Némesis

CAPÍTULO 7

Lena paseaba de un lado para otro mientras Cris observaba sus pasos con cara de desesperación.

—Lena, para. Me estás dando dolor de cabeza. Por dios, pareces un animal enjaulado.

—¿Que pare? Llevo cuatro días encerrada en este cuarto. Necesito salir ya. Estoy bien, pero el tarugo de Turs se empeña en tenerme aquí hasta que su hermano decida quitarme de una vez esos malditos puntos. ¿Cómo estarías tú?

—¿Por qué te empeñas en ver la parte negativa de las cosas? A mí me parece que Turs se ha vuelto muy protector contigo desde el accidente, y bajo mi punto de vista es un cambio muy positivo. Incluso ahora podemos vernos. Yo lo veo muy romántico.

—¿Romántico?¿es así como lo ves? ¡Joder, Cris! ¿Estás fumada? Que un tío te tenga encerrada, ahora resulta que es romántico. Cris, deberías empezar a mirarte el cerebro, porque hay algo en tu cabeza que no funciona bien.

—Si tú lo dices…

Lena se sentó junto a Cris con movimientos bruscos, demostrando así lo alterada que estaba.

—Escucha, Cris, lo único bueno de esta situación es que favorece nuestro plan de fuga. Ahora sabemos que aquí los superelfos son rápidos y tiene un oído y vista fuera de lo común, y además de la fuerza, pueden utilizar la magia e influir en la naturaleza.

—No todos. Solo algunos tienen poderes mágicos.

—Bien, solo algunos, y Kher los tiene.

—Bueno… eso es más o menos lo que me ha contado.

—¡Cris! Necesito que seas sincera conmigo. Sé que estás muy encariñada con Kher y lo entiendo…

Cris hizo el amago de interrumpirla, pero Lena le hizo un gesto con la mano.

—Deja que acabe por favor. Lo que quiero decir es que no te voy a juzgar si no vienes conmigo, de verdad. Veo tus sentimientos hacia Kher y me alegro, en serio. Si quieres quedarte aquí no te juzgaré, pero éste no es mi mundo. Necesito volver a casa, no encajo aquí, y si no vienes conmigo, no me enfadaré. Además, solo hay que veros cuando estáis juntos: no sois conscientes de la gente que hay a vuestro alrededor y eso es algo único y difícil de encontrar. No voy a dejar que renuncies a la felicidad porque yo no sienta la necesidad de estar aquí.

—Pero Lena, yo…

—No, Cris —dijo Lena, con emoción mientras cogía las manos de su amiga—. Ahora dime, y sé sincera: ¿estás enamorada de Kher?

Cris soltó un profundo suspiro.

—Sí, Lena. No sé cómo ha sido, pero siento que es mi otra mitad. Cuando estoy con él estoy completa, y eso no quiere decir que no te vaya a ayudar porque lo voy a hacer. Ya sabes que abrir el portal no va a ser fácil. Solo unos pocos pueden hacerlo, y esos son los que tienen sangre real, y entre ellos solo al primogénito se le otorga ese don. Si este muere, el don pasa a su hijo, o si no tuviera, pasaría a su familiar más directo, o eso al menos fue lo que me contó Kher. Para abrirlo necesitarás sangre de Turs y has de saber las palabras concretas, lo cual resulta imposible. Kher también me contó que hay dos portales más; uno en la Ciudad de la Luz y el otro en El bosque verde, pero desconozco dónde están situados. Respecto a tu padre, siento decirlo, no he averiguado nada. Tienes el mapa del palacio y cómo salir de aquí, la comida y demás enseres están a  buen recaudo esperando tu recuperación. Así que mi pregunta es, ¿cómo vas a volver a nuestro mundo si no podemos abrir el portal?

—No lo sé. Ahora mismo me he quedado sin ideas, pero lo que sí sé es que no quiero quedarme aquí, y menos como la esclava de Turs, ni la compañera de nadie. Quiero mi libertad.

—Dame más tiempo. Tal vez haya otra manera… Investigaré todo lo que pueda. Estos elfos tienen una gran biblioteca y creo que puede haber otra manera de abrir la puerta, pero estas cosas necesitan tiempo y lo sabes. Nuestro trabajo está relacionado con la investigación y nunca hemos encontrado la respuesta a la primera. Solo te pido un poco de paciencia y que aproveches al oportunidad que se te ha presentado, pues Turs ha cambiado su actitud con respecto a ti. Hace unos días eras una esclava y ahora te trata como a una invitada. Por algún motivo que desconozco ese tío ha cambiado. Es tu amo, pero créeme, no te trata como tal. Cuando consiga la información yo misma te ayudaré a escapar, te lo prometo, pero por favor, ten paciencia.

—De acuerdo —respondió Lena con frustración.

La cara de Cris se iluminó.

—Gracias —dijo Cris, dándole un abrazo a su amiga—. Tengo que irme, es casi la hora de cenar y Kher me estará esperando. Nos vemos.

Cris le dio un sonoro beso y salió corriendo con una amplia sonrisa. Lena se quedó mirando el vano de la puerta por donde Cris había salido y pensó en todo lo que habían hablado. Cris tenía razón, pero ella no se atrevía a confesar que la necesidad imperiosa por la que tenía que escapar estaba más relacionada con Turs y los extraños sueños eróticos que últimamente la atenazaban por las noches. Todas las noches se despertaba sobresaltada y asustada por lo que Turs le hacía sentir en esos sueños. Quería huir de allí, lo más lejos posible. Turs, con su trato amable y su actitud hacia ella, estaba rompiendo sus barreras, haciéndole sentir y desear cosas de las que quería huír. Cada vez tenía más miedo. Era como jugar con fuego sabiendo que en cualquier momento te ibas a quemar. Esa emoción le agobiaba. Presentía que como no se fuera pronto acabaría quemándose y eso le daba verdadero terror. No quería depender de nadie ni pertenecer a nadie, de ese modo nadie la abandonaría.



#5529 en Novela romántica
#1464 en Fantasía

En el texto hay: elfos, new adult, magia

Editado: 30.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.