Nayla, Amor, Magia y Aventura

Capítulo Quince: La Cámara de los Espejos

Ya veo, Es un poco difícil esquivarla, ya que está justo debajo de la escalera. Cual será la primera prueba de esta implacable cámara de tortura. 

De pronto, el calor mismo de la sala disminuye, y es reemplazado por el frío. Los espejos, en los que solo veía su figura, ahora muestran el paisaje helado de las montañas nevadas en una tormentosa noche de invierno. 

La nieve lo rodea, su cuerpo tiembla apenas, y sus ojos se agrandan al ver a los tenebrosos Golems de hielo aparecer a través de los espejos. 

—Golems de hielo, los guardianes de las montañas nevadas del sur. Nunca tuve la oportunidad de visitarlas, aunque me daría gusto verlas.   

Dice Kyros, hablando consigo mismo, viendo a esas criaturas de cristal acercarse.  
El agua apaga el fuego, pero el fuego puede derretir el hielo —piensa—. Es ese el elemento que puedo utilizar.  

Rápidamente sus manos son rodeadas por llamas, las que expande por todo el lugar. Pero para derretir a esas bestias debe subir la temperatura, ya que también combate contra el frío que viene por los espejos, y sumando que está en un espacio confinando, todo ese calor puede ser su adiós. 

Como un tenas torbellino, sus brillantes llamas se alzan, comenzando a derretir a sus adversarios, los que no ceden ni un paso. Cuando la mano del golem está por llegar a él, acaba siendo agua antes de hacer contacto. 

Entonces el fuego baja, y se vuelve nada. Kyros respira, muy agitado, ya que estuvo a punto de ahogarse con su propia magia. Sin embargo, el calor vuelve a rodearlo, pero esta vez no era de su mano. Ruinas aparecen frente a sus ojos, pero no comunes, sino en llamas, que brillan sobre la piedra sin que se consuma. 

—Las ruinas de fuego. Sería un buen lugar turístico, si no tuviera tan feroces guardianes. 

Dice él, viendo como aparecen dos de ellos. Con un aspecto similar al de un simio, pero con la capacidad de pararse firmes, aunque delgados, son imponentes. Se muestran desafiantes sosteniendo sus lanzas, forjadas con el mismo fuego de las ruinas, y portan una cuchilla en cada extremo. Más con la agilidad de estas criaturas, son armas temibles. 

Rivales cuerpo a cuerpo, en un lugar confinado, siendo que un mago necesita distancia para pelear con comodidad. El agua rodea sus pies, por lo que la toca con la punta de sus dedos, y crea cinco clones de agua, que confunden a sus rivales. 

Ambos miran con detenimiento lo que ocurre, pensando antes de dar el primer golpe. Luego de una señal, ambos atacan al mismo tiempo, esperando dar con el original, y para su desventura, no lo consiguen. 

En ese instante, Kyros convierta el agua, que está siendo atravesada por las cuchillas, en piedra, provocando que queden atascados. En sus manos invoca dos poderosos rayos, que impactan justo en los pectorales de sus enemigos, dejándolos fuera de combate.  

Respira tranquilo, aunque le falta superar una prueba más. Estas cámaras pueden presentar hasta tres contrincantes, y al ver nubes rodeándolo, sabe que se acerca un duro combate. 

Las nubes resplandecen en relámpagos, y tras ellas ve llegar a su contrincante. El sonido de los rayos parece hacerle coro. Para muchos es considerado un ser mitológico, aunque varios marineros afirmen verlo en las noches más oscuras de tormenta. Y se está posando a pocos metros de él.  

Nadie sabe su nombre aun, por eso los viajeros lo apodaron: “El guardián de la Tormenta”. Tampoco se estableció de manera clara su origen, hay quienes creen que es un ser nacido del mismo rayo, otros que se trata de un Dios desterrado, condenado por la Luna a vagar entre las nubes. Pero nada de eso fue comprobado. 

Con su piel azul, sentado sobre una nube de espanto, lo mira con casi inexpresivo. Kyros supone que será inútil atacarlo con un rayo, ¿Pero qué elemento podría usar? Su rival puede dominar la tempestad, y está atento a cualquier ataque frontal, y no le da más tiempo para pensar, porque lo ataca con un rayo, esperando tomarlo desprevenido. 

Kyros ve su perdición llegar en un poderoso rayo azul. No puede dejar que eso pase, por él, y por Nayla. Arremete feroz con otro rayo, haciendo un choche de fuerzas. Aunque su rival lo atacara con furia, su cara seguía siendo inexpresiva, solo aumenta la carga de su ataque, provocando que la balanza se incline a su favor. 

Pero no se da por vencido. El mana lo conecta con todos los elementos, entonces aprovecha una de las nubes que está a espaldas de su rival, y provoca que de ella caiga granizo, como si fuera un disparo. No fue suficiente para dañarlo, pero si para distraerlo y hacer que voltee. 

La lanza de dos cuchillas del guardián de las ruinas aun sigue en el suelo, por lo que usa el hechizo espíritu de cadenas, (el mismo que usó ese brabucón para atrapar a Nayla). Usa la cadena para atrapar el arma y en un golpe de revés, termina incrustada en el corazón de su oponente, haciendo que caiga al suelo, y se desvanezca, al igual que todo a su alrededor. 

Los espejos al fin lo dejaron libre, está agitado, usó mucho mana, y viendo las puertas que deparan al castillo, sabe que le queda una pelea más. Nayla mencionó a una sirena, como también dijo que El Espectro del Teatro, llamado Víctor, es un mago muy hábil, por ende, aun le quedan al menos dos duras batallas. 
 




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