Nayla, Amor, Magia y Aventura

Capítulo Treinta y Dos: El Final De La Batalla

Las miradas chocan bajo el sol, Nayla no se deja dominar por el pavor, como tampoco la consume la confianza por su reciente victoria. 

—No será conveniente ir al choque directo —piensa Nayla—. Se ve más poderoso que sus compañeros, debo intentar atacarlo a distancia, pude hacer un clon de agua antes, debo poder manipular algún otro elemento, el mana nos conecta con todo, solo debo concentrarme.  

Respira hondo entonces, junta sus manos para concentrar energía, el mana la conecta con todo y todo está conectado. Una flama se enciende en sus manos, la que aumenta de repente convirtiéndose en una llamarada, ella extiende los brazos como si empujara a esas ardientes brazas sobre su rival, quien se mantiene impávido viendo a esa bola de fuego acercarse. 

Recibe el golpe de fuego con los brazos cruzados, su cuerpo debería estar ardiendo, pero las llamas se expandieron por el aire cuando lo tocaron, sin hacerle ningún daño. 

—No me engaña —piensa Nayla—. Eso es magia.  

Sin darle más tiempo para pensar, su rival ataca, demostrando una velocidad cegadora le propina un fuerte puñetazo que ella apenas llega a cubrir con sus brazos, haciéndola retroceder varios metros, para terminar estrellada sobre una roca. 

—Puede volver a su cuerpo tan duro como el hierro y después tan ligero como una pluma, para volver a endurecerse en el momento del ataque —piensa Nayla—. De modo que eso es magia física. Ahora que lo sé, no puedo permitir que este mal nacido me derrote. 

Él se lanza de nuevo al ataque, usando la misma velocidad, logra darle un duro golpe en la costilla, que fue como recibir un puñetazo de un hombre de acero, ella jamás imagino que alguien pudiera golpearla con tamaña fuerza. Pero antes de que intente otro movimiento, Nayla sujeta su brazo para impactar el puño meteorito justo entre sus ojos. La magnitud del impacto hace que vuele por los aires, recorriendo algunos metros, hasta que su pesado cuerpo cae al suelo. 

—Mis costillas están sanando, pero no sanará su cara, se transforme en lo que se transforme —piensa Nayla—. Supongo que es la única ventaja que tengo en esta pelea. 

Él se levanta del suelo, con sangre cayendo de su rostro, manchando sus ojos, dificultando su vista, la que también se tiñe de odio. Se lanza de nuevo con esa velocidad de relámpago, Nayla intenta esquivarlo pero él barre sus piernas haciendo que caiga sobre el suelo, toma su brazo de la muñeca y lo sube tras su espalda, haciéndole una toma incomoda como dolorosa. 

—Es inútil que te resistas —dice él—. Podría romperte el brazo. 

Esas palabras traen a la cabeza de Nayla una idea. Forcejeando de manera bruta contra él disloca su propio hombro, zafándose así del agarre, le duele a horrores, pero sabe que volverá a sanar. Él la toma del cuello pero recibe el puño meteorito justo en el mentón, un golpe crítico que casi lo deja sin dientes. 

Nayla se levanta del suelo mientras su hombro se regenera, viendo a su rival inconsciente sobre el polvo de la tierra, sabe que no se volverá a levantar, y si lo hace no la pasará muy bien. A sus agudos oídos llegan sonidos de bestias, se pone de guardia de inmediato, podrían ser más oponentes. 

Sin embargo, aunque su mente haya planificado un tenso escenario, su expresión cambia al ver a sus dos guardianes como quien mira al amanecer tras una larga noche, una sonrisa se extiende en su rostro y a su corazón llega la calma viendo que ellos están a salvo. 

—Kyros, Caym —dice corriendo hacia ellos—. Me tenían preocupada. 

Los dos guardianes miran a su alrededor,  sorprendidos al ver a los tres captores fuera de combate, bajan de sus bestias viéndola, con la ropa maltratada y despeinada, definitivamente les enseñó que fue un grave error secuestrarla. 

—Nayla, ¿estás bien? —pregunta Kyros, apoyándole una mano en los hombros. 
—Bastante bien ahora que gané la pelea—responde ella suspirando—. ¿Ustedes qué tal? No se los ve mal. 
—Estoy tan sorprendido como alegre —responde Caym—. Les ganaste sin ayuda, me gusta que seas así de ruda. 
—¿Los dejaste con vida cierto? —pregunta Kyros. 
—Si… —responde Nayla con cierta duda—. Bueno, más bien creo que si. 

Kyros se acerca con sigilo hacia el atacante desmayado para poder comprobar algún signo vital, mientras es seguido por los Kanurios, a los que Nayla observa confundiéndolos con osos. 

—Estas criaturas… —alcanza a decir mientras observa sus rasgos. 
—Si, se llaman Kanurios, vienen del reino de las bestias —le responde Caym siguiendo a Kyros. 

Al cabo de unos segundos, todos rodean al golpeado captor, quien comienza a abrir los ojos con dificultad. 

Hora del interrogatorio —dice Kyros extendiendo su mano—. Por la habilidad de este mago, la capacidad de mentir te es quitada. Tu lengua será usada como arma de verdad y de justicia, para desmentir a todos los males que nos aflijan, mi poder te condena. Ahora habla. 

Nayla ve con sorpresa como, de su palma, emana una suerte de energía blanca como un rayo de luz. 

—¿Por qué Nébula quiere a Nayla? —inquiere Kyros. 
—Se cree que descubrieron una forma de separar a Nayla de Kira —responde—. Por eso la quieren con vida, buscan a Kira. 
—¿Para qué quieren a Kira? 

Por más que intente hablar apenas puede balbucear, su cuerpo comienza a convulsionar, sus ojos se ponen blancos, hasta que su corazón se detiene, quedando sin vida. 

—¿Qué pasó? —pregunta Nayla 
—Creo saber qué —dice Kyros, abriéndole la boca al difunto para observar que en su lengua hay un sello parecido al que tiene Nayla—. Es un hechizo de silencio que les puso Nébula, si hablan demás simplemente mueren, a sus compañeros les habrá pasado lo mismo. 
—Muy conveniente —responde Nayla—. ¿Y qué fue eso que hiciste con tu mano, un hechizo? 
—Si, es un hechizo llamado… 
—Verdad plena —interrumpe Caym—. Y es un hechizo que altera la mente, impidiendo que pueda mentir, este tipo de magia está prohibida. Por eso las personas nos tienen miedo. 
—Nuestro rival usa un sinfín de artimañas para cumplir con sus objetivos, no podremos escaparnos siempre usando cartas blanca —responde Kyros. 

Nayla los observa hablar, pero su mente se detuvo en las palabras del captor. Hay una forma de separarla de Kira, eso es algo que solo en sus fantasías creyó posible. Aunque ahora parece real, teme que sea contra producente.  

Deduce que es la misma razón por la cual los Caballeros Celestiales la quieren con vida. El enemigo usando el poder devastador de Kira podría hacer tales cosas solo limitadas por su imaginación. No sabe hasta donde están dispuestos a llegar para cumplir sus objetivos, pero está segura que luchará para detenerlos.  
 




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