Necesito encontrarlo.

♡C A P 19:

Nuevamente me encontraba sumergida en problemas, deudas y muchas dudas, pero a diferencia de las demás veces, en esta ocasión no iba a permitir que mis problemas me sumergieran, iba a esforzarme para solucionar todo el caos con calma y sin olvidarme de lo más importante; ser feliz y pasar tiempo con mi mamá.

Aún con tantas cosas por hacer, me tomé el fin de semana libre para disfrutar mi día con mamá, tenía muchísimos planes y estaba dispuesta a disfrutar cada uno de ellos a lado de mi persona favorita en el mundo.

La bonita de Hannah me prestó su auto para complicarme la existencia y no sabía si algún día iba a poder pagarle todo lo que hacía por mí, era más fría de lo que debería, pero su corazón era enorme, por eso la amaba y valoraba tanto.

Luego de ducharme y arreglar las cosas que íbamos a llevarnos, fui a ver y atender a mi tortuguita, todos los días la alimentaba y platicaba con ella «deseaba que hacer eso no me convirtiera en una demente», era una gran compañera y así fuese diminuta, nos alegraba la vida a mi y a mamá.

—Hola, bonita —la saqué de la pecera de agua, escaló mi brazo y reí por las cosquillitas que sentí —hoy te toca estar en la arena —anuncié y la dejé en otra mini pecera con arena.

Cada que miraba a mi primera y única mascota hasta la fecha, recordaba irremediablemente a Maximiliano por ser quien me la dio y quien tanta atención ponía a mis palabras, aún me costaba asimilar que el mismo hombre que tanto me intimidó al iniciar a trabajar en la agencia de publicidad fuera el mismo que en la actualidad me robara tantos suspiros, ¡perdía la cabeza por él! Y en el fondo eso me aterraba, porque Saúl inició siendo un gran chico y terminó dándome innumerables decepciones.

—¿Te gusta la arena? —sonreí tontamente, usualmente le daba su espacio, pero al parecer la tortuguita sentía tanto amor por mí como yo por ella, siempre escalaba mi brazo y no se molestaba cuando la cargaba, todo indicaba que de adaptó a mí y a su nuevo hogar —mamá y yo vamos a salir y tú cuidarás la casa, ¿ok? —sonreí y la regresé al agua, ahí era donde más gozaba estar.

Llevé la canasta de alimentos y la bolsa de tela con cosas adicionales al auto, planeé un picnic y muchísimas cosas más, a causa de mi trabajo, mi falta de dinero y del cansancio de mamá no habíamos salido durante muchos meses y no iba a permitir que eso siguiera sucediendo, mi preciosa mami estaba pálida y necesitaba la luz del sol para inyectarse de energía, estaba tan emocionada cuán niña pequeña.

Regresé al interior de la casa y fui en busca de mi bonita mujer.

—¿Lista? —besé su mejilla repetidas veces.

—¿Se-segura que quieres salir co-conmigo, tesoro? —tartamudeó y sentí dolor por su pregunta, seguía pensando que le avergonzaba cuando eso no era así, si supiera lo orgullosa que me sentía de tener una mujer tan preciosa «en todos los sentidos» como ella, sus miedos se extinguirían instantáneamente.

—Por supuesto que sí, mami —acaricié su cabello con ternura —te amo mucho.

—Y yo a ti —musitó.

—Llevemos la andadera por si acaso —asintió sin mucho ánimo, seguía caminando, pero sus pasos eran tan lentos como los de un bebé.

—Estoy feliz por nuestra salida.

—Yo aún más —suspiré con felicidad y tristeza a la vez; me hacía feliz estar con ella, pero me aterraba pensar que cada día podía ser el último que viviera con ella y eso me atormentaba todos los días, precisamente por eso era tan cariñosa, empalagosa y cursi, sabía que su partida iba a ser más pronto que de las mujeres promedio y quería vivir todos los días con ella como si fuese el último, así eso me doliera hasta lo más profundo de mi corazón, no veía mi vida sin mi mamá a mi lado.

La cuidé en todo momento para que pudiese ingresar al auto, se puso el cinturón de seguridad, rodé para ingresar al área del piloto e iniciar a manejar, sería un largo camino, pero todo iba a valer la pena, estaba segura de eso.

—Estoy muy orgullosa de que sepas manejar siendo que no tenemos auto desde hace mucho —se enorgulleció de mí y se entristeció porque tuvo que vender el auto de su esposo para poder seguir alimentándome.

—Hannah me enseñó sin nada de paciencia —solté risitas —pero gracias a ella es que sé hacer muchas cosas.

—Es una bendición en tu vida.

—Y tú eres una bendición en la mía, mami.

—Te amo, tesoro.

—Yo más —peleamos durante todo el camino cuán niñas pequeñas para ver quien de las dos era la que amaba más a la otra, estos diminutos momentos eran los que ensanchaban por completo mi corazón.

🕵🏻‍♀️🕵🏻‍♀️🕵🏻‍♀️

Ya estábamos en un silencioso parque donde pasaríamos gran parte del día, acomodé el mantel y toda la comida, se veía magnífico, lo mejor de todo fue la sonrisa de mi mami y sus ojos azules brillando a más no poder, estaba feliz y eso reiniciaba mi vida.

—To-todo te quedó muy bonito —me abrazó.

—Gracias, mami —me escondí en su pecho —¿tienes hambre?

—Mucha, hija.

—Yo también —reí —vamos a lavarnos las manos.

Saqué una jarra de agua y un poco de jabón que llevé, con eso iba a ser suficiente para lavárnoslas, a pesar de que había baños en el parque, decidí no arriesgarme a ir a asearnos allá, debido a que estábamos en Latinoamérica y malamente el respeto a las cosas ajenas era inexistente en algunas personas, si nos íbamos y dejábamos las cosas ahí, ya no estarían al regresar.




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