Capítulo 9: El Despertar de la Red

El sonido de los sistemas de UmbraTech desmoronándose retumbaba en los pasillos de la instalación, mientras AK, Seraphine y Nova se mantenían en alerta, mirando las pantallas parpadeantes. La sala de servidores se estaba desmoronando, pero su trabajo aún no estaba hecho. Aunque el núcleo central de UmbraTech había sido destruido, las ramificaciones de su caída serían profundas. La ciudad de Neon estaba al borde del colapso, y con ello, sus habitantes, los mismos que habían vivido bajo la sombra de UmbraTech, ahora se enfrentarían a un nuevo y caótico futuro.

"Tenemos que salir de aquí antes de que el sistema caiga completamente", dijo Seraphine, su voz cargada de tensión. El mapa de la ciudad parpadeaba en las pantallas, y a medida que la red central se apagaba, las comunicaciones comenzaban a caerse, bloqueando las últimas rutas de escape.

AK asintió, observando cómo las conexiones de la ciudad se iban perdiendo una tras otra. "No podemos quedarnos aquí mucho más tiempo. La ciudad está a punto de entrar en un caos total. La desconexión de la red va a crear una brecha enorme, y no sabemos quién más tiene acceso a ella."

"Entonces, debemos estar listos para lo peor", dijo Nova, tomando su arma con firmeza, sus ojos brillando con una mezcla de incertidumbre y determinación. "La caída de UmbraTech será nuestro único momento de ventaja. Si no lo aprovechamos, nos quedaremos atrapados."

Un rugido resonó en el pasillo, y el sonido de las compuertas de seguridad cerrándose a su alrededor aumentó la presión. La salida estaba bloqueada. Las alarmas empezaron a sonar de nuevo, pero esta vez no era el mismo tipo de alarma de antes. Era algo más urgente, más peligroso.

"Nos están cerrando el cerco", dijo Seraphine, frunciendo el ceño. "Ya han comenzado a activar los protocolos de emergencia. Nos están buscando."

AK sintió un peso en su pecho al escuchar las palabras de Seraphine. Sabía que no podían quedarse allí. Sin embargo, también sabía que la destrucción de la red solo era el primer paso de una batalla mucho más grande. Ahora era el momento de decidir qué hacer con el poder que habían desatado.

"¡Vamos!", gritó AK, señalando hacia la salida del servidor. "Hemos destrozado el núcleo. Ahora hay que asegurar que el virus se propague por todo el sistema y que nadie pueda restaurarlo. La red tiene que caer por completo."

La tensión aumentaba con cada paso que daban. El edificio de UmbraTech, que hasta hacía poco parecía un bastión impenetrable, ahora estaba derrumbándose, y con ello, toda la infraestructura sobre la que la ciudad de Neon había dependido. Los sistemas de seguridad comenzaron a fallar, y las luces parpadeaban, iluminando brevemente los rostros tensos de los tres compañeros.

De repente, un sonido eléctrico comenzó a sonar a través de los pasillos. La intermitencia de las luces se volvía más intensa. Seraphine se detuvo, observando una pantalla que se encendió a su izquierda. En ella, el rostro del Director volvió a aparecer, ahora visiblemente distorsionado, casi desquiciado.

"No importa lo que hagan", dijo el Director, su voz ronca. "La red de UmbraTech es más grande que cualquier virus, más poderosa que cualquier intento de sabotaje. Yo soy la última línea de defensa. Y ahora, la ciudad paga el precio por su traición."

AK se acercó a la pantalla, sus ojos fijos en el rostro del Director. "La traición es tuya, no la de nosotros. Tú nos mentiste, nos controlaste, y ahora el sistema se está desmoronando. No hay vuelta atrás."

La pantalla se apagó de golpe. Un segundo después, el edificio comenzó a temblar, y las compuertas se abrieron por completo, revelando soldados de élite de UmbraTech que irrumpieron en el pasillo, armados hasta los dientes.

"¡No lo permitiré!", gritó un soldado, apuntando su arma a AK. Pero antes de que pudiera disparar, un destello de luz lo cegó momentáneamente, y Seraphine apareció, lanzando un dispositivo de EMP que desactivó los sistemas de las armas y dejó a los soldados inmóviles.

"Es hora de que aprendan a pelear sin tecnología", dijo Seraphine, con una sonrisa feroz.

Los soldados intentaron reagruparse, pero AK y su equipo ya estaban en movimiento. Los pasillos estaban llenos de obstáculos, pero su experiencia los había convertido en sombras que se movían rápidamente, eludiendo las patrullas, utilizando la estructura del edificio a su favor.

El caos fuera de la instalación era aún mayor. La ciudad se encontraba en plena transformación. Las luces de los rascacielos parpadeaban mientras los ciudadanos comenzaban a despertar del control de la red. Las calles estaban llenas de vehículos detenidos, robots de patrullaje desactivados y drones estrellándose al perder la conexión. Era el colapso total, pero también el comienzo de una nueva era.

"¡Tenemos que llegar a la estación de control central!", gritó Nova, señalando un punto en el horizonte donde una torre de comunicaciones se alzaba. "Esa es la única forma de asegurarnos de que el sistema no se reactive."

"Si no llegamos allí pronto, perderemos el control de todo lo que hemos ganado", dijo Seraphine, acelerando el paso. "La ciudad es nuestra, pero solo si conseguimos que la señal de la red quede permanentemente destruida."

Las calles de Neon parecían un campo de batalla. AK, Seraphine y Nova corrían, atravesando las sombras de los edificios derrumbados y los vehículos abandonados. La ciudad, una vez brillante y llena de control, ahora era un caos frenético de libertad recién descubierta.

De repente, el sonido de un helicóptero retumbó por el aire. AK miró hacia arriba y vio la figura del Director, que aparecía en un gigantesco dron blindado. Él no se había rendido. El Director estaba dispuesto a hacer todo lo posible para restablecer el control, incluso si eso significaba destruir a todos los que se habían atrevido a desafiarlo.

"Este no será tu final, AK", dijo la voz del Director a través del sistema de comunicaciones del dron. "No puedes ganar. No en esta ciudad."