El zumbido de la red caía sobre ellos como una presión constante, y AK podía sentir la tensión en el aire, como si cada respiración fuera más difícil de tomar. El virus estaba funcionando, pero aún quedaban demasiados cabos sueltos. Mientras el Director intentaba mantener el control, algo dentro de la red parecía estar reaccionando de una manera extraña, como si la propia ciudad estuviera respondiendo al ataque.
Seraphine mantuvo su mirada fija en las pantallas que fluctuaban entre la distorsión y el caos. "No es suficiente", dijo, su voz firme. "Necesitamos llegar al núcleo de UmbraTech, al servidor central. Ahí es donde todo se conecta. Sin él, el sistema entero caerá."
AK asintió, ya sabiendo lo que debía hacer. La misión era clara: tenían que ir al corazón de UmbraTech y destruir su núcleo, el lugar donde la red de control se originaba. Pero llegar hasta allí no sería fácil. Sabían que el Director no permitiría que lo hicieran sin enfrentarse a lo peor que UmbraTech tenía para ofrecer.
"Te acompañaré", dijo Nova, sus ojos ardiendo con determinación. "No podemos dejar que esto termine aquí."
"Entonces, movámonos rápido", dijo Seraphine, desactivando los últimos sistemas de seguridad con un gesto. "Este lugar ya no nos pertenece. La cuenta atrás ha comenzado."
El sonido de las alarmas retumbaba a lo lejos, pero no había vuelta atrás. AK y su equipo se movieron con rapidez por los pasillos de la instalación, cada paso resonando en las paredes metálicas. La ciudad, a través de la red, parecía estar observándolos, como si todo el sistema estuviera pendiente de lo que hicieran a continuación.
"¿Cómo planeas llegar hasta el núcleo?", preguntó Nova mientras se mantenía a su lado. "Las capas de seguridad son impenetrables."
"Conozco la ruta", respondió AK, su voz baja. "No es solo tecnología. Es la ubicación de la verdadera red central, donde los sistemas de control se conectan directamente con la infraestructura de la ciudad. He pasado por allí antes, pero nunca de esta manera. Ahora tenemos una ventaja, el virus que Seraphine introdujo nos dará acceso, pero no tendremos mucho tiempo antes de que se dé cuenta de lo que hemos hecho."
Seraphine miró por encima de su hombro. "El Director no será tan fácil de vencer. Pero no importa cuánto intente controlarlo, hay algo que no puede anticipar. Y eso somos nosotros."
La sala en la que entraron estaba rodeada de pantallas brillantes que mostraban el rostro del Director, ahora distorsionado por la ira. "No pueden escapar, AK", resonó su voz a través de los altavoces. "El mundo que están tratando de destruir es irremplazable. Y ustedes... no son más que insectos ante lo que hemos construido."
"Tal vez los insectos sean los que más lo entienden", dijo AK con una sonrisa mordaz. "Porque los insectos siempre encuentran una forma de sobrevivir."
Seraphine se adelantó y presionó un botón en la pared. La puerta del servidor se abrió lentamente, y una corriente de aire frío los envolvió. Lo que vieron dentro era lo que más temían: una vasta sala llena de servidores, cables, luces y una estructura central de cristal que parecía latir con vida propia, como si la red misma fuera un organismo.
El corazón de UmbraTech.
"Esto es lo que controla todo", dijo AK, su voz llena de reverencia y miedo. "Aquí es donde nacen las decisiones que guían la ciudad. Y aquí es donde todo debe terminar."
De repente, una voz fría y calculadora irrumpió en la sala. "¿Pensaron que podían destruirlo todo tan fácilmente?"
El Director apareció en la pantalla central, su rostro imperturbable. "Están muy equivocados. No tienen idea de lo que están a punto de liberar."
"Lo que estamos liberando es la verdad", replicó AK, avanzando con cautela. "Y no vas a detenernos."
Seraphine y Nova tomaron posiciones a su lado, preparándose para lo que viniera. La red de UmbraTech no solo estaba controlando la ciudad; estaba controlando a las personas, sus pensamientos, sus emociones, y la clave para liberarlos estaba allí, en ese servidor.
La pantalla parpadeó un momento y luego se apagó. Un sonido bajo comenzó a llenar la sala, como el rugido de una bestia que despertaba. Las luces del servidor central comenzaron a parpadear con intensidad, y un resplandor cegador emergió del cristal que rodeaba el núcleo de la red.
"¿Qué has hecho?" preguntó Seraphine, mirando a AK con una expresión de sorpresa.
"Despierta", dijo AK, con una mirada decidida. "El Director no puede controlar lo que no entiende. Lo que sea que esté guardado aquí... es lo que nos dará el poder para destruir todo lo que han construido."
Las luces comenzaron a brillar más fuerte, y la red pareció cobrar vida de una forma inexplicable. Los cables se estiraron y se retorcieron como serpientes, pero antes de que pudieran reaccionar, algo más ocurrió. Un enjambre de datos comenzó a proyectarse a través de las pantallas flotantes, formando un mapa de la ciudad que se desplegó ante ellos.
"Este es el código fuente de la ciudad", dijo AK, observando el mapa digital. "Cada calle, cada edificio, cada movimiento que hace la población. Todo está aquí."
Seraphine y Nova se acercaron, y la pantalla comenzó a mostrar imágenes de personas bajo control, de seres humanos conectados a la red de UmbraTech. AK sintió una oleada de repulsión al ver lo que el Director había hecho, lo que habían permitido.
"Este es el futuro de la humanidad según UmbraTech", dijo el Director a través de la pantalla, su voz llena de odio. "Este es el precio que pagarán por intentar liberarse."
AK apretó los dientes. "Este futuro está por terminar."
Con una rápida serie de movimientos, activó el protocolo de desactivación que había estado oculto en el sistema. Las pantallas comenzaron a parpadear más rápido, y el núcleo central comenzó a hacer un sonido agudo, como si estuviera a punto de colapsar.
"¡No!" gritó el Director, pero era demasiado tarde. El virus había comenzado a hacer su trabajo. La ciudad entera comenzó a estremecerse mientras los servidores colapsaban y la red se apagaba. Las luces se apagaron, y un silencio absoluto llenó la sala.
Editado: 24.01.2025