Nayla, Amor, Magia y Aventura

Capítulo Ocho: Víctor

Frente al piano, el espectro, aun desconocido para la joven, intenta curarles las heridas causadas por las garras de la sirena, pero nota que rápidamente su piel queda como nueva, sin ninguna intervención. 

—Sorprendente. Nunca vi a nadie sanar de esa manera. —Dice estupefacto, mirando su piel regenerarse. 
—Es una habilidad mágica que tengo, no te preocupes. 
—Es una maravilla. La sirena siempre canta cuando percibe la presencia de alguien que no sea yo. Bajo el agua su canto parece celestial, pero tan pronto sube a la superficie, se vuelve el canto del mismo diablo. Aunque es extraño que lo haga, hipnotiza a sus presas con su voz, y cuando se acercan al lago, simplemente las envuelve con sus brazos. Los incautos no lo notan hasta que ya están a varios metros de profundidad. Fue muy oportuno que despertaras a último momento. 
—Si, nunca había visto a una sirena. 

Nayla se toca la nuca, algo nerviosa, teme a más preguntas, no quería tener que contarle de Kira y de como su rugido la despertó.  

Él apoya su mano sobre el piano, y las teclas del mismo parecen poseídas, tocando una vez más la dulce melodía que la despertó, y que conoció en el teatro. 

—¿Acaso es un teclado mágico? —Pregunta ella, con cierto asombro. 
—No realmente, es un piano común, solo usé mi magia para encantarlo, y que así toque la canción. ¿Aun no aprendes a hechizar objetos? 
—La verdad, aun no aprendí nada, ni siquiera encontré eso que llaman mana. 
—Entonces estos días pasarán rápido, porque tengo mucho que enseñarte. 
—Supongo… Perdón si fui bruta contigo, me salvaste la vida. 
—No tengo nada que perdonar, yo también hubiera actuado hostil si despertara en un lugar desconocido, con un tipo enmascarado que me cuenta una versión poco creíble de como llegué hasta aquí. 

Ella ríe leve por su comentario, tiene razón, ella hizo bien en desconfiar de todo a su alrededor. Aunque aun no confíe en él del todo, su amabilidad junto con su educación le agradan, y la hace sonreír.  

—¿Te gustaría comer algo? Siempre ceno a estas horas, y no sería un buen anfitrión si no te ofreciera comida y bebida. 
—Solo si el amable anfitrión me deja ayudarle a cocinar. —Dice, levantando las cejas, y mirándolo de costado, algo bromista. 
—Será un placer. —Responde con una sonrisa, a lo que ella ríe de nuevo. 
—Todavía no le dijiste tu nombre, el mío es Nayla. 
—Bueno, te diré el nombre con el que me bautizó mi madre, Soy Víctor. 
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.