Nayla, Amor, Magia y Aventura

Capítulo Diecinueve: El Jardín de los Bubus

—¿Qué es un Bubu realmente? 
 

Pregunta Nayla, caminando con Kyros, sobre el verde césped, bajo el cálido sol que los alumbra como si fuera primavera. 
 

—Ya los verás, no tardarán en aparecer. Son criaturas que pertenecen al reino de las bestias. Después de la inquisición, todos los reyes bestia, salvo Kira se fueron de la tierra, hacia otro mundo solo gobernado por ellos, y muchas bestias los siguieron. Pero un gran número de especies decidió quedarse, entre ellos están los Bubus. 
—No sabía todo eso. ¿Y qué hacen estas criaturas, son peligrosas? 
—No son hostiles, salvo que les toque protegerse. 

De pronto, pequeñas bolas lanudas con dos patitas aparecen a su vista. Al acercarse notan que son muchas, y no era lana, sino pelo, el que se ve muy suave. 
 

—Ellos son los Bubus. —Dice Kyros. 
 

El solo verlos, tan apacibles, bajo la brisa del campo abierto, refleja calma y serenidad. Se quedan inmovibles un momento, solo observando y sintiendo ese aire tan puro.  
 

Las criaturas se acercan a ellos, y los olfatean levemente. Cuando sienten a Kyros se quedan un momento, o se alejan con una risa parecida a la de un bebé. En el caso Nayla, solo fruncen el seño, y se marchan velozmente.  
 

—¿Por qué hacen eso? —pregunta ella 
—A través de ese gesto, sienten la energía de las personas, como sus intenciones. Ellos se alejan de ti porque sienten la energía de Kira. Ya que en tu interior su poder se encuentra en un estado muy primitivo, tiende a ser destructiva, temida por hombres, animales, bestias o cualquier ser que haya pisado la tierra alguna vez. 

Ella no responde, está acostumbrada a que le teman a causa de Kira. Víctor no le tuvo miedo, solo comprendió su sufrimiento. Este pensamiento en su interior hace que todo pierda brillo. Pero trata de aislarlo, para dejar de estar sofocada por tanta angustia.  

Se concentra en el pelaje de los Bubus, algunos son muy coloridos, los colores como rojo, violeta, amarillo y celeste los adornan. Otros en cambio tienen un solo color, pero todos brillan al sol y se ven radiantes. Observa que algunos tienen pequeños cuernos sobre los ojos, lo que supone es su frente. 

—¿Por qué algunos tienen cuernos? —Pregunta Nayla. 
—Los más adultos llevan cuernos. Les salen naturalmente al crecer. 

Retoman su marcha, rodeados de estos simpáticos seres que corretean en su jardín.  

—A veces deciden acompañar a los viajeros o aventureros que pasan por aquí. Siempre y cuando sus intenciones sean buenas. —menciona Kyros. 
—¿En serio? ¿Y son criaturas útiles en un viaje? 
—La verdad es que si. Parecen inofensivos, pero son capaces de cobrar una gran fuerza y valentía si se trata de proteger a alguien. 
—Entonces son la compañía perfecta. ¿Crees que podamos llevarnos un par? 
—Tienen que aceptar ir por voluntad propia. —responde Kyros riendo—. No puedes secuestrarlos.  

Mientras caminan observan pequeñas fuentes, de agua y de miel, que usan los bubus para alimentarse, es algo curioso que solo se alimenten de eso.

—¿Una vez que siguen a alguien, son fieles de por vida? —pregunta Nayla.

—Depende. Ellos odian los actos de venganza y de odio. Si el viajero al que siguen decide optar por ese camino simplemente lo abandonan, le sienten lastimados, heridos, y vuelven al jardín con una expresión triste. Y una vez que lastimas a uno de ellos, no regresan, aunque cambies y te vuelvas la mejor persona del mundo, jamás regresarán a tus brazos. Pero si eres leal a tus convicciones será un compañero incondicional.

De pronto el cielo oscurece, siendo que faltan varias horas para el anochecer. Los Bubus huyen descontrolados. Nayla se ve confusa y Kyros aterrado, ya que sabe a la perfección lo que está pasando. 

—Debe ser una bruja. —menciona él tirando su bolso al suelo, buscando algo con desespero. 
—¿Se puede saber qué es una bruja? 
—Esta es una bruja Bubu. Cuando un Bubu muere o es asesinado se transforma en un ser oscuro que es capaz se manipular el mantra. Por eso es llamada bruja. —Explica mientras sigue buscando. 
—No entiendo nada de lo que dices, no sé que es el mantra. 
—Habrá tiempo para explicaciones más tarde. —Dice sacando un frasco de su mochila. —Lo encontré. Esto servirá para acabar con la bruja, un colmillo de león blanco. 

Sin darles más tiempo para conversar la bruja aparece frente a ellos. Es un ser flotante, sin piernas pero si brazos, largos y con dedos picudos, como si fueran garras. Su cabeza es amorfa, y no tiene ni boca, ojos, nariz u oreja que le adornen. Es seguida por una atroz nube de tormenta y posee varios metros de altura, como una pesadilla andante.  
 

Kyros intenta abrir el frasco, para sacar el objeto que les daría la victoria. Hasta que ve como un pequeño grupo de Bubus cae, y un poderoso rayo oscuro, de color violeta, se dirige a ellos. Sin meditarlo se lanza en su auxilio.  
 

Frente a ese amenazante ataque intenta hacer un rayo pero apenas lo consigue, recibiendo casi de lleno el golpe de la bruja. Repleto de quemaduras cae al suelo, rodeado de los Bubus que pudo proteger, quienes lo ven con los ojos caídos, esforzándose por respirar.  
 

Nayla queda atónita al ver caer a Kyros. En sus manos tiene el jarro con el colmillo del león, pero no tiene ni la más remota idea de como debe usarlo.  
 

—Supongo que hay otra forma de vencerla. —Dice posicionándose para pelear. Fue entrenada, es su momento de tener una batalla real. Retrocede apenas dos pasos para impulsarse y volar por los aires. Cerrar su mano con valor y cubrirla de llamas amenazantes próximas a chocar con su rival. 
 

Pero la bruja no se queda en sus cabales. De sus manos emerge un poderoso ataque, una materia similar al fuego, pero oscura como un foso del infiermo. Nayla ve a este macabro resplandor oscuro acercarse, llega a cubrirse la cara con los brazos, pero eso no evita el impacto que la devuelve al suelo antes de que pueda acercarse.  
 




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