras de sus enemigos. Sin embargo, los pobladores no estaban dispuestos a aceptar algo como eso. Por lo que tomaron las armas y decidieron pelear. 
 

Aunque no estaban solos, Nayla tenía a una compañera. Era llamada Kira, una de los doce reyes bestia, temida en todas las naciones por su inmenso poder destructivo. 
 

Al capitán Marco, jefe de los proclamados Caballeros Celestiales, se le encomendó la tarea de eliminar de la faz a ese pueblo de irreverentes. Y debía ser brutal, para marcar el ejemplo. 
 

El ataque fue bajo el brillo de la Luna llena. Nayla vio entre amargas lagrimas, a su amado esposo morir en sus brazos, y a su pueblo caer bajo la espada de los crueles. Kira estaba siendo capturada y ella se desangraba con una herida de muerte. 
 

Entonces miró a la Luna, teñida de rojo, y bajo su luz lanzó su último hechizo. 
El amor entre ella y Bruno no tendría final, cada cien años reencarnarían para amarse de nuevo, y Kira estaría en su interior, en cada reencarnación, para que así no caiga en manos de sus enemigos. 
 

En cuánto a Marco, por haber consumido por el fuego todo lo que le importaba, sería condenado a reencarnar sin fin, solo para perseguirlos, sin encontrar paz ni consuelo, viendo como su amor no tiene final 
 

Y aquella niña que ahora llora con la sangre de un inocente en sus manos, es la reencarnación de la poderosa hechicera Nayla. 
 




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