Necesito que me ames

Capítulo 5

Proceso la información que me acaba de dar la asistente social. No puedo creerlo. Esto debe ser una pesadilla.

—Lo siento mucho, Lily.

—¿Lo sientes? ¿Es lo único que puedes decirme? No pueden sacarme la custodia de Amaris—espeto poniéndome de pie—. Tengo un trabajo estable, pago los impuestos, soy buena persona, amo a mi hermana y me ocupo de ella tanto como de mi hijo…

—Tienes deudas de tarjetas de crédito que todavía no has pagado y si bien tu trabajo es estable, es complicado siendo madre soltera de un bebé que no tiene ni un año y pagando alquiler.

»No puedes llevar a tu hermana a tu trabajo porque la niñera no puede ocuparse de ella y de tu hijo al mismo tiempo. Sé que es así porque ella cobra barato en comparación a otras.

Trago saliva con fuerza procurando no perder la serenidad.

—Es mi hermana y soy la única familia que tiene. Perdió a nuestros padres y le prometí que no me perdería a mí. Soy una buena madre para mi hijo y puedo serlo para ella…

—Lily, has hecho mucho. Dejaste todo por ella y eso lo sé. Sin embargo, ella merece un lugar estable. Tienes opción de que sea una adopción abierta y así puedes seguir siendo parte de su vida y compartiendo a su lado. No tienes que separarte de ella, nada más dejarla que consiga una buena familia que se ocupe de sus necesidades económicas.

»Lo lamento. Tu hijo es tu hijo y él no corre riesgo de irse de tus brazos, pero el caso de tu hermana es diferente.

Seco una lágrima que se desliza por mi mejilla.

—No es justo.

—Lo siento mucho.

—¿Quiere dejar de decir que lo sientes? ¿No hay nada que pueda hacer?

—Todo sería más fácil si tuvieras una casa, las deudas no existieran, no tuvieras un bebé a tu cargo o por lo menos estuvieras casada con un hombre que cubriera las necesidades económicas de Amaris.

—No, estoy mas sola y seca que la planta que me regaló la vecina y se murió porque no le puse agua…

Y de repente se me viene a la cabeza la imagen del empresario de vinos. Clayton… algo. Él estaba dispuesto a casarse conmigo y darme dinero después del divorcio. También aceptaba a Amaris y a Caleb.

Me río sola. No, es una locura. No puedo aceptar su ofrecimiento después de que le dije que no. Le reiteré que no me parecía bien su ofrecimiento y no puedo llamarlo diciendo que cambié de opinión. Y sí, tengo su número. Él puso su tarjeta elegante en mi bolso y no sé porque no tiré la tarjeta, o al menos eso creo.

Me giro hacia Alison, la asistente social.

—¿Estás bien?

—¿Si me casara con alguien que está bien económicamente, Amaris se quedaría conmigo?

—Sí, pero dijiste…

—Tengo a alguien que se quiere casar conmigo. Le dije que no a pesar de su insistencia. Dinero le sobra… Ya lo dije que no, no quedaría bien que le dijera que sí.

Ella frunce el entrecejo.

—Debes ver que es más importante, tu hermana o el orgullo. Sin embargo, no creo que a él le guste que aceptes casarte con él por interés.

—No le importa. Él no quiere amor, solo complacer a su abuelo y por algún motivo que desconozco, ignoró mis tornillos perdidos y me quiere como su esposa. Dice que yo le caería bien a su abuelo.

Alison ríe, se acerca y agarra mis manos.

—Hazlo lo antes posible y preséntate con él una vez que estén casados. Yo retrasaré un poco los trámites para que Amaris siga contigo.

—¿A ti te parece bien?

—He sido testigo del sufrimiento de ambas, sé lo unidas que están y para Amaris sería un golpe fuerte no poder quedarse contigo. Si ese hombre está dispuesto a casarse contigo y es buena influencia para Amaris, pues adelante—mira hacia la puerta—. Esa es mi opinión personal.

Sonrío y la abrazo.

—Gracias, Alison.

—Ve a hablar con él mientras yo me ocupo de todo aquí. No tardes.

Cruzo el bolso por mi cuerpo, agarro el cochecito con Caleb dormido en su interior y abandono su oficina sintiéndome más positiva que antes.

Es una locura aceptar casarme con el guapo desconocido, pero él dijo que podíamos negociar y no soy una iletrada que no sepa como negociar. Estudié leyes durante tres años y sé como armar un contrato.

Lo investigué en Google y obtuve la información suficiente para saber que su familia tiene viñedos en las montañas de Tamborine donde se realiza todo el trabajo y las oficinas comerciales se encuentran aquí y en Sídney, Australia. No he probado sus vinos porque son caros y tendría que vender un riñón y no puedo porque solo tengo uno. 

En conclusión, la empresa y los viñedos tienen buena reputación. Lo mismo él como empresario.

Tiene un perfil bajo y no se sabe nada de su vida personal, por lo que no pude comprobar si es verdad lo del abandono de su prometida o fue una treta para hacerme caer.

No importa. En este momento me da igual. Lo que necesito es que sea mi esposo para que no me quiten a mi hermana. Podré ahorrar dinero y después del divorcio puede darme dinero para comprar una casa o un departamento o lo que sea. Tal vez incluso un trabajo mejor que permita sustentarnos a Amaris, Caleb y a mí.




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