Nayla, Amor, Magia y Aventura

Capítulo Dieciséis: El Fin Del Canto

Acercándome a las puertas, puedo ver el lago, donde creo que mora la sirena. Podría hacer que caiga un rayo sobre el agua, pero sería inútil, las sirenas son casi inmunes bajo el agua. Debo hacerla salir 

Pero son criaturas tan peculiares que nunca salen del agua, aunque pueden respirar fuera de ella. Solo sacan sus brazos y toman a su presa. Nayla dijo que pudo hacerla salir, pero eso solo ocurrió porque Kira la despertó justo antes de ser atrapada. Y sin la intervención de Víctor puede que no hubiera sobrevivido, lo que me dice que la bestia también posee mucha fuerza física. 

Tan pronto entre, seré poseído por su cantar, que me llevara hasta sus brazos como si estuviera dormido. Debe haber un hechizo, o algo para contrarrestar a la sirena, pero debo darme prisa, Nayla puede estar en peligro, y yo aquí, viendo ese maldito castillo desde lejos.  

Kyros decide arriesgarse, y atravesar la puerta, que podría ponerle fin a su destino. Tal como lo pensó, tan pronto sus pasos conocieron el césped, el canto de la sirena inundó sus oídos, haciendo que tambalee al caminar, como si se tratase de un sonámbulo. 

Sus rodillas caen al suelo una vez cerca de la orilla. Puede verla acercarse lentamente, como si lo estuviera acechando. Parece hermosa debajo de esas aguas, pero él sabe muy bien que su figura es algo muy lejano a lo que se conoce como belleza. 

Sus garras dejan el agua para hacerse con su cuerpo, y justo en ese instante, las esquiva, obligando a salir a la bestia. La mitad de su cuerpo está fuera del manto de agua, pero su cuerpo está mojado, lo que es ideal para un ataque eléctrico. 

Los aullidos infernales de la sirena tocan fin, cuando de las manos de Kyros sale un rayo que los silencia. Él respira tranquilo, quitándose la tela que puso en sus oídos, para evitar oír la canción. Un truco que los marineros usaban en lugares donde se presumía la presencia de estos seres. 

Y no pudo solo haberla esquivado, ya que pudo intentar para defender a Víctor cuando él ataque. Como no hay tiempo que perder en el césped, Kyros comienza a correr hacia el castillo, rogando a la Luna que no sea tarde para salvar a Nayla. 

 




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