Necesito que te quedes

Capítulo 5

Emir

—Pensaba que estabas muerto—exclama Iris—. Nunca volvimos a saber de ti.

—No por culpa mía. Te recuerdo que fue tu hermana quien me dejó. Seguro me culpas a mí y desearías que estuviera muerto.

Se encoge de hombros.

—Al principio, luego ya no. No creo que tuvieras toda la culpa del rompimiento con mi hermana.

—Al parecer el tal Liam tuvo mucho que ver con eso.

Iris contrae la mirada.

—No tocaré ese tema contigo. Ya no te odio ni te culpo de todo, aun así sigo siendo fiel a mi hermana. Dime que quieres.

Me alegra que ella no me culpe por todo. Me fui y con  el apoyo de Malika. En un principio no se tomó bien la noticia de que no me quedaría en Adelaida, mas una semana después me alcanzó en el aeropuerto y me dijo que fuera.

Si bien no quiere hablar del tema, no negó que Liam tuviera la culpa.

—Un té de hierbas para mi tía y un descafeinado con crema para mí. Pensaba que estarías dedicándote a la medicina y ayudando a personas.

Suspira.

—Mi amor por la medicina se terminó cuando me dieron un cadáver para practicar. Y como mi vida personal no te incumbe, no digo más nada. Ahora te traigo el pedido.

No insisto. No me molesta no saber sobre la vida de Iris.

Mientras espero reviso mi celular, una costumbre en la actualidad, hasta que una niña que conozco se para a mi lado y me observa.

—Hola, Emir. —exclama.

Le sonrío.

Dije que me mantendría apartado de Malika y de sus hijos, pero es difícil cuando ellos no se apartan de mí. No puedo ser grosero con un niño para alejarlo, no está bien y me sentía culpable.

—Hola, Nutella. Si es que te sigues llamando así.

La niña ríe.

—Por ahora sí—pone sus manos en la banqueta y levanta el pie para sentarse sobre esta. Hace un esfuerzo y decido ayudarla—. Gracias. ¿Vas a llevar café?

—Sí. ¿Estás sola?

—Mi hermano está atrás comiendo pastel de chocolate. Mi tía nos da a escondidas de mi madre y dijo que no dijéramos nada… Ups, ¿tú no dirás nada?

Niego con la cabeza.

—No, no diré nada. Haré de cuenta que no mencionaste lo del pastel.

—Gracias. ¿Por qué tomas café? Todos los adultos que conozco beben café, excepto la tía Magna. A ella le gustan los tés raros.

—Me da energía y me gusta el sabor. A la tía Magna le hace mal el café.

—Nilo me dijo que mamá te miraba raro, como si le gustaras—frunzo el ceño—. Mamá dijo que es porque te conoce. Tal vez sea porque vio tus petorales. La tía Iris, con otras mujeres, dice que aman los petorales de los hombres. Puede que mamá también y le hayan gustado los tuyos.

Ahogo una carcajada evitando dejarla en vergüenza o que se sienta mal. No importa cuando desee reírme. Ella está hablando en serio y tengo que mostrarle respeto.

—Suele pasar. Dile a Nilo que no se preocupe, nada pasa entre tu madre y yo y no pasará. Y mantendré mis pectorales ocultos para no correr riesgos.

Le guiño un ojo.

—Se lo diré.

—¿Estás triste?

—¿En serio quieres escucharme o lo haces para ser amable?

Sonrío.

—En serio quiero escucharte. Soy buen oyente.

Ella suspira, apoya sus bracitos en la barra y recarga la mandíbula sobre estos.

—Mi papá no nos hace mucho caso desde que tiene su nuevo trabajo.

Me remuevo en mi lugar, incomodo. No quiero tocar el tema de su padre. No lo conozco y mi primer pensamiento es golpearlo.

—Seguro que cuando se acomode, les prestará más atención. De lo contrario habla con él.

—No me escucha. Dice que soy muy pequeña para entender cosas y suele decir que no me meta en cosas de adultos.

—Bueno, pero estarías hablando de tus sentimientos y es algo importante. Estoy seguro que él escuchará y te hará más caso.

Ya sé, soy un idiota por hablar bien del hombre que conquistó a mi exnovia cuando era mi novia, pero son sus hijos y no está bien hablar mal de él con sus hijos. Luego lo criticaré con mis amigos.

Nutella sonríe.

—Lo tendré en cuenta… ¿Tú estás casado? —niego con la cabeza—. ¿Tienes hijos? —vuelvo a negar—. ¿Qué tienes? ¿Vives solo solo?

—Supongo que tengo sobrinos. Vivo solo solo.

—¿Y eres feliz?

Pienso en la respuesta. Hace mucho tiempo que nadie me pregunta si soy feliz o no. Ni sé como responder.

¿Qué es la felicidad? El concepto es amplio.

—¿Qué es la felicidad para ti?

Se encoge de hombros.

—No sé. Ser feliz. Una señora gruñona le dijo a la tía Iris que debería casarse y tener hijos para completar la felicidad. La tía Magna dijo que no es necesario. Ella no tiene hijos.



#509 en Otros
#187 en Humor
#1409 en Novela romántica
#515 en Chick lit

En el texto hay: drama amor, humor romantico, madre divorciada

Editado: 12.09.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.