Lily
Trago saliva al momento en que los labios de Clayton se acercan a los míos.
El beso con él me tenía más nerviosa que la ceremonia en sí, pues no quería que me tomara por sorpresa y quedar como tonta.
Mis labios rosan los de él y cuando abro la boca para profundizar el beso la puerta de la habitación se abre con fuerza y ambos nos separamos sobresaltados.
—¿Qué están haciendo? —pregunta Amaris cruzándose de brazos.
—¿Ya estás lista, querida? —entra Andrea y se queda observándonos—. ¿Qué haces aquí, Clay?
Nos miramos y reímos.
—Se estaban besando—responde Amaris—. Que horror. Dijeron que no lo haría delante de mí. Menos mal que Caleb no está aquí.
Clayton pasa la mano por el cabello y yo suelto una carcajada. Andrea ríe negando con la cabeza.
—Clayton, ¿no podías esperar un poco más? En un momento podrás besarla y luego todas las veces que quieras.
Andrea toma del brazo a su hijo.
—Hay mamá, quería darle un beso a mi futura esposa, no tiene nada de malo.
—La ceremonia está por comenzar—camina a la puerta jalando a su hijo—. Tienes que estar con el juez esperando por Lily. Ve allá mientras yo termino aquí—fija la mirada en mí—. Mi suegro te acompañará hasta llegar con Clayton.
El aludido sale de la habitación y antes de que pueda decir algo, Amaris le cierra la puerta en la cara.
—Señora Andrea, creo que su hijo le salió fallado. —exclama la pequeña.
Andrea ríe mientras yo le reclamo a mi hermana.
—Es culpa del padre—dice mi falsa suegra con humor—. Es mi hijo y lo amo, mas no puedo negar que es hombre.
—Nadie es perfecto. —agrego.
Al menos ella se lo toma con humor.
Andrea agarra el pequeño velo que insistió que utilice y lo acomoda en mi cabeza mientras Amaris pasa la mano por el vestido de seda.
—Estás hermosa, Lily. ¿No crees, Amaris?
—Supongo—sonríe—. Espero que Clayton no le rompa el corazón como lo hizo el cara de codorniz de Leo.
Pongo los ojos en blanco.
—Dejemos a Leo en el pasado.
—Está bien. Iré a buscar mi canasta con flores y a asegurarme que el novio no vaya a ningún lado.
Amaris me da un beso y sale de la habitación. Andrea vuelve a reír y manifesta su cariño por ella.
Todos nos han recibido bien y espero, si en algún momento llego a enamorarme y a casarme, la familia política sea tan agradable como la de Clayton.
La familia de mi ex era muy inestable y predominaba el machismo. Leo no era machista, al menos no conmigo, y por eso no se llevaba bien con su familia. Por eso opté no decirles nada sobre Caleb. Es mejor que no tenga ese tipo de influencia.
Estaba nerviosa por la boda, hasta pensé en desistir y dar marcha atrás. Ver a Amaris me recordó porque lo hago. Además, ya asumí un compromiso con Clayton y no puedo hacerle un desplante a la familia sin importar que sea una mentira.
No seremos marido y mujer de verdad, nada más en papel.
—Adoro a Amaris. Es una niña muy despierta e inteligente. La escuché hablando con mi suegra sobre música clásica y me dejó anonada con lo que sabe sobre los músicos.
Sonrío.
—Le gusta leer mucho, lee de todo. Mi madre solía llamarla su pequeño genio. Ama la música clásica, lo demás es ruido.
No me gusta que se encariñen con mi hermana. Será duro para todos cuando mi matrimonio con Clayton llegue al final.
Andrea siguió insistiendo con las clases de piano de Amaris y Clayton le dijo que desea enviarla a una academia de música para darle la posibilidad de mayor ingresar en alguna escuela de música importante. Eso convenció a mi falsa suegra y dejó de insistir. Por mi parte, prometí buscar una para ella. Debo aprovechar el matrimonio falso sin culpas.
Tendré que esforzarme para que no se creen lazos. Siempre es lo mejor para evitar salir herido.
—No he dejado de notar que a Amaris no le cae bien mi hijo. —comenta mientras salimos de la habitación.
—Tiene miedo de que me lastime. Mi padre le gritaba mucho a mi madre, no llegó a golpearla, mas no la trataba bien y ella vivió eso. Yo no supe de la situación hasta después de su muerte porque mientras yo estuve con ellos se llevaban bien. No ayuda que mi ex me dejara embarazada y se fuera. No la pasé bien al principio, no sabía que hacer y ella estuvo ahí como testigo y apoyo. Luego el accidente.
—Es comprensible—me toma del brazo—. Ya pronto los dos se entenderán. Una vez que vea que mi hijo es buena persona y tenga la certeza de que no los va a abandonar, cambiará de actitud.
No estoy tan segura, pienso evitando decirlo en voz alta. No tengo idea como serán las cosas luego de mudarme a casa de Clayton y por el momento prefiero no pensar en ello.
—Si supiera que no es verdad.