Lily
—¿Quién cuida a los niños mientras tú estás aquí trabajando?
—Charlotte, la ama de llaves de Clayton. Él sugirió contratar a una niñera en vista que me negué a dejar el trabajo y Charlotte se ofreció a cuidarlos, pues está encantada con ambos. Le hice prometer que si todo era demasiado para ella, me lo diría.
—¿Y confías en la empleada de confianza de tu esposo falso?
—Sí, es buena persona y le agradan los niños y viceversa. Tiene dos nietos de tres y cinco años que no ve nunca porque viven en Canadá.
—Bueno, tú sabes que es lo mejor para ellos—asiento—. Por lo menos no debes preocuparte por perder a Amaris.
—No, por fortuna ya no. Le harán una entrevista a Clayton y en unos meses me darán la tutela completa sin más visitas ni riesgos a que se la lleven de mi lado. Cuando me divorcie, basta que presente unos papeles que declare que tengo solvencia económica para mantenerla y listo.
—Me alegro por ti. ¿Y no lo has probado la cama?
—¿A quién?
—A tu esposo. Falso o verdadero está de infarto.
—Ruby. —río.
—Hay no puedes negar que tu esposo está para untarlo con chocolate y lamerlo por completo. Tú nos has tenido actividad desde tu ex. Aprovecha, es tu esposo, después siguen como si nada hubiera pasado. Disfrutalo.
—Tenemos un acuerdo y no soy su tipo de mujer.
—Tú eres el tipo de mujer de todos. Acéptalo, amiga.
Niego con la cabeza, acabo mi bebida y termino de cambiarme para irme a casa.
No voy a decirle a Ruby que he tenido pensamientos sucios con Clayton. No puedo contrale que el otro día lo observé como tonta en celo mientras se ejercitaba en su gimnasio privado.
Estaba sin camisa, sus músculos se marcaban con cada flexión que hacía y las gotas de transpiración caían por su pecho marcado y en forma. Por suerte la cordura se hizo presente y me fui antes de que él me viera.
Algo peor que tener un esposo feo e intocable, es tener uno que está de muerte y no poder hacer nada. Poder se podría, mas no se debe.
Igual Clayton no pasa mucho tiempo en casa. En estos días se ha ido temprano y ha regresado tarde.
La noche anterior llegó de madrugada, y no es que estuviera espiándolo, solo estaba despierto por Caleb, y lo escuché llegar.
Es lo más probable que haya estado con alguna mujer. Y no es asunto mío. Acordamos que él podría estarlo siempre que fuera discreto.
Ruby sugirió que me buscara un hombre también para satisfacer mis necesidades, ya que no quería estar con mi esposo, pero le dije que no. Yo puedo controlar mis impulsos y no tengo ganas de lidiar con amantes de paso.
Madison nos pide que vayamos al frente del restaurante que el señor Grecco necesita hablar con nosotros, así que allá vamos.
—Ahora que están todos, debo informar que estaré alejado del restaurante durante un mes debido a que me van a operar de una hernia. Mi hijo Gavin estará a cargo del restaurante. Algunos ya lo conocen.
—¿Lo conoces? —le pregunto a Ruby por lo bajo.
Ella se pone seria y su rostro pierde color. Le toco el hombro y me mira.
—¿Qué?
—¿Estás bien? Te pusiste pálida.
Dibuja media sonrisa.
—Estoy bien. Creo que me bajó la presión.
—Te pregunté si conoces al hijo del señor Grecco.
—Sí, una vez se hizo cargo del restaurante. No te dejes engañar por su cara bonita y sonrisa. No es lo que parece.
Su respuesta me deja desconcertada, mas no alcanzo a preguntar nada porque se aleja.
El señor Grecco me pregunta por mi vida de casada y dice que lamenta que solo vaya a trabajar medio tiempo. Yo también lo lamento, pero quiero terminar la carrera de leyes y debo aprovechar la oportunidad.
Para mi suerte no necesito cursar todas las materias de nuevo, nada más hacer un examen integrador asegurándole a la Universidad que los temas de las materias están frescos en mi memoria y rendir las materias que quedaron pendientes. Incluso no necesito asistir a la Universidad a menos que haya examen, aunque lo haré algunas veces, por lo menos en alguna que otra clase cuando lo necesite.
Me despido de mi jefe y camino hacia el vehículo. Un alivio tener vehículo y no usar el bus.
Al llegar a casa de Clayton, entro por la puerta de atrás, me sirvo un vaso de leche y subo a revisar a los niños.
Me encuentro a Charlotte saliendo de mi habitación y sonríe.
—Tu hijo es un ángel. Ya está dormido.
—Lo es. ¿Amaris?
—Hizo su tarea, se puso a leer un libro de física y se fue a dormir cuando le dije que lo hiciera. Me habló sobre algo de física que no entendí.
Suspiro.
—Es muy curiosa, todo investiga y lo absorbe como una esponja. No estoy segura de que me guste. Siento que se pierde de muchas cosas de su edad por estar enfocada tanto en los libros. No tiene amigas y la maestra dijo que se la pasa leyendo en los recreos y se aburre con las clases. Me sugirió pasarla a un grado más avanzando o llevar a alguna escuela para niños dotados. No he decidido que hacer.