Nilo
Katie comienza a hablar de Emir. A ella le agrada mucho y es así solo porque le siguió el juego con ese estúpido nombre que se puso y porque respondió a sus preguntas.
Me molesta que sea amable con él porque puede hacerle creer a mamá que lo aprobamos para que salga con ella y no es así.
Mamá dice que ella y papá no regresarán, mas yo sé que sí, es cuestión de tiempo.
Todavía no entiendo por qué se separaron. Mamá dijo que por diferencias. No sé cuáles son las diferencias.
Katie y yo tenemos muchas diferencias y peleamos por eso, tal vez les pasó así. Si yo me disculpo con mi hermana y ella conmigo, papá y mamá también pueden hacerlo entre sí.
—Ya deja de hablar de Emir. —exclamo con fastidio.
Papá me mira y Katie se enoja echándome una mirada que hace cuando se enoja.
—¿No te agrada? —pregunta papá mirándome por el espejo.
—Jugamos a las escondidas y Emir descubrió su escondite logrando que yo ganara el juego, así que se enojó.
Abro la boca para decir que es porque mamá lo mira raro, mas no digo nada. Papá puede pensar que a mamá le interesa y no querrá volver con mamá.
—No me agrada—repito—. A ti te agrada por llamarte Nutella y seguirte el juego.
—Y él respondió mis preguntas sin decirme metiche.
—Eres una metiche, solo que él no se ha dado cuenta todavía. —aclaro.
—No lo soy. Mamá dice que soy curiosa.
—Niños, basta de peleas. Katie, deja esa tontería de los nombres inventados. Tu madre y yo pasamos meses buscando un nombre para ti. Cuando seas mayor puedes cambiarte el nombre si lo deseas, ahora no—exclama papá con voz de enojado—. Respeta a tu hermano y a su desagrado por el tal Emir, así como tú Nilo respeta que a tu hermana le agrada.
—¿No te importa que a Katie le agrade? —indago.
Papá guarda silencio durante un momento y luego responde.
—No. Ve con cuidado, hija. Que sea el sobrino de Magna no deja de ser un desconocido.
—¿Y eso qué quiere decir? —pregunta mi hermana en mi dirección, a lo que me encojo de hombros. Yo tampoco sé.
—Que no debes confiar en él solo porque es amable. —responde papá.
No decimos nada hasta llegar a casa de papá donde agarraremos nuestras cosas para ir de campamento.
Amo acampar. A Katie no le gusta mucho, ella odia los bichos, y va para no quedarse sola.
Agarro a mi hermana por el brazo y tiro de ella alejándonos de papá. Esta se queja.
—¿Qué te pasa?
—Debemos hacer que mamá y papá estén juntos de nuevo. Papá estaba más con nosotros cuando estaba con mamá.
Katie mira la puerta y suspira.
—No lo sé, Nil. Escuché a la tía Iris decirle a la tía Magna que mamá no era feliz con papá y que no se casó con él por amor.
—Ellas no saben nada. La gente se casa por amor, sino no se casan.
—¿Por qué dirían eso?
Me encojo de hombros.
—No sé. No importa. Mamá y papá deben estar juntos de nuevo. ¿Me ayudarás o lo haré solo?
Katie niega con la cabeza.
—Estás solo en esta, Nil. El verano pasado intentamos unirlos, ambos se enojaron con nosotros y entre ellos.
Alzo la mirada en el cielo.
—Esa vez lo hicimos mal. Ahora somos más grandes, casi tenemos siete años y podemos hacerlo bien.
Mi hermana niega con la cabeza. Pienso como convencerla, pues unidos lo hacemos mejor, pero justo regresa papá y no digo nada.
—¿Sigues enojada porque me perdí tu recital? —le pregunta a Katie.
—No, ya no. Emir me dijo que pasas menos tiempo con nosotros por tu trabajo nuevo y tienes que acomodarte.
—¿El sobrino de Magna dijo eso? —pregunta papá, desconcertado, a lo que Katie asiente.
—Es bastante genial. Aunque a Nil no le agrade.
Pongo los ojos en blanco.
—¿Nos vamos a acampar o qué?
De camino al lugar a donde vamos a acampar le pregunto a papá como se conocieron ella y mamá.
—En la universidad. Me enamoré de ella en el primer instante en que la vi.
—¿Y ella también de ti? —inquiere Katie.
—No al principio. Ella estaba saliendo con alguien más, luego terminó con él y pasó un tiempo hasta que me hizo caso—se calla de repente y se queda pensativo—. Supongo que estamos como estamos por comenzar mal.
—¿Cómo comenzar mal? ¿Eso qué quiere decir? —pregunto.
—Nada. No importa—sonríe—. Ella y yo no estamos más juntos, pero nos queremos y los tenemos a ustedes. Es todo lo que importa.
—¿Y tú quieres estar con ella de nuevo? —pregunto una vez más.